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domingo, 31 de agosto de 2014





Es el final de nuestros días, cuando ellos inician

Debo partir inmediatamente, he perdido paciencia con estos dos meses de asesinar, torturar o buscar la verdad sobre mi querida esposa. Mañana partiré a la capital, a la Lima de mis pesadillas, donde ella provenía. Tal vez me dirija primero a su antiguo hogar, nunca pude conocer a sus padres, no porque ella le daba vergüenza, sino, porque fue ignorada cuando nació, dejada bajo la tutela de unos empresarios, que quedaba, por el Rímac.

Mi segunda preocupación, mejor dicho, reto, es encontrar a esos justicieros que se hacen los “buenos” ante los ojos de las estúpidas masas que se maravillan con cualquier cosa, por eso es que estamos como estamos.

Después de encontrarlos, quizás, los mate, o los ponga a prueba, para ver qué tan fuertes son. Preparo mi pequeño equipaje, solo guardo dos polos, medias, calzoncillos y unos libros para el viaje, claro, la billetera lo llevo en la parte de atrás de mi pantalón. Maribel… no sé qué habrá sido de ella, es probable que volviese a la casa de sus “padres”, o se dedicó a la delincuencia, no, eso no lo creo, la conozco tan bien, y la enseñe como ser una mejor persona que yo, que es incapaz de cometer tal barbaridad.

El ómnibus partirá dentro de 10 horas, 10 malditas horas que tengo que esperar para salir de este agujero… Chiclayo es un buen lugar, ahora, para descansar, pero, hay algo dentro de mí que aun desea buscar algo más, no sé qué, pero mi corazón, desea venganza y dolor contra los hijos de puta que utilizaron a mi esposa como cualquier cosa.

Espero leyendo un estúpido periódico del día, en la estación de ómnibus, “La Venidera”, pienso que esperar las 5 horas que quedan en este lugar, me hará pasar un rato en calma.
  • -       Buenas noches señor ¿También está esperando un ómnibus rumbo a Lima? ¿Verdad?

Un tipo con bigote, y un saco marrón con una maleta en el piso me pregunto si iba a Lima, sin ganas, no respondí nada y seguí descansando mis ojos, mas no durmiendo.
  • -       Ah, ya veo señor, no lo molestare más, pero, tengo una última pregunta que hacerle

Me jode con sus preguntas, no deseo crear un ambiente de conversación en este momento, solo deseo descansar, lo miro a los ojos para callarlo, pero, en esos ojos…
  • -       ¿Qué le gusta comer a Maribel?, es que, no sé a dónde llevarla a cenar esta noche antes de partir


Esa pregunta me sacó de mis casillas, antes de sacar mis armas, me detuvo el antebrazo, con una leve sonrisa detuvo mi ira ¿Cómo mierda conoce a Maribel? ¿Se refiere a Maribel que conozco?, o, mierda.
  • -       Tranquilo Luciano, ella está bien, ahora está descansando, solo fue una pregunta para llamar tu atención. Y ahora que la tengo, debo decirte algo más. Debes ir de inmediato a la capital.
  • -       ¿Por qué? ¿Cómo mierda conoces a Maribel? ¿Acaso la tienes secuestrada? - mi ira se mostraba ante los pocos pasajeros que esperaban en el terminal
  • -       No, nada de eso, ellos te contarán después donde es que esta
  • -       ¿Ellos?
  • -       No importa, ahora lo que debes hacer, es que, yo no soy tu enemigo, quiero ayudarte, y descubrir la verdad de tu esposa
  • -       ¡¿Cómo carajo conoces a mi esposa?! - mi voz se elevó tanto que un guardia de seguridad se acercaba para fijarse que ocurría
  • -       Nos vemos en la capital, te daré mi tarjeta; mi ómnibus ya parte en minutos, nos volveremos a ver, Luciano…

El tipo se alejó, le hizo una seña al guardia, y este volvió a su puesto. Desapareció en cuestión de segundos junto con el ómnibus, quería perseguirlo, pero, me detendrían y todo acabaría. Vi la tarjeta, y un curioso símbolo de manos cruzadas levantadas en color blanco llamaba mi atención, voltee la tarjeta, y un nombre me dejo aún más perplejo, no sé si era parte de un grupo político, o un militar, pero esa tarjeta solo decía:



“Legión Cóndor” – Coronel de la brigada

sábado, 30 de agosto de 2014




“Destinos inconclusos, vidas separadas y fuertes dolores del alma”


Mis victimas suplicaban piedad, lloraban por ver a sus familias una última vez, me imploraban vivir un poco más. Solo les respondí, con el filo de mi cuchillo rojizo. En esos momentos, mi esposa era lo de menos, quien la mató, el porqué, eran razones del pasado, y con cada delincuente que asesino, cada segundo me acerca a descubrir, la verdadera naturaleza, del ser que me la quito de las manos.

