El general quedó frente a frente
con Jerouu, ambos contemplando las fuerzas ya agotándose uno del otro. Mientras
los demás Soulos cayeron rendidos por semejante ataque del llamado “Malkium”,
el general solo se jactaba que los derrotaría, para luego colgar sus cabezas en
cada plaza de la capital. Jerouu intentaba encontrar una explicación para saber
cómo pudo aprender tal apreciada técnica, si se supone que solo lo podrían
aprender de los seres antiguos conocidos como Muquis.
El general le respondió que
efectivamente, tenía razón, pero se equivocaba en un punto, el punto era que
solo bastaba aprender de otro ser humano a quien se le dio el permiso para
aprenderlo, para ser capaz de realizarlo. Si una persona se le permitía
aprender el Ium por parte de un Muqui o cualquier ser mágico, entonces este
podría enseñarlo a todos los que deseaban aprenderlo, siempre y cuando sus
consecuencias no afectaran el entorno.
Declaró haberlo aprendido del mismo
viejo vagabundo Reynaldo, él fue quien se lo enseñó cuando despertó del coma
que lo dejo postrado en cama durante días, con la excusa de que tuvo una visión
sobre que el derrotaría a un grupo llamado “La legión del Cóndor”, se propuso aprender
la legendaria técnica. Lastimosamente, Reynaldo creyó firmemente en su palabra,
aunque luego de verlo usar el poder de la naturaleza para sus conveniencias, no
tuvo otra opción que recurrir a su viejo amigos, Hugo, y a su descendiente, el
joven Jerouu.
Se quedó atónito por la declaración
del general, que aprovechó su sorpresa, para golpearlo en el estómago, logrando
que escupiese sangre, para luego golpearlo en el rostro con varias patadas,
sujetarlo del cabello y lanzarlo hacia varios buses, seguidamente utilizar su
técnica final para acabarlo inmediatamente. Mientras Jerouu intentaba manejar
la situación irreparablemente, no podía pensar claramente, no sabía qué hacer,
todavía no controlaba el Ium al máximo de su poder, y ahora enfrentaba a otro
sujeto que lo conocía perfectamente.
Ya no pudo reconocer la realidad de
la fantasía, ya no le importo que lo tomara de la cabeza para arrastrarlo por
toda la avenida México, chocando su rostro en el pavimento, destrozando la
pista con su cabeza, alzarlo y patearlo nuevamente en la espalda. Antes de
matarlo, decidió sujetarlo por piernas y brazos para colocarlo sobre su cabeza,
causando el rompimiento de varias costillas al doblarle la espalda como si
fuese un fideo.
Cada rompimiento de las costillas,
Jerouu recordaba su breve entrenamiento y las dificultades que tuvo que pasar
para llegar a ese estado. Pensó en Kaytlin y de cómo lo estaría viviendo en
estos tiempos de guerra, en sus amigos de la universidad, en su abuelo y la
familia que le quedaba. No podía pensar claramente, pero regresó a la realidad
gracias al golpe final en la cabeza de Jerouu, que lo envió al Estadio
Nacional, destruyendo en el camino las puertas principales hacia el estadio.
El general, con varias heridas en
el cuerpo, su armadura hecha trizas, y varios cortes en el rostro, siguió
sonriendo observando su gran triunfo a la vuelta de la esquina. No todo era
felicidad, pues por la izquierda apareció Sylvana, quien quiso atacarlo con sus
puños de electricidad, pero sin portar la legendaria armadura, su ataque fue
esquivado por el general, quien la sujetó por la cabeza, lanzándola hacia una
tienda cerrada, derrumbando parte del edificio y con ella dentro, con varios
huesos rotos, fuera de combate. Inmediatamente Carlos se molestó por el ataque
a su amada, utilizó su borrador especial para hacer aparecer una espada pequeña
roja con su sangre brotando de varios cortes, pero fue rota sorpresivamente por
el brazo derecho del general, aunque antes logró hacerle un corte profundo; lo
sujetó del cuello y justo antes de asfixiarlo, hizo gala de sus poderes con
otra espada medieval el soñador Jhon, cortándole el brazo derecho.
