“Siempre
hay una primera vez”
Presione
el botón rojo de la mochila jet, y de inmediato se encendieron las turbinas
minúsculas dentro de la mochila, para lo cual ya me encontraba a metros de una
muerte próxima, pero se encendió del todo y pude mantenerme en equilibro en el
aire por unos segundos, intente maniobrarlo pero, recordé que no había alguna
palanca, timón o algo para manejarlo a mi gusto, hubiese prestado atención a la
demostración de Ariano, ahora no sé cómo moverme en el aire.
Por
alguna intuición o el recordar de alguna película de ciencia ficción, solo
hable y dije “a la derecha”, con suma rapidez y gritando, se oyó un mecanismo
de engranaje que hizo que me dirigiera a la derecha, con la posición en la que
me encontraba, le dije que parara, y en seguida el engranaje paro de moverse,
al igual que los propulsores de la mochila jet, pude entender de inmediato cómo
funcionaría esta cosa.
Le
dije que avanzara unos cinco metros delante, y la maquina volvió a hacerme
caso, me moví cinco metros delante, y comprendí cual era el truco de la
mochila, al parecer, funcionaba con la voz para darle indicaciones de a donde
deseaba ir, no tuve tiempo de seguir emocionándome, y rápidamente pensé en
Kaytlin y donde quedaba su casa, solo he ido dos veces, pero puedo recordar
donde vive exactamente, Surco, cerca de la estación del tren, y al pensar en
voz alta, escuché el mismo engranaje nuevamente, y retumbó esa voz femenina
otra vez, “A la orden”, y como si
fuese un corredor de autos fórmula uno, la mochila despegó velozmente hacia la
dirección que creyó que le había dicho.
La
velocidad era tan rápida que podía ver los ómnibus, personas y perros como
hormigas o pequeñas mariposas, iba a una velocidad increíble, algo que nunca
había visto lo estaba viendo en carne propia, y eso me gustaba demasiado; una
velocidad tan rápida que parecía que le hacia la competencia a un avión de
guerra. Observaba todo desde arriba, sin que nadie supiese que era realmente lo
que pasaba encima de sus cabezas, una gran velocidad, y cuando me di cuenta, ya
me encontraba en la estación Jorge Chávez, en tan solo un minuto había llegado
de San Borja a Surco, cosa que en ómnibus nunca habría hecho.
¿Pero
qué… fue?, solo puede pensar en eso mientras flotaba sobre una de las vías del
tren en la estación Chávez, todo a mi alrededor eran tan pequeño pero a la vez
demasiado gigante, ver los edificios separados entre pisos de cemento y huesos
de pollos comidos por perros hambrientos, centros comerciales con gente que iba
hasta en patinetas, e incluso una viejita usando una especie de moto personal
para trasladarse mientras un sereno le indicaba una dirección.
Todos
tan minúsculos y yo encima de ellos observándolos desde una posición que les
era difícil de ver a simple vista, me sentía tan poderoso y superior, un tema
muy versátil y para nada bonito que pensar; yo al verlos, también pude observar
a unos cuantos metros de allí, de ese distrito bien organizado y al parecer,
limpio y ordenado, otro distrito de… “gran popularidad”, La Victoria, contraste
el suceso de ver ómnibus por doquier en La gran Victoria, pero en Surco, no
existía tal cantidad de carros antiguos y cobradores jalando gente mientras
algunos, piropeaban de manera agresiva a lindas damas… todo eso pude observarlo
y discernir en mi afirmación de ayuda total ¿realmente puedo ayudar a todos por
igual?
Pero
no podía seguir pensando en las personas y su forma de vivir, tenía una misión
de rescate imprevisto que realizar, entonces, voltee a la izquierda y derecha
con desesperación, intentando recordar donde vivía Kaytlin, pero, por el
nerviosismo no pude concentrarme muy bien, hasta que recordé, que la había
acompañado una vez por unos edificios que pertenecían a la fuerza aérea del
Perú, un condominio familiar, al recordar eso, pude visionar que ella… ¡vivía
al frente de esos condominios hogareños!
Sin
perder otro valioso segundo, avise a la mochila jet a donde ir, y por pura
suerte o jugarreta del destino, la mochila identificó el lugar mencionado cerca
de donde estábamos, entonces controle su dirección con el peso de mi espalda y
con la mentalidad de salvarla sea como sea, nos dirigimos a su casa, pero ahora
surgía otro problema, cuando llegaba volando al frente de esas viviendas,
apareció un auto de la policía pero de color negro con blanco, y sin la clásica
sirena colocado encima de este, sino, simplemente decía DIRVER, un tipo con un
atuendo no normal a la policía bajo, un tipo con el cabello largo terminado en
punta y lentes oscuros, se bajó en la misma cuadra donde yo me encontraba.