Cada día, en los periódicos, se muestran noticias sobre un cazador de asesinos. Un tipo que masacraba a delincuentes y organizaciones criminales. Para muchos lectores y transeúntes que ven estas noticias en los puestos de venta de la ciudad, yo era un asesino despiadado, para uno o dos, un imbécil tratando de que lo maten. Me da igual esta mierda.

Yo mato por el simple hecho de justificar mi existencia, vengar a mi esposa, y saber, porqué estoy viviendo en un mundo tan perverso como este. Sé que no iré al cielo, pero tampoco creo que acepten a este desadaptado en el infierno.

Las bandas criminales se juntaban para planear una contraofensiva, querían venganza, rezaban para que cayera en sus manos y al fin verme morir, agonizante y sin remordimiento alguno.
Maribel, no la he vuelto a verme desde que casi la mato por ira, se fue de la casa esa misma noche. Cuando entré a su cuarto, solo encontré una nota. Me importaba un carajo lo que decía, sé que diría algo con lo sucedido hace unas cuantas horas, pero, yo siempre pensé en ella como una hermana menor, desde que la salve de su “madre”. Me daba igual su vida. Quiero decir, que era mejor que se alejara todo lo posible de mí, para que no la metieran en mis asuntos o, en algo peor.

Perdí a mi esposa, mi hermana adoptada huyó y ahora tengo la soledad ante mis ojos. Este extraño “poder”, realza mi apodo de asesino desadaptado, mi condenada maldición. Continuaron los días, las semanas y al final llego el mes donde mi nombre fue temido por policías e incluso el mismo alcalde de la ciudad.

Nadie ahora me consideraba un héroe, me temían, creían que yo era un demente con un cuchillo y ganas de destripar a sus víctimas. La justicia cree que soy parte de una banda criminal, les haré creer eso hasta que todo se calme, o mejor dicho, hasta que mate a todos los miserables de este hogar, llamado Chiclayo.

Sangre, dolor, gritos y mucha ira. Eso es lo que siento al cazar a cada una de mis víctimas, gritan y aúllan de suplicio. Desean irse y dejar atrás su crimen, toda una vida de penas y angustias a familias que lloran por la pérdida de su ser querido, se alegran al ver muerto al verdugo. Sonríen y aplauden mi acto, pero también huyen y vomitan por la forma en que murieron. No los entiendo, y no pretendo hacerlo. La vida humana es tan simple y compleja a la vez, tan estúpida y llena de amor. Tan repugnante y llena de pura mierda.

Mis únicos amigos, mis pistolas, disparan sin cesar, las balas atraviesan sus cuerpos y yo devoro sus almas con la sangre que brota de mi ojo izquierdo, soy la parca que busca saciar su corazón a falta de amor. Mi corazón arde de dolor, como de pasión ¿Es esto lo que tendré que hacer por el resto de mi vida? Huir, matar en minutos, seguir huyendo y visitando la tumba de mi amada.

La cama de madera donde mi flor, yace postrada descansando, esperando el reencuentro de su príncipe azul. Lástima que no seré yo, no podré verla nunca más. Nunca.
Cuando la ciudad descansa, aplico mi poder sobrenatural, mi poder demoníaco o como quieran llamarle. La extraña neblina aparece alrededor de mi mano, y mi ojo nuevamente sangra. Estoy enloqueciendo, y mis ojos siguen llorando color vino.

