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domingo, 10 de enero de 2016


La amistad es como un violín. Tal vez la música se para de vez en cuando, pero las cuerdas siguen intactas. 



Segundo domingo del mes, y la otra semana, el otro sábado para ser exacto, comenzara el golpe de estado total propiciado por la temeraria legión del cóndor, donde intervendrán toda la fuerza policial y militar, pero es donde en ese momento, un grupo de jóvenes de Lima, y provenientes de diferentes provincias lanzaran su voz de protesta y lucha a pie contra aquellos últimos fascistas abanderados de toda grandeza, para derrotaremos por el bien.

Las horas continuaban descontándose, junto al entrenamiento arduo que el viejo Reynaldo nos había puesto durante el amanecer. La excusa ante mis padres fue el visitar la casa de una amiga en Lurín, junto a otros amigos; mis padres aceptaron siempre y cuando regresara antes de las nueve de la noche, y pues acepte amablemente, sin que supieran que en realidad, iría a entrenar a la vieja casona, a dos cuadras de mi casa durante todo el día, junto a mi aliada preferida de toda la vida, Milagros.
  • -       ¿Segura que deseas seguir con esto Kim? Digo… si quieres nos podemos ir ahora mismo y hacer otra cosa – decía Milagros mirando a su alrededor, el viejo sótano
  • -       Claro que es obvio Mili, este es nuestro destino, y es mucho más divertido tener que hacer algo por otros y con poderes sobrenaturales que solo ir a la universidad y trabajar como cualquiera
  • -       Oye… yo trabajaba antes de esa manera -.-
  • -       Hehehe ¡joesonghabnida! (coreano)
  • -       Y sigues con el coreano, ¿Cómo es que lo aprendiste tan fluidamente? Digo… en ti parece como si fuese natural, como si realmente supieses todas las letras y abecedarios de los coreanitos
  • -       No se… solo creo que puedo fácilmente hablar otros idiomas, y ya que ese no es mi poder especial, no tengo de que preocuparme, para mí el coreano es hermoso y por supuesto los cantantes :3
  • -       ¡Hay! Yo no digo nada de tus modelitos árabes
  • -       Que no son árabes, son… bueno no tiene importancia, ¿hasta qué hora estaremos sentadas en posición horizontal?

Escuchamos pasos provenientes de las escaleras y luego un leve chirrido de las maderas tan viejas que habitaban en todo este especie de almacén, el viejo Reynaldo estaba sentado y nosotras echadas de forma horizontal sin movernos ni hacer nada, simplemente viendo el absurdo techo color oscuro, o tal vez marrón que hace muchos años habría sido.

Deberán de permanecer concentradas sin moverse en esa posición durante cinco minutos más, luego les diré que se levanten y caminen alrededor del sótano, primero trotando, luego corriendo con toda su velocidad
  • -       Está bien…
  • -       ¿Qué? Estoy sordo y viejo… no escuche nada
  • -       ¡Que está bien! – dijimos al unísono
  • -       Luego entenderán por qué… ahora corran

Corrimos alrededor de las cuatro esquinas del viejo sótano durante casi una hora aproximadamente, no tenía reloj y no podía observar precisamente la sombra del sol, porque el sol no llegaba hasta estos extremos del suelo, y peor cuando solo tenías una bombilla azulada iluminando casi todo el vacío, esto era peor que una película de terror con ese muñeco que se burlaba de ti cuando morías…

Finalmente no pudimos seguir corriendo y nuestras piernas fallaron y cayeron, ambas caímos derrotadas ante el cansancio, nuestras camisetas de deporte que nos habíamos puesto antes de entrenar estaban totalmente mojadas, y por supuesto, el viejo Reynaldo acercándose para poder ver mejor, no sin antes recibir una ligera patada de Milagros, yo apenas podía moverme del piso; gracias a Mili recibí una ayuda y pude al menos, quedarme sentada durante unos minutos.

