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miércoles, 23 de noviembre de 2016

Mis hijos se encontraban fuera del país, ya no corrían ningún peligro en este maldito país, siempre tan acribillado por la espalda, por el frente y por todo lo que se llamase rostro, condenados a un sufrimiento eterno, condenados a ser perpetradores de nuestra agonía misma, a matarnos entre peruanos, bien tiene la razón aquella famosa frase… “el peor enemigo de un peruano, es otro peruano”.



Al ver el ataque sorpresa de estos sujetos tan raros como lo soy, pude entender que toda mi vida intenté ser tan idealista como aquel chico; cuando me dieron esta misión, siempre supuse que moriría en algún momento de mi vida, pero nunca imaginé que llegáramos a este punto. Nunca fue mi intención quitar la vida a un inocente, tampoco el llegar a ensuciarme las manos con la sangre de un sucio criminal, no era mi estilo de vida… sin embargo, Alexander siempre tuvo esa idea en su camino, de hacer justicia con sus propias manos, pues en el siempre vi al peruano original… al peruano vengador.

Esas ráfagas impactarían en mi cabeza en cualquier segundo, mientras recordaba el momento exacto en que me convertí en padre de mis dos gemelos, el momento cuando mi perdí a mi esposa por un ratero a quien no le importó asesinarla para quitarle el bolso, cuando me ascendieron a teniente general… y cuando conocí a Alexander; una vida tan ordinaria y común, sacada de una película norteamericana o un episodio de una serie de detectives, nada fuera de la realidad, esa era mi vida, entonces ¿Cuándo accedí a acabar muriendo en esta forma?

Me eduqué en el colegio Humboldt, un colegio elevado para mi forma de ser, mis padres eran empresarios y nunca mostraron interés en que decidiría ser policía, al ver a mis amigos ser hijos de coroneles y héroes que lucharon contra ecuatorianos en la guerra del 42, desde aquel entonces, entendí que mi destino era ser policía, para acabar casándome a una edad temprana de 23 años. Toda una vida normal, luego vendría la desgracia, cuando hice amistad con este sujeto tan peculiar… Alexander, un niño debilucho sin propósitos en la vida.

Este tipo fue el primer amigo que tuve en la academia de policías en el Rímac. Lamentablemente Dios le dio la fisionomía de un escarabajo, ojos marcados por el desvelo de ver películas gringas, músculos nada visibles y una anatomía de esqueleto remarcada, un perfecto espécimen de lo contrario a lo que era en ese entonces… un joven fornido con ojos marrones claros que quería convertirse en policía. Sin embargo, ese mismo chico, milagrosamente, y con mi ayuda mutua, pudo ingresar a la policía, para recibir un impacto de bala en la cabeza en su primer día de patrullaje.

Ese debilucho fue conducido inmediatamente al hospital, desangrándose por el impacto de la bala, perpetrado por quien se convertiría en un mártir de la muerte, “Calígula”. Supe de su condición cuando decidí casarme con Fabiana, quien por entonces era una chica bella que se convertiría en enfermera. Al recibir la noticia, luego de la boda acudí a verlo, estaba vendado y en coma, los médicos me informaron que no habría posibilidades de que sobreviviese a tal impacto, le habían volado parte de la córnea y los sesos internos, difícilmente volvería a ver si despertase algún día. Al verlo tan vulnerable, solo pude hacer una cosa digna que siempre me dijo: “Siempre confiaré en Dios”, antes de ir a verlo le compré un rosario con el cual se lo entregué en sus manos, esperando un milagro para que se recuperase, cuando finalmente sucedió, ya no era lo mismo.

De un día para otro, se convirtió en un excelente francotirador, con ojos fijos en su objetivo a distancia, fuerza sobrehumana y reflejos imponentes ante cualquier otro ser humano, mi condición física paso a segundo grado al ver tan impresionantes reflejos de un soldado experto. Nunca me enteré de como rayos mejoro en tan poco tiempo, y lo mejor, de cómo demonios salió del coma y con una visión mejorada, al parecer, Dios escuchó mis plegarias.

