Es el final de nuestros días, cuando ellos
inician
Debo
partir inmediatamente, he perdido paciencia con estos dos meses de asesinar,
torturar o buscar la verdad sobre mi querida esposa. Mañana partiré a la
capital, a la Lima de mis pesadillas, donde ella provenía. Tal vez me dirija
primero a su antiguo hogar, nunca pude conocer a sus padres, no porque ella le
daba vergüenza, sino, porque fue ignorada cuando nació, dejada bajo la tutela
de unos empresarios, que quedaba, por el Rímac.
Mi
segunda preocupación, mejor dicho, reto, es encontrar a esos justicieros que se
hacen los “buenos” ante los ojos de las estúpidas masas que se maravillan con
cualquier cosa, por eso es que estamos como estamos.
Después
de encontrarlos, quizás, los mate, o los ponga a prueba, para ver qué tan
fuertes son. Preparo mi pequeño equipaje, solo guardo dos polos, medias,
calzoncillos y unos libros para el viaje, claro, la billetera lo llevo en la
parte de atrás de mi pantalón. Maribel… no sé qué habrá sido de ella, es
probable que volviese a la casa de sus “padres”, o se dedicó a la delincuencia,
no, eso no lo creo, la conozco tan bien, y la enseñe como ser una mejor persona
que yo, que es incapaz de cometer tal barbaridad.
El
ómnibus partirá dentro de 10 horas, 10 malditas horas que tengo que esperar
para salir de este agujero… Chiclayo es un buen lugar, ahora, para descansar,
pero, hay algo dentro de mí que aun desea buscar algo más, no sé qué, pero mi
corazón, desea venganza y dolor contra los hijos de puta que utilizaron a mi
esposa como cualquier cosa.
Espero
leyendo un estúpido periódico del día, en la estación de ómnibus, “La
Venidera”, pienso que esperar las 5 horas que quedan en este lugar, me hará
pasar un rato en calma.
- - Buenas noches señor ¿También está esperando un ómnibus rumbo a Lima? ¿Verdad?
Un
tipo con bigote, y un saco marrón con una maleta en el piso me pregunto si iba
a Lima, sin ganas, no respondí nada y seguí descansando mis ojos, mas no
durmiendo.
- - Ah, ya veo señor, no lo molestare más, pero, tengo una última pregunta que hacerle
Me
jode con sus preguntas, no deseo crear un ambiente de conversación en este
momento, solo deseo descansar, lo miro a los ojos para callarlo, pero, en esos
ojos…
- - ¿Qué le gusta comer a Maribel?, es que, no sé a dónde llevarla a cenar esta noche antes de partir
Esa
pregunta me sacó de mis casillas, antes de sacar mis armas, me detuvo el
antebrazo, con una leve sonrisa detuvo mi ira ¿Cómo mierda conoce a Maribel? ¿Se
refiere a Maribel que conozco?, o, mierda.
- - Tranquilo Luciano, ella está bien, ahora está descansando, solo fue una pregunta para llamar tu atención. Y ahora que la tengo, debo decirte algo más. Debes ir de inmediato a la capital.
- - ¿Por qué? ¿Cómo mierda conoces a Maribel? ¿Acaso la tienes secuestrada? - mi ira se mostraba ante los pocos pasajeros que esperaban en el terminal
- - No, nada de eso, ellos te contarán después donde es que esta
- - ¿Ellos?
- - No importa, ahora lo que debes hacer, es que, yo no soy tu enemigo, quiero ayudarte, y descubrir la verdad de tu esposa
- - ¡¿Cómo carajo conoces a mi esposa?! - mi voz se elevó tanto que un guardia de seguridad se acercaba para fijarse que ocurría
- - Nos vemos en la capital, te daré mi tarjeta; mi ómnibus ya parte en minutos, nos volveremos a ver, Luciano…
El
tipo se alejó, le hizo una seña al guardia, y este volvió a su puesto.
Desapareció en cuestión de segundos junto con el ómnibus, quería perseguirlo,
pero, me detendrían y todo acabaría. Vi la tarjeta, y un curioso símbolo de
manos cruzadas levantadas en color blanco llamaba mi atención, voltee la
tarjeta, y un nombre me dejo aún más perplejo, no sé si era parte de un grupo
político, o un militar, pero esa tarjeta solo decía:
“Legión Cóndor” – Coronel de la brigada