Jhon pudo sonreír al ver tal
hazaña, cortarle el brazo derecho del general que todo lo podía lograr y
parecía invencible. Pero… la sonrisa acabo cuando recibió una fuerte patada en
la cabeza gracias a una voltereta del general, que acabó impactando un muro de
la municipalidad, dejando fuero de combate a Jhon; mientras Carlos pudo
atravesar con su espada roja parte del torso del general, pero este sujeto la
espada, lo cargó y con su increíble fuerza que parecía no agotarse, lo arrojó
al cielo y lo pateó en el aire, dejándolo al borde de la muerte.
El general escupió en el suelo
sangre, no podía creer lo que estaba sucediendo, sin un brazo escupiendo sangre
tratando de mantenerse de pie, el uso excesivo de su poder le estaba pasando la
cuenta, cosa que poco le importo en realidad, solo quería acabar con Jerouu de
una vez por todas, tomó parte de su camisa rota y lo utilizó como venda. Al
frente del general se encontraban Milady y Luis, quienes no dudaban en
permanecer frente a ese terrible sujeto y mostrarle todo el poder de los
Soulos. No temió sus invitaciones, fue con mucha prisa hacia ellos atacándolos
con su único brazo que le quedaba, muy eficiente para hacerse cargo de Milady
golpeando sus piernas, mientras que Luis fue derrumbado por el atrancamiento de
las piernas doradas del general.
Pensaba que solo eran jóvenes
testarudos que solo deseaban morir de una forma estúpida, pero cuando vio esa
defensa por un amigo a quien solo tenían meses de conocer, le pareció digno de
admirar, digno de considerar, para un futuro sepelio como verdaderos héroes, ¿O
es que él era el villano? Ya no importaba, solo seguía su camino hacia el
hombre que le demostró lo fuerte que puede ser alguien herido en el corazón.
Cuando el general cruzó la Vía
Expresa, pudo ver como se acercaba una chica delgada, con el cabello largo y
sucio, portando una espada japonesa muy afilada apuntando hacia su cuerpo, se
llamaba Kim, pensaba el general. Esa niña todavía no demostraba su potencial
como descendiente de un inca, pero le gustaba el valor que le proporcionaba
luchar con total desventaja. Ella herida, con venas abiertas y cortes profundos
en su cuerpo que quedarían como cicatrices permanentes, frente a un general sin
su brazo derecho, mal herido y sin algún plan para salir libre de eso.
El general la observó detenidamente
por unos cuantos minutos, mientras trataba de escuchar su respuesta final…
- - Dime Kim ¿Por qué luchas?
- - Porque… soy la única que puede hacerlo en estos momentos, mis amigos no tienen poderes, y mis amigos Soulos están mal heridos, si puedo hacer algo para detenerte, lo haré… aparte, tú fuiste quien lastimó y controló desde el principio a Milagros
- - Vaya… que digno de alguien descendiente de japoneses, pero… ¿Por qué los ayudas? Ni siquiera debería importarte este país, debería darte igual, pensaba apoyar a la extranjería a invertir en el nuevo Perú… nunca controlé a Milagros, sus padres me entregaron su poder, yo solo la acepté como una joven promesa, también pudiste ser parte de eso…
- - Me importa un bledo… porque… ya no soy una japonesa plena, ni tampoco una peruana completa, soy la mitad de ambos, y mientras tenga familia, amigos, y un sueño a vivir, eso no importará, solo importará… que quiera protegerlos y amarlos, como diría Jerouu, de quien… me he… ¡Me gusta! Y cuando acabemos esta batalla, ¡Le pediré para salir juntos! – se dirigió a atacarlo
- - Como quieras, lástima que no seas de utilidad… estúpida niña engreída
El general detuvo con su mano el
ataque de la tachi, aunque sangraba por el filo del arma, eso no contuvo su
ataque por la espalda, dejando fuera de combate a Kim en cuestión de segundos,
admiraba su deseo de luchar, pero le faltaba entrenamiento y experiencia… sin
duda, si el general lograba vivir, le enseñaría como su pupila personal.
