Compártenos en:

lunes, 12 de diciembre de 2016

Una chica vestida de negro, con una chaqueta verde color militar y unas botas negras que combinaban con sus lentes oscuros aparecía en mitad de la noche, encima de una estatua que parecía anunciar tiempos mejores, pues el ángel con forma de niño no parecía temer, su sonrisa lo reflejaba todo.


  • -       Soy Luna Norabuena – hablo la miembro de los Soulos con firmeza
  • -       ¿Y a mí qué? – respondió fríamente la teniente – por si no lo sabes, en este momento tenemos una reunión de amantes
  • -       ¿Eh? ¡Nada de cierto tiene eso! – gritó furioso Carlos
  • -       Ya con el tiempo aprenderás a amarme, o te obligaré a hacerlo
  • -       No está bien controlar a las personas con chantajes, ni obligarlas a hacer algo que no quieren
  • -       Haha es curioso que lo digas, pues a ti te controlaron
  • -       Cosa que estuvo mal, y deseo con todas mis ganas hacerlo pagar a quien lo hizo, pero no soy alguien de rencores, solo soy una chica que le gusta comer vegetales y adora a los gatos. Sin embargo, creo reconocer tu voz melodiosa, y al verte en esta situación, pues… solo me hace sentir pena
  • -       ¿Pena? ¡Tú me das pena! Parece que ya te acuerdas, yo fui quien te utilizo, mi poder se basa en cambiar las palabras que digas, en controlar lo que hables, en silenciar si me da la regalada gana a quien quiera, y una vez que hice eso en aquel incendio, solo fue cuestión de chascar mis dedos y que volvieses a ser nuestra muñeca de trapo anoréxica. Agradece que el general no te haya matado al usarte…
  • -       Así que si fuiste quien me controló, vaya, realmente me agradan más los gatos ahora
  • -       Entonces, bajas a pelear ¿O qué? Ven anoréxica de mierda y pelea, quiero cortarte esos lindos ojos que tienes y dárselos a mi líder
  • -       … siempre imaginé que las personas tendrían un alma bondadosa en el interior, pero he conocido personas que siempre han terminado suicidándose por dentro, personas que no supieron valorarse y acabaron cediendo ante sus impulsos con agonía y dolor, yo fui una de ellos por mucho tiempo, pero… cuando Carlos me grito al despertarme y quitarme esas dudas… realmente creí encontrar mi verdadero potencial, junto a Jerouu quien me ayudó y rescató del peligro antes, ellos son personas con potencialidades muy bondadosas… y si alguno de ellos se encuentra en peligro, nunca dudaré en acudir a su ayuda, pues debo devolverles el favor – hizo aparecer un brazo gigante fantasmagórico, saltó hacia su contrincante, y utilizo su brazo para golpear el piso, donde se encontraba la teniente

Una nueva batalla empezaba, dos chicas menores de cuarenta años disputaban por salvar sus vidas, Luna atacó con su brazo gigante como si fuese una espada, tratando de cortarla en su camino, pero la teniente utilizaba las palabras “evitar” “ataques” para contrarrestar todos los ataques de la chica del fantasma, realmente ya estaba desesperando no poder atacarla.

Luego mencionó dos palabras muy temidas en cualquier combate “muerte” y “total”, al hacerlo, utilizó sus pistolas con mayor precisión, siempre impactando en los brazos de Luna, movimiento que la obligó a hacer aparecer otro brazo gigante gris para cubrirla de la lluvia de balas, mientras la teniente no suficiente con sus armas, sacó una metralleta guardada bajo una banca del pequeño parque para disparar a quemarropa, Carlos no podía hacer nada, se lamentaba no poder hacer algo.

Evitó las balas formando una especie de medio cuerpo sin cabeza para cubrirse de su enemiga, pero le estaba ganando la batalla, si utilizaba su poder, el segundo nivel, tendría que decir las palabras para acceder, pues todavía no podía controlarlo con la mente, era muy peligroso hacerlo, solo podía defenderse de cada bala que buscaba perforarle el pecho o la cabeza. La teniente corría de un lado a otro, en forma de serpiente para disparar por todos lados, observando un punto descubierto de la aparente armadura impenetrable de Luna, hasta que lo encontró.

Un disparo de su ametralladora impactó en la pierna izquierda de Luna, cayendo de rodillas al piso, pero sin dejar de usar todo su poder, ¿Qué le estaba sucediendo? ¿Era todo lo que podía hacer? ¿Era tan débil que siempre necesitaba de otros para avanzar? ¿Por eso siempre la controlaron? No… ¡No debía pasar eso! Se levantó con la herida que no pretendía dejar de sangrar, y atacó a su enemiga, volando en pedazos varias bancas de madera y estatuas al alrededor, ya era un campo de batalla, donde Luna no iba a perder por las huevas.

