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- - Somos los nuevos héroes en la gran patria nuestra, los que darán la nueva voz de esperanza en todo el Perú, y hemos venido a detener a esos terroristas como se debe, liberar a la familia presidencial para el orgullo de todos los peruanos
- - ¿Quiénes son? ¿Quién es usted?
- - Soy el general de la policía, Alexander Carpio Martínez, ¡Y no dejaré que esos bastardos se lleven la victoria en esta batalla!
El
general estaba al orden de la ciudadanía, bien vestido, como los demás miembros
de su equipo, pero con una clara superioridad entre sus hombros, no solo sus
galones demostraban tal destello, sino el hecho de que sus ojos eran diferentes
al resto, con un extraño símbolo en mitad de ellos, impregnado como si fuese parte
de su cuerpo, tan doloroso, pero inevitablemente encantador.
Los
cinco miembros integrantes de este escuadrón especial fueron fotografiados,
grabados y abordados por toda la prensa a los alrededores, preguntando quienes
eran, que harían y porque lo harían. Solo el general, o mejor dicho su líder,
respondía ante todas las preguntas, con clara sinceridad y manejo de la palabra
tan espectacular que haría temblar a varios premios nobeles de literatura.
Hasta que mencionaron que ellos eran La Legión del Cóndor.
Prometieron
acabar con la situación de secuestro de rehenes en minutos, mientras uno de
ellos sacaba una laptop para localizar la posición de cada terrorista ubicado
en palacio, e inclusive, invito a los periodistas a grabar todos sus
movimientos y escuchar la explicación de cómo funcionaba ese programa en
especial. Se sentó al lado de la camioneta blindada a brindar una pequeña
conferencia sobre el plan maestro. Mientras los demás integrantes se preparaban
para ingresar al recinto presidencial.
Todos
grababan de cada ángulo su equipo y como se lo ponían, se quitaban la pequeña
capa que portaban por un traje antibalas, un casco de motocicleta un poco
reducido, junto con guantes y botines color negro, resaltando la armadura del
pecho con un color rojo bien chillón y desesperante por llamar la atención.
¿Por qué se colocaban algo que fácilmente se podía ver a la distancia? Su
respuesta no fue otra que, “porque es necesario saber exactamente la ubicación
del enemigo para atacar, aun sabiendo que se debe de arriesgar la vida para
lograrlo”.
Subieron
a la camioneta los cuatro miembros restantes, mientras el de la laptop seguía
con la explicación vehemente ante las cámaras y micros que querían una
declaración total para subir el rating de sus emisoras o canales de televisión.
Solo sonreía y mostraba amabilidad el chico de la laptop, una amabilidad, muy
extraña.
- - Y bien mi general, ¿en qué momento entramos? – dijo colocándose su pañoleta con el dibujo de la porta bucal de un cráneo ensangrentado el comandante Jair Del Águila
- - ¿Se te ha olvidado hermano mayor? Todo ya está calculado, solo debemos esperar la explosión en ese estudio de televisión y listo, comenzara el espectáculo, ¡será divertido! – decía la teniente Angie
- - No todo será bien divertido, tendremos que matar a mucha gente y hacer que todo esto luzca de la mejor manera, nada de boberías niños – hablo la general Laura colocando un mirador especial a su fusil M16 color blanco
- - Jódete Laura, vamos a divertirnos matando mucha gente, es pura diversión, y luego el mundo entero ¡gobernaremos al mundo nena! – explicó el temido francotirador Del Águila
- - No me llames nena insulso e inmundo ser humano
- - Ya cállense y déjenme concentrarme… bien, como acordamos, hay veinte terroristas dentro, y dos de ellos están en los laterales de palacio
- - Por supuesto, recuerden, todo esto es por el bien de nuestra sagrada misión, sonrían ante las cámaras, que mañana, seremos sus nuevos héroes – dijo el general Carpio con una gran sonrisa en su marcado rostro de ancianidad – pero antes, algo de buen rock pesado para mimetizar el ambiente… mi estimado general Laura, podrías subirle el volumen, me gusta escuchar a AC/DC mientras realizo mis misiones personales, gracias
- - Claro… mi general
El
volumen de una canción tan apabullante y sumergida en un caos interno, sonaba
Back to Black para recordar este maldito día por el resto de la eternidad, un
capitulo nuevo estaba a punto de escribirse en los libros de historia y leídos
después por millones de escolares en una nueva era llamada “la nueva vida peruana”.