Entonces,
pude ver a Kaytlin guardando su ropa detrás de una pequeña ventana, ¡estaba al
frente de su habitación! Estaba guardando algunos polos en uno de sus cajones,
yo no podía hacer nada ni actuar, no quería darle un infarto al entrar por su
ventana volando, y menos tener que hacer todas las formalidades para lograr que
me dejara pasar a su casa con toda su familia dentro, pero… ese sujeto había
sacado un arma mientras pensaba en todo esto.
El
tipo de lentes oscuros se alejó de su casa y espero apoyado en un poste de luz,
entonces, saque rápida mi conclusión, si esperaba al frente observando todo y
desde una distancia segura, era porque… ¡ese regalo era una bomba! Era lo más
seguro y lo primero que se me ocurrió, ni otra… “KAYLTIN NO HABRAS ESE REGALO”.
Ella
volteó a mirarme sorprendida quien había dicho eso, mientras inconscientemente
abría la tapa del regalo, entre con rapidez y la sujeté de la cintura mientras
gritaba que salieran rápido del departamento a su familia, ella preguntó que
mierda pasaba, pero no tuve tiempo de responder, hasta que una luz brilló con
tanta intensidad dentro del cuarto, cegando a todo ser a su alrededor, la saqué
usando la mochila jet, que otra vez gracias al destino, soportó el doble pesado
de ambos, ella cargada entre mis hombros, y detrás, una enorme explosión de vidrios
y tierra rezumbando entre todos los vecinos y nuestros pobres oídos.
La
mochila lastimosamente se apagó cuando una pequeña piedra desprendida de la
explosión presionó por equivocación el botón rojo, ambos caímos al piso a unos
metros de lo que solía ser su casa, adoloridos por el golpe, mejor dicho,
estaba totalmente molido por soportar su peso y la dureza de la pista, nos
levantamos y un disparo paso a nuestro lado chocando contra el piso, mire a ver
quién fue el idiota que disparo, y era nada menos que, ese tipo de gafas
oscuras, ahora, sin ellas.
- - Sera mejor que alcen sus brazos – dijo el tipo de jean negro con una camisa color azul y el cabello largo con terminaciones en punta
- - ¿Qué mierda quieres? ¿Quién carajo eres? – no paraba de decir una grosería en cada pregunta que hacia
- - ¿Qué sucede? ¡Mi familia! – me decía con ojos llorosos Kaytlin
- - Tranquila, ellos están bien, ahora deben de estar dentro de la patrulla donde vine, para ser “resguardados”, ahora levanten sus brazos, esto es pura formalidad
- - Gracias a Dios… Jerouu y … - trataba de calmarse
- - No… ¡entonces porque mierda nos disparaste! Te vi hace unos segundos esperar al frente de su casa como si nada, como si… estuvieses al tanto de esa puta bomba dentro de su casa ¡responde!
Kaytlin
dejó de sobarse los ojos, pasaron varios segundos después de la explosión, el
humo desaparecía junto con el resto de las pertenecías de la familia Vargas, y
ese tipo nos seguía apuntando, pero vimos a su familia de lejos ser ayudada por otros vecinos, algo que me dio
una idea para derribarlo y sacarle algunas preguntas de, quien realmente era.
- - Que esperan – dijo con más fuerza de voz ese tipo
- - Pero antes de hacer eso, dime algo, ¿eres policía realmente?
- - Jerouu, tenemos que ir a…
- - Si – la interrumpió – soy policía y tú eres un criminal que fugó de una escena del crimen ayer, se te ha sentenciado a cadena perpetua por el asesinato y tortura de Felipe Matos, el tipo que conociste ayer y no tuviste intención de dejarlo vivir
- - ¿Qué dices? – dije incrédulo ante tal acusación - ¡¿De qué mierda hablas?! ¿Quién es Felipe Matos?
- - El tipo que mataste ayer ¿recuerdas? Tú y tu novia irán a la prisión, ella por cómplice del delito
- - ¡Eso no es verdad! – respondió gritando Kaytlin - ¡Ese malnacido nos atacó y quiso matarnos a ambos! ¡Y no es mi novio!
- - ¡Es cierto! Ahora vienes tú, disparas al azar, quieres matarla junto a su familia, y nos dices que iremos a la cárcel… eso, ¡Eso es pura estupidez feo de mierda!
Con
mis puños empolvados y heridas de cristal en todo el cuerpo a causa de la
explosión, me levante con rapidez y fui a atacarlo con todas mis ganas usando
solo mis puños, mi bastón lo había dejado atrás, cerca del auto negro donde
bajo ese tipo, Kaytlin intentó detenerme pero era muy tarde, toda mi adrenalina
estaba al cien por ciento, el tipo bajo su arma y apretó sus puños, también iba
a atacarme, una pelea de caballeros, policía y sospechoso, ¿héroe contra…
héroe? Y si fuese así, nadie se atreve a tocarla, ¡ni siquiera su novio!