El tiempo de amor que tuve con Raquel siempre lo extrañaré, los minutos que pase a su lado mientras me acariciaba el cabello, nunca lo olvidare. Los segundos que nos besábamos y sentíamos calor y flamas bailando entre nuestros dientes por ese gran deseo que nos unía desde la creación, desaparecieron de mi boca; pero permanecen en mi razón. Lo lamento tanto mi Raquel, lo siento mucho, pero debo seguir por el honor de mi familia, la tradición de buscar la venganza adecuada. Seguiré, hasta que caigan lágrimas rojas del cielo. En ese momento sabré que, debo detenerme.


Dos largos meses han pasado. Mi última misión en mi ciudad natal, la última agonía en esta gran ciudad de la amistad. La criminalidad se ha reducido, parece que ha habido noticias sobre un grupo de niños que se hacen pasar por héroes en la ciudad de Lima. Atrapan a los delincuentes y los entregan a los policías, pero sin que nadie los vea. Deseo conocer a este pequeño grupo. Hacen lo mismo que yo, pero, sin la necesidad de ejecutar una verdadera justicia sobre esas mierdas. Este niño… debe ser su “líder”. Iré a la capital, me largo de esta ciudad, aburrida ahora, buscare a ese grupo, y a su jefe, un tal Jerouu, que extraño y estúpido nombre.

jueves, 14 de agosto de 2014



“Te amé, te amo y te amaré por el resto de la eternidad”

Una medianoche hermosa, la luna en su punto más brillante, las pocas estrellas que resplandecían y la gris Chiclayo, era realmente bella. Y por supuesto, el cuchillo que atravesaba el corazón de mí amada Raquel.  No daba creencia ni razón alguna a lo que acaba de pasar. Mi esposa, mi bella esposa, recién casados unas dos horas antes, era asesinada por unos sujetos encapuchados, sonriendo y hablando por teléfono… ¿Quiénes eran? ¡¿Quiénes MIERDA ERAN?!

Su sangre brotaba sin cesar de su pecho. Sus lindos senos con su sonrisa oscura que me impactaron desde que salimos por primera vez, manchados de dolor, sufrimiento y una pasión tan espantosa con olor a incomprensión con pizcas de sangre del diluvio. Ella intentaba sonreír, sus últimos esfuerzos por seguir respirando lo aprovechaban levantando su brazo derecho y acariciándome con su suave y angelical mano, me dijo:

  • -       No… temas amor… ya todo terminó - su risa fue manchada por aguas rojizas brotando de su interior
  • -       Pero… Raquel ¡¿Por qué mierda tuvo que suceder?! - mis lágrimas llenaban un profundo porque incomprendido
  • -       Tenía… que ser así… tenía que acabar… de esta manera
  • -       No ¡NO! ¡MALDITA SEA!  maldita humanidad, ¡todos menos tú!, Raquel… ¡no te vayas! ¡NO ME DEJES POR FAVOR!
  • -       No… no culpes a todos, mi dulce amor… no es culpa tuya - intentaba hablar, pero la voz se le cortaba mucho más cada segundo
  • -       ¿Por qué? ¿Por qué SOY TAN DÉBIL? NO TE MUERAS, ERES… EL ÚNICO Y ¡VERDADERO AMOR! QUE SIENTO EN ESTE MUNDO!, TU ME MANTIENES CUERDO!, ME ILUSIONAS CON  TUS PALABRAS!, ERES LO MAS MARAVILLOSO QUE TENGO EN TODO ESTE PUTO MUNDO!, NO TE MUERAS MI CORAZON!, ¡NO ME DEJES SOLO POR FAVOR!
  • -       Eres… tan… lindo… Luciano. Nunca dejes de creer en tus sueños… me hubiese encantando tener pequeños bebes, pero… no pudo ser… lo lamento. Nos vemos… en el… cielo…. Amor - al decir esta preciada palabra para ambos, dejo de respirar, su fin empezaba
  • -       ¡NO, ¡NO, NO!
  • -       Te amé, te amo… y te amaré por siempre

Con estas últimas palabras, cerro sus ojos para siempre, la sujete y la abrace como nunca lo he hecho, ni siquiera a mi propia madre. Mis lágrimas no cesaban, nada justificaba este momento, lo perdí todo ¡Lo perdí todo!

