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lunes, 19 de diciembre de 2016

Con el ánimo en alto, Luna creó el armazón de una figura calavérica gigante, no como cuando estuvo controlada, sino una de mitad del cuerpo superior, pero suficientemente resistente para cargarme encima de esa cosa y utilizar mi poder supremo como Sapa Inca, ¡el poder de los colores! Creé una limitada cantidad de hachas, espadas, lanzas y armas de gran calibre de diferentes colores, para luego ir con todo hacia su famosillo discursillo.



Con suma velocidad, volamos en pedazos el muro que estaba con el cartel que iba a derrumbarse, y en pleno Paseo de los Descalzos se llevaría el choque final entre esa lunática gritona y nuestro poder combinado, con toda la sangre en nuestros corazones, fuimos directo hacia nuestra enemiga, quien no paraba de decir esclavos que, por ese entonces, tenía controlado a los trabajadores, y algunos vecinos en nuestro camino, maldita sea, inocentes esclavos luchando contra nuestro combo.

  • -       ¡CARLOS! ¡No puedo permitir que más inocentes salgan heridos o muertes en esta guerra! ¡Detendré mi ataque!
  • -       ¡No Luna! ¡Si o hacemos nuestro ataque final realmente se volverá el final para nosotros! ¡Déjamelos a mí!

Salí disparado de la gran figura gris, y sin desaparecer las armas de colores, me encargué de todos ellos con mi capoeira que aprendí en Trujillo mientras estaba con Gabriela, no era tan buenazo ni nada, pero podía derrumbar a esos esclavos muy fácilmente, al estar controlados por las palabras, no sabían otra cosa que solo atraparme, muy fáciles de derribar, pero el discurso ya estaba acabando, y ya había oído la palabra “la peor de las muertes” cerrando sus palabras en ese estúpido discurso.

Rápidamente volví al cuerpo, pero Luna al verme ya cansado por el uso excesivo de ese poder raro que ella esperaba despertar algún día, me imploró utilizar otro arriesgado plan, usando lo que quedaban de mis armas coloridas me agarró con ese brazo gigante, cubriéndome por completo de esa masa gris, ahora podía sentir como una especie de… alivio, y ver que mí, mi energía para mantener estos poderes estaba aumentado… ¿Qué era esto? Bueno daba igual, Luna me comentó desde el centro de esa cosa; pues al hablar se podía oír por todo el resto de ese cuerpo; su plan.

Esos mocosos, ¿Creen que se puede derrotar a alguien tan digna como yo? He pasado por muchas cosas desde que ingresé a la policía, desde que mi padre me abandono, y solo fui criada por las mujeres de mi familia materna, siempre quise destacar por mi reputación, por el legado de ser luchadora ante todo, participe de protestas, de marchas estudiantiles, supe que era vivir en desgracias y muertes ajenas, aunque no pude presenciar la vida en la época terrorista, nosotros no somos iguales a esas lacras, nosotros no luchamos por derrocar al gobierno, luchamos para darles a nuestros compatriotas la visión del futuro, la visión de ser un país superior a los Estados Unidos.

Ese maldito Carlos, esas ganas de reírse y vacilarse de todo a pesar de que sea lastimado… eso me enamora, jamás había sentido tales sentimientos hacia alguien tan perfecto como él, si ambos no unimos en conseguir mi objetivo, nada nos detendrá, nada nos impedirá… ¿Ves eso padre? ¿Ves ahora la clase de persona que soy? Yup, ¡Soy una teniente legionaria!

El choque entre un fantasma gigante visible que tomaba en su mano derecha a un joven con el poder de impactar varias armas a la vez, contra el discurso que prometía asesinar a cualquiera en su camino, con esas palabras que todo significado denotaban, demasiado peligroso para ambos equipos, pero ya no se podían detener, era el fin de esos caminos.

Se aproximaron con suma velocidad, ambos ataques impactaron en mitad de la Alameda de los Descalzos, una maravilla de arte perenne en una ciudad de tanto caos, ahora era escenario de la batalla, del choque entre ambos equipos, una lucha por sobrevivir, por vivir y defender el ideal de vida que tanto anhela los Soulos, como los legionarios. El impacto fue tremendo, pues destruyo todas las estatuas que adornaban el paseo, las 12 estatuas del calendario romano fueron hechas trizas, conjuntamente con el piso de piedra formada y el gran arco que sufrió resquebrajaras, apenas pudo sostenerse por ese impacto de ataques… aunque no todos estaban de acuerdo con esa batalla, en especial, un hombre llamado Luciano.