Reynaldo también se sentó gracias a un extraño bastón metálico que sostenía con ambas manos, lo arrojó al suelo y luego cerró los ojos, aún tenía una marca roja en el cachete izquierdo, todo por ser mañoso. Pero entonces, su cara se transformó totalmente a como siempre estábamos acostumbradas a verlo… un rostro muy serio.
  • -       ¿Están cansadas?
  • -       No… estamos felices comiendo arroz… - dijo Mili con sarcasmo
  • -       Eh… - apenas podía respirar
  • -       Pues, el cansancio las ha derrotado, y eso que ni siquiera existe realmente
  • -       ¿De qué habla?
  • -       El cansancio, la pereza, el amor y todos esos sentimientos no existen en la realidad. Pero las balas, armas, bombas y crucifixiones, eso sí existen y los ven a diario en diferentes medios de comunicación…
  • -       No entiendo… su punto señor Reynaldo… - trataba de completar una frase – pero… ¿y esto? Apenas podemos respirar…
  • -       Escucharon cuando tiré esta palanca de metal ¿cierto?
  • -       Claro…
  • -       Pues ese sonido existe como la palanca, pero el hecho de sorprenderse o retroceder por temor a ser golpeado, eso no se puede hallar en la realidad. Todo lo que sentimos o creemos sentir, son solamente ilusiones del cerebro. Cuando creyeron estar cansadas, su cerebro recibió descargar eléctricas provenientes de sus partes del cuerpo, como son las piernas y los pies, al emitir un ruido de advertencia al cerebro, este maneja la información de tal manera que da la orden a las demás partes del cuerpo de detener cualquier función salvo la de respirar y latir, y nosotros lo entendemos como cansancio, una simple orden
  • -       Pero… ¿Qué? – ya no me costaba mucho respirar, sino entender su explicación
  • -       Las cosas que vemos, olemos, gustamos, tocamos y oímos si se pueden percibir en la realidad porque lo vemos todos los días, pero los sentimientos u otras emociones que creemos sentir son meramente efecto en nuestros organismos que nosotros mismos podemos controlar, como ejemplo soy yo. Quiero decir, un viejo de mi edad no debería de moverse tan rápido o usar poderes tan raros, debería de estar en cama o caminando muy lentamente, pero no es de esa forma ¿Por qué? Porque… puedo controlar mi cuerpo totalmente y decirle a mi cerebro que el dolor sea levemente controlado
  • -       ¿A qué se refiere exactamente?
  • -       Ustedes pueden controlar el daño o el cansancio de acuerdo a la voluntad de poner en orden su cerebro, de poder sentir menos “dolor” que otros, porque ustedes controlan esas zonas donde esta ese dolor, y pueden sentir que no va a pasar nada. A eso se le llama “Control del cuerpo humano”
  • -       Que nombre tan creativo… - dijo Milagros riendo
  • -       ¡Hey! En realidad no se me ocurrió nada más, somos pocos en el mundo quienes pueden hacer eso, ¿han visto a esa gente corriendo sobre púas o sobre cosas quemándose? Pues es la misma teoría, solo que es real y cualquiera puede hacer, y yo les enseñare algo de ese control, junto con el uso adecuado de sus poderes
  • -       ¿El uso adecuado de nuestros poderes?
  • -       A ver niña, Milagros, quiero que me lances ese ladrillo que está detrás de ti
  • -       Oh claro… ¡con mucho gusto!

Milagros observó detenidamente el pedazo de ladrillo que estaba detrás de ella, y con un suave y pequeño parpadeo intentó moverlo, pero… no pasaba nada, seguía presionando sus ojos nada delineados para intentar moverlo, sin embargo el tiempo pasaba y los segundos volaban como hojas en otoño… luego de varios intentos fallidos, se cansó y apenas podía parpadear, sus ojos que se habían vuelto negros y rojos, se establecían a su color original ¿Qué acababa de suceder?
  • -       ¿No pudiste verdad niña ojona?
  • -       No me diga ojona… y ¿Qué rayos es eso? ¿Por qué esta tan pesado
  • -       … ¿Me puedes responder tu niña coreana?
  • -       Oh… claro, ¿puedo levantarme?
  • -       Por supuesto, has con ese ladrillo lo que tu amiga ojona no pudo
  • -       ¡Que no soy ojona!

Me acerqué al ladrillo de color negro metálico, un color poco usual para un pedazo de construcción, me agaché e intenté levantarlo a la fuerza, y aunque no tenía la condición física de un musculoso, podría al menos sostenerlo, pero nada en realidad, lo golpee con mi pie izquierdo, y el dolor fue tan grande que me hizo darme cuenta del porque no podía levantarlo con su poder que cargaba de todo… ¡era un pedazo de concreto metálico!
-       Ahora sabes la razón
  • -       ¡Es un pedazo de metal!
  • -       Pero… si he podido cargar piedras enormes… ¡porque no puedo cargar eso!
  • -       Porque tu poder y tu cerebrito te dicen que no puedes cargarlo, la física de tu cuerpecito no te permite acceder a cargar eso, en realidad pesa como 200 toneladas
  • -       ¡¿200 toneladas?! – dijimos ambas asombradas a la vez

-       Exacto, pero al no intentarlo y tampoco haber entrenado, es obvio que tu cuerpo te dice que si no se puede, entonces no es no. Igual tu niña coreana, pero lo intentaste de una manera poco rara, al intentar cargarlo con tus brazos sabiendo que no tienes la fuerza necesaria, esa es la diferencia, pero siguió siendo una decisión estúpida… en eso tenemos que trabajar, y para eso tienen que correr y correr alrededor de este sótano por toda esta tarde, y luego tendrán que… bueno ya les diré en el próximo capitulo

  • -       Pero… ¡No se vale! – dijo Milagros

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