Carlos intentaba zafarse de las sogas que lo ataban para pelear, pero sabía que, al hacerlo, no tendría muchas oportunidades contra una enemiga que puede controlar las palabras, si decía los nombres de los colores, estaría muerto. No sabía qué hacer, pero algo tenía que hacer, ver a Luna luchar le daba coraje, no soportaba la idea de que alguien se dijese a si mismo débil y perdiese frente a sus ojos, no… no quería eso.

La teniente antes asestar el golpe definitivo con otra ráfaga de balas a Luna, decidió utilizar su celular para hacer una llamada, se quitó la ametralladora para alejarse del campo de batalla, y anunciar que en unos segundos, dos aviones de guerra lanzarían misiles al orfanatorio, acabando con toda vida en todo el recinto, Luna no podía creer lo que escuchaba y trataba de atacarla herida sin importar que no pudiese hacer algo más, Carlos se quitó las sogas mientras oía de lejos como los aviones ya estaban cerca, ¡No era posible morir de esa forma! ¿Qué debería de hacer? ¡No!

La teniente sufrió un corte en la espalda que la hizo caer al suelo desde una altura de casi 3 metros, impactando con agonías de dolor anunciadas por su esbelta boca, observando a quien le hizo ese corte, quedándose sorprendida por ver a un pequeño niño con un cuchillo en su mano derecha ensangrentado ordenando que detuviese el ataque.

  • -       ¡Alto allí loca! ¡Diga a sus aviones que se retiren o ahora misma Luna la matará! ¡Aunque yo prefiero que lo haga de una vez! – era Magnánimo vestido con su uniforme de Universitario
  • -       ¿Quién mierda eres? ¡Cómo te atreves a lastimarme!
  • -       Anuncia de una vez que se alejen o ese puño gigante encima de ti te aplastará muy feamente
  • -       Carajo… - miró hacia arriba, y efectivamente, un puño fantasmal con pequeños detalles de huesos se alzaba sobre ella, con la intención de aplastarla sin dudar
  • -       Ahora avisa – dijo seriamente Luna
  • -       Hahaha me atraparon, la llamada era falsa, en realidad esos aviones solo iban a otra dirección, y olvidaron un detalle importante…
  • -       ¿Qué detalle?
  • -       Puedo controlar lo que digan… y lo que hayan dicho antes
  • -       ¡Y eso que! – dijo Carlos
  • -       Que acabas de activar tu poder y dijiste… Rojo Cortante ¿No?
  • -       Oh… ¡No! ¡Mierda! ¡Magnánimo corre!

El pecho del pequeño joven tan entusiasta y que sacaba de quicio a quien lo conociese, fue atravesado por una gran lanza color rojo, causando una gran abertura en su pecho que derramó bastante sangre, sangre tan limpia junto con algunos órganos desprendiéndose de su estómago, un corte penetrante e injusto para alguien que quiso ayudar. La abertura en su pecho atravesado por la lanza lo sacó fuera de combate, no sin antes vomitar sangre de su boca y derramar lágrimas al sentir semejante dolor.

La teniente huyó de su posible muerte por ese puño, para disparar contra Luna, quien evitó los disparos, pero fue impactada por una patada que la envió a empotrarse contra un muro, desapareciendo la figura fantasmal totalmente que recubría su bello cuerpo delgado. Carlos solo quedaba para hacerle frente, ambos usando sus máximos poderes, pero antes de voltear a ver a su contrincante, la teniente disparó directo a su cabeza…
  • -       ¡Pum! ¡Otro muerto para contar! – hablaba un hombre postrado en la cima del cerro San Cristóbal, usando un traje militar, cubriendo su cabeza con un caso de motociclista y vistiendo una capucha con franjas de calavera que recubrían su peinado, nunca dejaba de peinarse luego de disparar
  • -       Señor… ya llegaron los Soulos…
  • -       ¡Perfecto! Y Justo estoy viendo a una montando… ¡¿Una moto de la putamadre!? ¡¿Por qué mierda no tengo una!? ¡Muere! – un disparó a una distancia de 500 metros impactó en la moto que conducía Kim, derrumbándola y dejándole a merced de un sediento de sangre
  • Lo lamento cariño, pero mi amada pide algo de sangre – apuntando a la cabeza de Kim ¿Su muerte?

0 comentarios:

Publicar un comentario

Soulos y Legionarios

Soulos

Los Soulos Son quienes descienden de los antiguos incas, usan sus poderes especiales que han logrado despertar para apoyar a los demá...

Siguenos

Formulario de contacto

Datos personales

Jorge Luis Carranza Gosalvez. Con la tecnología de Blogger.

Comercial Cielo de Almas

Los Capítulos de la Semana

Revisa el historial