  • -       Ellos… ellos han… ¡Despertado! ¿Qué? ¿Qué ha sucedido? – se levantó de la cama donde se encontraba, en una especie de hospital, usando bata blanca y sin nada de ropa interior – ese golpe… lo recuerdo, Ariano… - volteó a ver a su espada, la espada heredada maliciosamente por Miguel Grau – mi querida espada… todavía tenemos trabajo que hacer

Vio una casaca negra con franjas blancas a los costados, se lo coloco encima de la bata, busco calzoncillos, pero no pudo encontrar nada parecido alrededor, optó por solo ponerse un pequeño trozo de toalla que encontró en el suelo. No puedo recordar que sucedió, lo último que rondaba por mi mente era el enfrentamiento contra Jerouu, Jerouu… ¡Ese malnacido que me hirió! Ahora… debo devolverle el favor.

No recordaba bien que poder tenía ese miserable hijo de puta, solo que mi deseo de matarlo por ser una mentira viviente seguía latiendo, aniquilar a todos los sicarios del mundo y terminar de una puta vez con este círculo de maldad, siempre fue mi meta… estos poderes raros que poseo, esta espada que me llamaba para poseerla, dudo mucho que fuese creada exclusivamente para ese héroe farsante; Jerouu… si realmente poseía un poder oculto en su interior, yo quería saberlo y destruirlo.

Intenté levantarme por mi cuenta, pero todavía estaba adolorido, no, debía seguir mi camino, ahora mi mente estaba clara, el benefactor de los legionarios no es ese tal Daniel, sino… un ser grotesco y tan perverso como lo es el diablo, un ser de grandes dimensiones de corrupción, capaz de vender hasta a su madre por obtener todo lo que le gustaba. Con el muerto, los legionarios caerían, aunque estuviesen en el poder, pues, él era la cabeza invisible de esa organización.

Liquide a algunos policías que custodiaban mi habitación en el hospital, los apuñalé con odio, con ira, a uno incluso le clave una aguja en el ojo, viendo como retorcía gritando el nombre de ese hijo de puta que contaminaba el mundo con su falsa esperanza; a otro supuesto agente del orden lo decapité con mi espada, probando una vez más su filo, tantas décadas y seguía intacto, ¿Qué era esta espada?

No importaba, los doctores y enfermeras que se encontraban cuidando de los enfermos se alejaban de mi autentica sed de sangre, escuché una canción insoportable, levante el brazo para voltearme, pero al hacerlo, lance como una especie de espina morada hacia esa radio, que fue destruida en segundos; vi mi mano, las venas y esas líneas que marcaban mi mano estaban ensangrentadas, perfecto… una herramienta perfecta para clavarle los ojos a ese Jerouu.

No pensaba en otra cosa, salvo en una, la vida de mi pequeña Maribel, quien habría…
  • -       ¡Muere monstruo de mierda! – una bala impactó en mi cuerpo, una bala de escopeta
  • -       ¡Todos salgan del hospital ahora! – decía un policía uniformado con un traje a prueba de balas, los famosos “robocops” - ¡Muérete de una puta vez!

Por alguna extraña razón, esa bala no impactó en mi pecho, más bien rebotó y asesino a otro enfermo del hospital, como si hubiese sido rebotada por un escudo invisible impregnado en mi cuerpo, maravilloso, con una sonrisa suficientemente odiosa me acerqué a los policías con mi espada, cortándoles los cuellos y golpeándolos en la espalda, mi velocidad aumentó considerablemente, junto con mi fuerza… ¿Acaso es porque estuve al borde de la muerte? ¿Esto es un puto juego? Si era necesario estar al borde del abismo para obtener poder, no me arriesgaría, primero me mataría a la mayor cantidad de oponentes, y luego, me los llevaría conmigo al averno.

Escuché de lejos sirenas de policías, e incluso algunos helicópteros rodeando el hospital general del trabajador, o como era llamado ahora, Rebagliategui, todos estaban resguardando el perímetro de este funesto hospital, mientras las personas corrían aterradas de ver tan sangriento espectáculo, verme y huir, típico de alguien que busca justicia con sus propias manos; estaba seguro que ese tipo estaba allí, la cabeza invisible de la legión.

  • -       ¡SE QUE PUEDES ESCUCHARME VLADIMIRO MONTESINOS, VEN POR MI! ¡VOY A CORTARTE LA CABEZA PELADA QUE TIENES!
  • -       Señor… ¿Qué respondemos? – dijo un policía atemorizado
  • -       No digas nada, y prepárense para atacar a este imbécil, realmente nos causará problemas si sabe quién realmente controla al Perú – dijo el antiguo asesor presidencial de Alberto Fujimori, el siniestro Vladimiro Montesinos


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Soulos y Legionarios

Soulos

Los Soulos Son quienes descienden de los antiguos incas, usan sus poderes especiales que han logrado despertar para apoyar a los demá...

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