La luna reflejaba mi pena, no me importaba, ella ha muerto, mi hermosa Raquel. Mi bella Raquel, dios, ¿Por qué te dejé ir? ¿Por qué no fui tan fuerte? Mis manos color sangre, la acosté en el piso, podía aun sentir su alma dentro de su frío cuerpo, su cálida mirada nublada por sus parpados, aún reflejaba ternura y esperanza.

Pero, lo que destruyó totalmente mis angustias, es que, antes de irse, sonreía. Ella estaba sonriendo. Cerró sus ojos, se detuvo su corazón, la sangre manchaba el piso a nuestro alrededor, pero su sonrisa no desaparecía. El cuchillo que emanaba olor a muerte, seguía en mi mano izquierda. Lo apunte a mi pecho, directo a donde se alojaba este pobre corazón, destruido y con la desdicha de haber amado y verle desaparecer en segundos. Deseo irme con ella, nada me importaba en este puto planeta, quería irme con ella lo más rápido posible. Irme al cielo y gozar juntos, reír juntos, llorar juntos, amarnos por la eternidad… pero, eso sería imposible. Vivo en un infierno, llamado sociedad humana.

No pude hacerlo, su sonrisa me dijo que no, ella tenía esperanza, de que yo seguiría vivo. Que seguiría el legado de ella, su deseo, “cumplir mis sueños”, vestida de novia, sonriendo y con los ojos sellados, le dije adiós mi amada, hasta siempre mi amor, es posible, que no nos encontremos en el paraíso.

Su risa, sus palabras llenas de sabiduría, era mi mujer perfecta, era vida por donde la viera. Su cuerpo sin esperanza ha caído, y yo he sido culpable de su agonía final. Si me entrego a la policía, sería lo justo, pero si no, será una vida de sufrimiento. No me importaba, ¡A la mierda todo! ¡Ella se fue de este maldito mundo, me alegra en parte, porque así no vera las atrocidades que se aproximan e involucraran a todos sin restar importancia al cargo que uno lleve en esta sociedad de mierda!, ¡Perú de mierda!, ¡Dios vete al carajo!, ¡Me la quitaste! Se salvó del infierno que se desatara en el mundo, en todo el mundo. Yo… no sé.
Sé que murió por culpa de mi cuchillo, pero fue asesinada por esos malditos hijos de puta de las camisas negras. Los buscaré y degollare a cada uno, con sufrimiento y un dolor tan grande que ni el averno será suficiente para ellos.


Fin de los sueños…

Al fin termino la noche, una noche agitada, ensangrentada y repleto de odio. Un amanecer nuevo, una víctima más, mi deber debe de seguir flameando de miedo.

Hoy asesinaré a todos los delincuentes, a todos esos hijos de puta que pueda. Me vestí como es debido, camisa de cuadros negros y blancos, jean negro y zapatillas azules. Mi ojo izquierdo aun repercutía con la sangre de la noche anterior, por ende, seguía rojo. Guardé mis pistolas que conservaba del ejército, y las pulí. Por ser el primer día de la semana, no usare mi rosario, quien me protegía, no era Dios o Jesucristo, tampoco el Diablo, y lo digo en mayúsculas porque creo en el infierno, todo era una vida del cruel destino de la vida. Que la vida siga y yo viva para la vida. Mi rosario, fue lo que Raquel utilizaba al ir a misa cada domingo, muy devota, muy hermosa, muy perfecta, por eso el mundo me la quito, por eso Dios envío por ella a su reino.

Mi esposa reposaba en el cementerio, alrededor de sus familiares, y yo, seguiría el mandato de mi deber sagrado. Hoy soy Luciano, y la muerte, solo es un pedazo de vida que me justifica como persona, como humano, como sufridor de una vida sin sentido.




domingo, 10 de agosto de 2014

“No recuerdo los hechos, pero si las consecuencias”

Luciano es mi nombre, y venganza mi aliento. El crimen fue cometido, y no sentí nada, absolutamente nada por aquel sujeto llamado “ser humano”. No sentí ánimos ni tampoco culpa, es como si lo hubiese disfrutado pero con un rencor tan grande que solo podía compararse a un baúl lleno de recuerdos dolorosos, y en lo profundo, se halla el cuchillo con sed de sangre.



Las fotos e imágenes que inspiran cada capitulo, disfruten
Son de uso libre, descarguen o guarden si deseen, cualquier comentario, en los comentarios :D


























































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