Los
cuatro integrantes de le legión bajaron de la camioneta y obligaron a su quinto
miembro a asegurarse de que no existiese ninguna trampa a los alrededores,
alguna trampa magnética o difícil de ver sin la tecnología tan empapada en el
quinto miembro, llamado Marlon Tenorio. Los periodistas se asombraron por el
repentino cubrimiento de los cinco sujetos, tratando de reportar todo lo que
sucedía, los terroristas no se hicieron esperar y empezaron a lanzar botellas
llenas de alcohol y tapadas con una media en llamas, varias molotov sonaron a
los alrededores del centro histórico de la capital.
Todos
empezaron a correr y refugiarse lejos de la reciente zona de guerra en que se
había transformado la plaza de armas, los periodistas más aguerridos trataron
de grabar toda la escena desde las bancas de la plaza, enfocando bien lo que
sucedía, mientras las molotov salían sin ninguna prisa del recinto
presidencial, como si se tratase de una lluvia de meteoritos envuelto en
cráneos de los mil infiernos. Los cinco legionarios solo siguieron caminando
hacia la puerta principal, pero antes de entrar se comunicaron con su
especialista en tecnología para preguntarle sobre alguna trampa magnética, a lo
que respondió, que no existía ninguna en las afueras de palacio, pero si por
dentro, respuesta que alegro favorablemente al general junto a la nueva banda
que hacia su musical aparición, Metallica ha entrado a la cancha, a reclamar la
justicia.
El
general gritó a sus miembros acompañantes a lanzar las bombas A-1, mejor llamadas
en todo el territorio mundial, como bombas lacrimógenas y humo, causando muchas
cosas peores en el pobre público que quedaba y la policía trataban de calmar
apartándolos todo lo posible del centro de ataque, las bombas molotov fueron
respondidas con disparos ruidosos y destructores de las armas legionarias,
inclusive, una botella bomba que iba con dirección al rostro del general, fue
respondida con una patada de la general Laura, tan fuerte y despedida que al
regresarse a palacio destruyo parte de la ventana lateral junto a grandes
pedazos de cemento de las columnas.
- - ¡Esto si es una parranda mis amigos! – decía el francotirador Jair encima de la camioneta y matando a dos terroristas con certeros disparos a la sien
Por
otra parte, los terroristas refugiados en el recinto trataban de contratacar lo
mejor que podía con sus diferentes bombas caseras que poseían, hasta que, luego
de ver que dos de sus hombres habían muerto, decidieron hacer lo mejor posible
y sacar la artillería pesada. Prepararon un lanzamisiles montado con piezas de
hojalata y basura, un arma poderosamente peligrosa, apuntaron hacia los
legionarios que disparaban y se cubrían.
-
¡Muéranse hijos de
puta!
Un
misil grande fue lanzado con precisión hacia su posición, no cabría duda de que
en segundos impactaría hacia ellos y los mataría al instante, pero el general
observando ese detalle, solo sonrió, soltó su M16 y con ambas manos tomo el
misil con fuerza, presionando sus dientes y botas especiales para no ser
contrarrestado por su pesadez. El general alzo sus brazos con el misil hacia el
cielo, lanzándolo a una distancia muy lejana, donde hizo estallido totalmente
con una gran ola de destrucción de ventanas a los alrededores; finalmente, la
plaza de armas ya era un campo de batalla.
Luego
de tan asombrosa magnitud de poder y ante el asombro de los pocos periodistas
que quedaban en la zona, la general Laura uso su poder de tele transportación
para aparecer detrás de la reja y colocar una pequeña mina de tiempo en el
candado. Apareció nuevamente al lado de su general y líder de toda la vida para
contemplar la destrucción de la puerta totalmente, dejando el paso libre para
los legionarios.
Pero
con la advertencia de Marlon de que el lugar estaba minado de bombas radares
tecnológicamente indetectables, usó a sus dos marionetas robóticas para
cruzarlas sin el mayor cuidado, llevándose todas las bombas con ellos y
volándolas en pedazos junto a sus respetables cuerpos de metal, inmediatamente
el teniente Marlon se aseguró de que ya no existiese peligro, y
afirmativamente, ya no lo existía, el campo estaba libre, y la batalla dentro
de la palacio se desataría.
- - ¡Es hora de mostrarle al Perú, de que están hecho sus héroes legionarios patrios! – dijo el general Carpio sujetando fuertemente su M16