Ingresó al Estadio Nacional, donde
las pocas personas se juntaron para observar el ataque final de ambos
competidores, gladiadores, luchadores a toda honra, o, mejor dicho, a todo dar.
Los pocos se convirtieron en cientos, y los cientos, en miles que llenaron el
estadio por completo, el general recibiendo insultos de todo tipo, pero
silenciados por una fuerte energía en todo el campo, la energía proveniente del
mal Ium usado para la guerra.
Se paró frente a un Jerouu caído en
los escombros del estadio, lo pateó hacia el otro lado de la cancha, chocando
con el arco rival, muy mal herido, su transformación se deshizo dejando solo su
cuerpo hecho trizas al descubierto, las pocas cámaras que captaban el
escenario, lograron grabar todo el combate en vivo, transmitiéndolo a todo el
mundo por el espacio virtual. Jerouu, apenas se pudo levantar para contemplar
el estadio lleno, y escuchar por breves segundos, lo que parecía ser los gritos
de la multitud pidiendo que siguiese combatiendo…
- - Lo siento… lo siento Kaytlin… prometí protegerte hasta el final el primer día que nos conocimos, pero… solo acabé peleando contigo y abandonándote cuando nunca pude explicarle las cosas claramente… ¡Lo siento! – las lágrimas de Jerouu caían en el suelo verde, un aire puro, tranquilo… suave
- - ¡Nunca te lo perdonaré si me fallas ahora! ¡Confío en ti totalmente! ¡No me muestres tu debilidad! ¡Quiero ver al Jerouu tan feliz que siempre he querido, y he amado de verdad! ¡Todos estamos aquí para apoyarte! ¡No lo hagas por mí! ¡Hazlo por ellos!
Pudo ver entre visiones, su familia
disfrutando las vacaciones en la playa, con sus abuelos disfrutando del mar
sentados en la arena, de su familia sonriendo, de sus amigos construyendo
castillos de arena para luego lanzarse al agua… pudo ver como sus amigos se
dirigían hacia él y le animaban a jugar con ellos. Siempre disfrutó su soledad
y creyó que era una especie de castigo impuesto por alguien superior, cosa que
no resultó ser cierta.
Cuando se enteró de sus poderes, se
sintió tan feliz de ser especial, sin embargo, comprendió con el entrenamiento
en el recinto de los incas, que ya era especial desde antes. Logró hacer amigos
fuertes en todo lugar, pudo proteger a un niño de ser abusado físicamente,
defendió a una amiga de malhechores, pudo estar con sus familiares cuando sus
padres fallecieron en el accidente, todo, absolutamente todo, pertenecía a la
parte especial que no quería ver.
Ahora lo podía entender, nunca
estuvo solo, nunca estuvo solo, siempre lo rodearon sus amigos y la gran
familia que había hecho con los Soulos y sus maestros. Ahora podía entender el
significado verdadero de su entrenamiento, no era para volverlo fuerte y
poderoso, eso ya lo era el general, sino, para que comprendiese lo débil que
era, y lo que podía hacer para volverse fuerte y ayudar a quienes lo ayudaron
alguna vez. Volverse la leyenda del regreso del inca, contada por generaciones
desde la caída del Tahuantinsuyo.
Se levantó… retrocedió un pie y
avanzo el otro, separó ambos brazos… los juntó con los puños cerrados… se
agachó un poco… y mirando a su enemigo le dijo claramente…
- - ¡Esto… es por el amor de todos! ¡Esto es por mi propia debilidad! ¡Nunca lograrás detener la revolución de los jóvenes! ¡Somos lo que Dios quiso que fuésemos, libres! ¡Esto es… mi Millenkium!
0 comentarios:
Publicar un comentario