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martes, 5 de enero de 2016

Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.
Jorge Luis Borges



Un cuarto totalmente decorado de forma tan antinatural pero precioso, cuando uno ve a un vagabundo pidiendo limosna, comida o hablando solo, uno hace que se aleje totalmente de ellos sin importarle al menos verlos, pero cuando conocí a este señor, primero pensé eso, pero luego al ver su pequeño cuarto donde albergaba un sinfín de cosas y extravagancias, cambio totalmente mi manera de ver a las personas, al menos, a los vagabundos gracias a este señor.

El mural del universo pintado con afinidad encima de nosotras y varios muñecos de barro y fundidos en metal realmente era demasiado precioso, cosa que esperábamos de un artista plástico, más no de un vagabundo limosnero y barbudo, por algo dice la frase que las apariencias siempre engañan, pero, ¿A qué rayos vinimos a hacer en este lugar?

  • -       Les explicaré desde mi punto de vista lo que van a presenciar y mejorar de a pocos, no les pido que me crean ni me vean a los ojos, la puerta la tienen allí detrás de ustedes, pueden retirarse cuando deseen. Esto no es una obligación ni imposición, pero son libres de escoger salir si gustan, claro, solo tienen cinco minutos para pensarlo
  • -       ¿Solo cinco minutos? – dije preocupada – pero… eso es poco tiempo
  • -       El Perú solo tiene una semana para decidirse si escoger obedecer, o escoger su libertad, como la que ustedes poseen ahora. Ahora pueden pensar en el gran salón, y decidir, si ingresan a este cuarto y se sientan para escuchar lo que tengo que decir, lo tomaré como signo de aprobación y el objetivo de ayudar. Si se van, no les podré decir nada ni tampoco reclamar, están en su total derecho, por ahora, de escoger lo que es mejor para ustedes. Les deseo la mejor opción – sonrió con su gran barba gris y una mirada que representaba calidez, o al menos, eso sentía
  • -       Gracias… ya volvemos o no – me sujetó fuertemente de la mano Milagros, yéndonos en dirección a la gran sala poco iluminada que se encontraba fuera del cuarto

Milagros se aproximó a la ventana y observó con lentitud a las personas jugar en el parque, con los niños rebosantes de alegrías y algunas señoras hablando entre ellas, quizás de importancia estúpida o farándula de siempre.
  • -       ¿Y bien Milagros? ¿Nos unimos? – dije sonriendo un poco
  • -       ¿De qué hablas? Por supuesto que no, nos vamos ahora mismo – dijo molesta
  • -       ¿Cómo que nos vamos? Yo conozco a ese señor, y aparte, ¿Qué fue todo eso de tu poder? ¿Por qué no me lo contaste? ¿Por qué no me dijiste nada?
  • -       Pues… porque creí que no era necesario…
  • -       ¿Qué no era necesario? Todas esas cosas, y tu mirada… ¿todo esto viene de hace tiempo? ¿Qué te paso? ¿eres una clase de… mutante?
  • -       ¡No claro que no! Es que… es difícil de explicar, solo eso
  • -       Yo te puedo entender, también me han pasado cosas extrañas estos días…
  • -       ¿Cómo lo de la explosión y el robo de la espada en el centro comercial de Arenales? – habló mirándome muy molesta
  • -       ¿Cómo… sabes eso? – dije respirando con dificultad
  • -       Eso no tiene importancia, la cosa es que actuaste con normalidad y ocultaste información verdadera ¿sabes que te puede pasar si descubren que fuiste tú la que robo esa espada? ¡te pueden condenar Kim! ¡Y por cadena perpetua!
  • -       Lo sé… claro que lo sé – dije apartando la mirada
  • -       ¿Y entonces? ¿Qué harás? ¡No puedes robar Kim!
  • -       Pero es que… esa espada me pertenece, es de mi familia según tengo entendido, y lo que me dijo…
  • -       ¿Quién? ¿El vagabundo loco de allí? ¿Le vas a creer a ese viejo apestoso?
  • -       ¡Tú también me has mentido! ¡Qué derecho tienes de hacerme ver que todo es mi culpa! Se supone que una mejor amiga debe de apoyar a su mejor amiga ante todo, y sé que está mal todo esto, sé que si me atrapan me pudriré en la cárcel, pero tengo una misión que cumplir, tengo un deber, y he visto suficientes pruebas para saber que el señor dice la verdad… así que te pido que me cuentes sobre tu poder
  • -       ¡No me cambies el tema! – aseveró coléricamente
  • -       ¡No te estoy cambiando el tema! ¡Solo quiero tu apoyo para esto! ¡Mierda! Es difícil de aceptar todo esto… pero necesito tu apoyo y confianza, yo te explicaré la razón del robo, y tú me dirás la explicación de tu poder y cuando lo obtuviste, por ahora, hay que entrenar con el señor Reynaldo… si intentan cazarnos, debemos de protegernos y a la vez atacar, ¿Qué dices? – alcé mi mano para un cálido apretón de manos
  • -       Pero… hay muchas razones para no creerle, pero también te he ocultado otras cosas como el de mi poder, y si comenzamos así entonces no sabremos que decir y al final todo se malogrará
  • -       Por eso te digo, creamos en las palabras del señor Reynaldo y te aseguró que todo será mejor, somos mejores amigas
  • -       ¡Sí! Mejores amigas… entonces estamos de acuerdo

