"Coincidencia o no, suerte o no, con
tal que sigas respirando, es llamado, la voluntad de vida"
-
Gracias amigo – me dijo el grandulón con
amabilidad
- No
des gracias todavía, Luis, porque estoy seguro que esto acabara muy mal, ¡pero
para ellos!
Al
terminar de decir estas palabras tan fuertes en mi interior, uno de los
estudiantes delincuentes se acercó con un cuchillo corto que saco segundos
antes de su pantalón ¿los dejan ir con cuchillos pequeños? Intento clavarlo en
mi pecho con un golpe directo, pero lo esquive agachándome y logre devolverle
ese golpe en su estómago. Luis apareció detrás de mí y lo empujo con ambas
manos causando que cayera al piso, otro se acercó con sus puños pero no fue más
veloz que mi pierda derecha impactando en su mentón y apartándolo al otro niño,
ambos cayeron al piso lamentando con expresiones de dolor los golpes.
-
Vas a caer pe causa – dijo el supuesto
líder de la pandilla, con un notorio tajo en su cachete izquierdo y la camisa
sucia
- Ya
fuiste hijo de puta – hablo otro
compinche
- Mi
nombre es Luis Antonio Borgues Yupanqui - lo
dijo de una forma tan deliberante y calmada, pero con la mirada hacia abajo
- Y
a nosotros que nos interesa tu puto nombre, ¡solo danos el dinero huevón!
-
¿Qué esperas cholo? ¿Quieres que te golpeemos?
Otros
cuatro estudiantes se acercan con sus puños listos para masacrarnos, intentan
golpearnos dos veces en las cabezas, pero gracias a la fuerza descomunal de mi
compañero de batalla, logro sacar a dos fuera de combate con certeras patadas
en el estómago y en los brazos, y por alguna razón, pidiendo perdón luego de
noquearlos. Solo quedaban dos, el líder que creo que es por su tajo
característico y su cómplice con ojos llorosos.
Este
jefe de los matones, tiene dos cicatrices en la cara, la camisa del colegio
casi rota pero con zapatillas que supongo, son de marca. En ningún momento se
desesperó al ver a sus compañeros caer, pero lo más enigmático fue que estuvo
calmado todo el tiempo, y entonces abrió la boca.
- Bien Luis, ahora que has derrumbado a
todos mis compañeros, supongo que esto es dos contra dos, será mejor que nos
des el dinero, sino, ¡morirás aquí mismo cabrón! – su mirada cambio
drásticamente, es como si realmente quisiera matarlo a como dé lugar
- ¡Cállate
chibolo maleducado! - le dije con mucha
emoción- si te metes con él, ¡te metes conmigo también!
- ¿Y
quién chucha eres tú?
- Yo
soy Jerouu Ayaucan, y ¡seré el próximo presidente del Peru! ¡Así que tenme
respeto *choro!
-¿Yo,
un choro?, por favor, tengo diecinueve años y formo parte de “los malditos del
centro”. Ahora que esto también es de tu asunto, tendré que matarte, y cuando
venga la policía, no tardaran mucho en vincularte con los maleantes del lugar,
y yo saldré libre
-¡Si
por favor! ¡Y yo puedo volar! – dije sin emoción y con burla
-
Jerouu, muchas gracias por tu ayuda, pero esto es muy personal, tengo miedo ahora mismo, nunca quise pelear con todos ellos, pero no tenía otra
alternativa. Y ahora involucrarte en esto, es mucho, debes irte
-Hahaha
– reí de alegría - hace un buen tiempo que no sentía esta energía, y no me iré,
porque te considero mi amigo, aunque solo conozca tu nombre, luchas por una
buena razón, y eso me basta para quedarme y ayudarte. Y claro ¡Golpear en los
huevos a estas mierdas!
Al
terminar de decir esto, el delincuente mayor saco una pistola de su bolsillo,
apunto directo al pecho descubierto de Luis, y cuando iba a disparar, su cómplice
evitó que disparara con certeza levantando el brazo. El jefe se molestó y le
disparó cerca de la oreja, ese pendejo fue capaz de disparar contra su
compañero, un estudiante, un niño.
El
sonido del disparo conmocionó a las personas que se encontraban no tan cerca
del lugar, pero lo suficiente para escuchar esa bala, y de inmediato, una
guardia de policías se acercaba con total prisa al campo de batalla.
No sabía
qué hacer, a donde huir o evitar el próximo disparo, afortunadamente encontré una
especie de bastón de madera largo que se ubicaba a mi lado en el suelo, ¡que
fortuna! No se quien lo lanzo o si ya estaba en el lugar, pero no preste atención
a los detalles, lo tomé y con toda prisa me acerca al matón antes que volteara
a dispáranos, le propine un golpe directo a la cabeza con el bastón de madera,
que lo derrumbó de un santiamén. Pero antes de rendirse, una última bata salió
de su pistola, Luis apareció por detrás para agarrarme de mis hombros y
apartarme del lugar rápidamente, esquivando la bala una vez más.
Alguien
grito con desesperación…
- ¡Lárguense ahora niños! ¡Ahora viene la policía! – una voz gruesa como… la voz del baño
-¿pero qué…? - fue
muy tarde para preguntar, puesto que, el tipo quien dijo eso, ya no estaba
-Es cierto Jerouu, debo entregarme a la justicia y de esa
forma librarme de mis pecados cometidos hoy, pero a la vez no quiero ir a una
cárcel – se arrodillo en el suelo
-¡Entonces huyamos! No digas estupideces y larguémonos de
aquí, vamos a mi casa, estaremos ocultos allí hasta que pase todo esto
La
policía llego al escenario de la batalla y atrapó al delincuente con el arma,
al temido líder de esa banda desconocida para mí. Cuando eso ocurrió, nosotros
ya habíamos cruzado el puente Trujillo, cuando apareció una figura femenina muy
familiar frente a nosotros, deteniendo nuestra huida, con el brazo levantado y
en señal de detenerse por completo.
- ¡Estos niños tontos! ¡Hombres tenían que ser! ¡Vamos a tu
casa ahora Jerouu! – esa chica rubia
Esa
figura femenina era nada menos que, Alexina, apareció al final del puente y de
inmediato, paramos un ómnibus que para buena suerte, llevaba directo a mi casa,
una total y hermosa sorpresa. Las personas se alejaban un poco de nosotros,
bueno, teníamos rastros de sangre en nuestras ropas, era lógico que se alejaran,
y ahora que lo pienso, debería de darme un baño después, hasta Alexina se sentó
atrás para evitar… nuestros olores.
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