Y con un breve apretón de manos y luego un abrazo de amistad, regresamos al cuarto, pero misteriosamente el señor ya no estaba, las velas apagadas y un grito en el fondo del salón nos estremeció por completo. El señor ya se encontraba bajando las escaleras cuando avisó que le siguiéramos, en ningún momento de nuestra charla le habíamos percatado de su presencia o peor, de cómo había llegado a las escaleras sin siquiera haberlo visto pasar… ¿Quién realmente era este señor?

Le seguimos hasta el sótano, al bajar apenas podíamos ver, pero nos advirtió que sacáramos nuestros celulares para alumbrar el camino, por suerte, días antes había instalado una aplicación de linterna en mi celular, cuando no tenía mucho que hacer. Milagros también hizo lo mismo, claro, saco su Tablet para mayor iluminación y observamos que el sótano era inmenso, tan inmenso que las escaleras se rompían en una parte del escalón y seguían bajando, un sótano profundo, muy profundo. También nos previó de que tuviésemos cuidado con algunas escaleras, que el edificio o casona como le llamábamos era muy antigua, y sobre todo las cosas de madera, ya eran muy frágiles. Tuvimos cuidado al bajar, también saltamos algunos escalones rotos hasta que finalmente llegamos al piso, un piso muy duro, hecho totalmente de mayólicas.

Descubrimos que el sótano era realmente espacioso y profundo como para ser diseñado como vivienda pero eso fue lo de menos, ya que descubrimos que tenía una pequeña tarima hecha de cemento en todo el ancho del vacío, pero nada más que eso, tan aterrador como extraño.
  • -       Sabría que aceptarían el entrenar conmigo señoritas
  • -       ¿Cómo lo sabía? – pregunté indecisa si continuar con todo esto, y por la forma en que bajaríamos, parecería que sería difícil de salir otra vez
  • -       Pues es fácil verlo en sus ojos, cuando ingresaron a mi cuarto, observaron con sorpresa el enorme mural de mi techo, y al ver sus expresiones sin palabras, supe de inmediato que se quedarían, pero en fin, ya están aquí. ¿Quién es la descendiente de japoneses?
  • -       ¿La que cosa? – preguntamos ambas
  • -       La que robó la espada ayer, quien fue, para saber cómo entrenarlas adecuadamente
  • -       Pero primero díganos, ¿Por qué entrenarnos? ¿Qué rayos pasa? – preguntaba Milagros sin síntomas de calmarse - ¿Quién es usted?

El señor cayó por unos segundos, cerró los ojos y los abrió con lentitud, tratando de formular algunas palabras, quizás sencillas en un caso tan complejo, y empezó. Su nombre real era Reynaldo Juan Arenales Cruz, con 91 años y la apariencia de no ser tan viejo. Había trabajado en el teatro y era artista por naturaleza, pero que en su camino tuvo varios empleos, para poder subsistir, y en esos años, se relacionó también a la “Legión del Cóndor”. Era uno de los fundadores de esa temible banda que se originó en Alemania antes de la segunda guerra mundial, pero por motivos personales y lucha interna, desistió de pertenecer a ese grupo y formar parte de su proyecto de súper soldados.
  • -       ¿Súper soldados? ¿Cómo los de historietas?
  • -       No precisamente, en realidad, usando poderes reales basados en antiguos dioses de la mitología inca
  • -       ¿Mitología inca?
  • -       Ya no hablen, quien cuenta aquí soy yo – dijo imperioso el señor
  • -       Haha si señor vagabundo
  • -       ¿señor vagabundo? ¿Dónde quedo el respeto por los grandes artistas? En fin…

Nos comentó sobre un antiguo plan que tenía como fin el crear seres humanos con poderes basados en los dioses mitológicos. No se acordaba del nombre del plan pero sí que era de contingencia mundial. No entendí que significaba la palabra contingencia, hasta que uso un sinónimo muy realista, “suceso mundial”. Consistía en adquirir la sangre de antiguos guerreros o chamanes de diferentes culturas, canalizarlos de manera psíquica hacia los nuevos seres humanos y esperar avances en diferentes terrenos.

Al decir esto, sonaba muy aterrador y realista, Milagros se acercó y me sujetó del brazo, quizás por el miedo, pero también yo estaba muy asustada. Explicó que el plan original era ese, si ocurriese una guerra a escala mundial, cosa que sucedió un par de años después, tener preparados guerreros biológicamente creados con poderes antiguos sobrenaturales y capaces de seguir la ideología nazi para acabar con cualquier enemigo, estos seres serian soldados perfectos, obedecerían cualquier orden y proliferarían la esvástica por el mundo. De ese experimento solo resultaron vivos unos individuos, de quienes Ariano nos detalló de quienes eran y habrían llegado al Perú en los 40. Pero esos soldados según avanzaba el tiempo, no mostraron ningún síntoma de mejoría en ninguna habilidad, ni mejora en alguno de los cinco sentidos. Al saberse de eso, el plan fue todo un fiasco, y el grupo de la legión que comandaba ese proyecto en toda Latinoamérica se fue a la mierda… o eso pensábamos.
  • -       ¿Cómo que eso pensaban? – hablé muy interesada en el tema
  • -       Pues, la razón principal, fue que el presidente de aquella época se enteró de ese grupo, y ase adueño de la legión, principalmente de su líder, a quien convenció de que su plan resultaría a todo costo, claro, ese líder era todo un fanático nazi
  • -       Oh vaya… - dijo Mili un poco menos asustada

Ese presidente se adueñó de la legión, y lo fusionó con la guardia republicaba para fines meramente políticos, pero su líder, quien tenía la idea original de crear a los súper soldados a como dé lugar, a pesar de que la segunda guerra mundial ya había acabado, decidió extraer algo de sangre de sus soldados y mezclarlos con fórmulas de uso común
  • -       ¿Fórmulas de uso común?
  • -       Osea… conoció a Lindsley
  • -       Mmm… ese nombre se me hace familiar – intentaba recordar pero me nublaba la mente
  • -       ¿Quieres una inca cola?
  • -       Claro… espere…
  • -       Exacto, el fundador de la aclamada gaseosa de los peruanos, dispuso a utilizar esa sangre en algunos de sus bebidas principales, a modo de prueba

El dueño le había interesado la propuesta de su líder, y decidió crear una campaña de prueba, una especie de pruebas gratis a sujetos cualquiera, que resultaron ser sus bisabuelos… en realidad solo resultaron escogidos catorce de ellos, tres de los cuales ya formaban parte de la guardia civil en ese entonces. Ese líder, era el padre del actual general Carpio, quien le inculco todo lo relacionado a la legión del cóndor, y por obra y gracia de nuestro señor, se le concedió las herramientas necesarias para formar esa nueva legión y captar a sus seguidores como general de la policía, fue también ayudado por algunos “ciudadanos notables”.
-       ¿Quiénes lo apoyaron? – pregunté ya muy interesada por la historia
-       Todavía no lo sé, pero actualmente proveen de dinero y recursos tecnológicos a la legión sin que la población se entere, esto es demasiado peligroso. Si logramos capturar a esos ayudantes, podremos cortar de raíz su financiamiento, pero me temo que ese tiempo ha acabado
-       No hay que perder las esperanzas – dije entusiasma ante la idea
-       ¿Y qué hay de nosotras? ¿Somos entonces, descendientes de esos sujetos que pasaron por la prueba de inca cola?
Al parecer esa era la realidad, teníamos algo de común con esos catorce sujetos de prueba, que por alguna razón, en total los que tenían alguna clase de poder especial basado en los antiguos incas, eran catorce, y diez de ellos ya habían sido encontrados. Pero solo esa información poseía. Cuando el hijo de ese líder conformó su propio equipo para resurgir esa vieja misión, recluto a voluntarios policiales muy potentes y les inyectó parte de esa vieja fórmula, fueron cinco los policías que participan de ese proyecto, y ustedes deben de saber ya quiénes son.
-       Si, lo sabemos, al menos unos dos de ellos
-       Pues hay otros cuatro que tienen poderes especiales como ustedes, pero estos no son de laboratorio, sino de la misma fórmula original
-       ¿quiere decir…?
-       Que son descendientes de los catorce participantes, pero del bando malo
-       ¡Entonces hay que detenerlos! – dije levantándome del piso – tenemos que darles batalla y entrenar como se debe, si nosotros somos realmente descendientes de son poderes incas, entonces lo haremos ¿verdad Mili?
-       Si… pero tengo dudas, sin embargo… con lo que nos ha dicho, creo que no tenemos de otra, somos los únicos capaces de detenerles… está bien yo también entrenaré, después de todo soy una de las incas :3
Al enterarse de toda la historia de su misión y su legado como grupo defensor de la justicia y la verdad peruana, ambas jóvenes se prepararon para afrontar una real situación de guerra, que el Perú ya no estaba acostumbrado desde hace tiempo. Una verdadera batalla estaba a punto de desatarse, y solo los Soulos y los héroes debajo del puente podrían acabar con todo esto…


-       Todo esta interesante… ¿PERO EN QUE MOMENTO ENTRO YO?... CHAMARE…. – decía Carlos mientras intentaba dormir sobre suelo picoso

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