Me habló acerca de un futuro prometedor para la policía, de una nueva vida, que había descubierto la solución para tantas masacres en la época terrorista, cosa que no pudo hacer nada por estar en coma. Me comentó sobre un proyecto de héroes con poderes excepcionales, y que Dios le hablo entre sueños para dirigirlos a un futuro maravilloso para todos. Fue entonces como me inició en el proyecto llamado “Legión Cóndor”, un proyecto ambicioso que tenía el fin de mostrar la nueva faceta del Perú renacido.

Al decirme todo esto, yo temía por su salud mental, pero luego de mostrarme sus poderes concedidos por Dios, y a su séquito de nuevos integrantes secretos de la policía, me sedujo a fidelizarme con su plan, pues también quería ese nuevo Perú del que hablaba, del cual no habría ladrones ni asesinos, todos vivirían unidos como un pueblo, un solo pueblo solidario… mi esposa había sido asesinado por ellos, por eso me uní sin pensar, por única vez en mi vida, unirme sin medir las consecuencias. Ya tengo cincuenta años.

Gracias a mi posición en la policía, pude incluir a algunos sujetos con capacidades sin iguales a la policía, y de a pocos con Alexander, ocupar puestos clave en esta organización que la ciudadanía veía con ojos decepcionados. La purga interna empezó con asesinatos extrajudiciales, amenazas ocultas y por supuesto, demostración del poder de Alexander al declararse como el hijo de la nueva salvación peruana. Se alió al ejército en secreto, solo para controlarlos de manera inaudita, y fue donde conoció al presidente Humala, a quien claro, también lo utilizó para sus fines.

Fue difícil creer que todo eso lo pensara ese debilucho a quien conocí en la academia, y mi sospecha era para temer, pues alguien movía esos hilos, alguien utilizaba a Alexander para hacer grandes cambios y reformas en toda la policía y el mismo ejército, alguien oculto en las sombras, alguien… demasiado poderoso para ser conocido libremente, ¿Era Dios? ¿O algún humano creyéndose Dios?

Mi ilusión de ver a esos bastardos que le arrebataron la vida a mi amada Fabiana nunca pudo realizarse, nunca pude saber que exactamente iba a suceder, el fin justifica los medios, por supuesto, porque sin un fin, no existirían esos medios. Mi fin en realidad, siempre fue una justificación de los medios para hacer lo que debería de haber hecho, pero mal. Ahora iba a morir, mis hijos lejos de mí, mi esposa muerta y un amigo quien me utilizó hasta ahora solo para sus, ni se si fueron viles o buenos propósitos, ya nada importaba… sencillamente este niño, sí que es muy iluso y noblemente estúpido.

  • -       Hey… levántate viejo
  • -       ¿Qué… sucedió?
  • -       Pues te lo resumiré. Jerouu te atacó desde arriba, pero tú lograste evitarlo recibiendo el impacto con tu cuerpo, fue entonces como utilicé mi segunda espada para hacerte un corte en el cuerpo y hacerte tambalear, cosa que aprovecho el muqui para golpearte con su Ium en la espalda, para finalmente acabar con un bastonazo en la cabeza por parte de Jerouu. Nunca tuvo intenciones de matarte, jamás haría algo como eso, pues no está en su naturaleza el matar, nunca lo ha visto
  • -       ¿Segunda espada?
  • -       Si, raramente la saco, solo es para… cuando ya quiero acabar rápido todo
  • -       Ya veo… nunca ha visto morir a alguien frente a sus ojos… ese niño todavía le falta aprender de la vida
  • -       Es cierto – movía la cabeza de un lado a otro Ariano – la vida es muerte, ¿Irónico no? En la vida conoces tantas muertes que te preguntas que es realmente la vida, pero descubres que la vida que tienes es una contraposición a las demás muertes, porque en esas vidas existe la muerte, y en la nuestra, también, solo que no llega todavía
  • -       La ironía… ese chico tarde o temprano descubrirá la muerte y entonces… tendrá que decidir, bien rendirse y ser esclavo, o bien rendirse, lavarse el rostro y reconocer que aún tiene vida por sí mismo…
  • -       Vivir muerto… hablando de ironías, oye, sería mejor que no hablaras tanto viejo
  • -       Mira quien habla de viejo… apenas eres menor que yo por 3 o 4 años
  • -       Haha lo sé, pero el dinero y las fiestas grandes hacen parecer a uno jovencito, en fin. No hables mucho pues eso asegurará tu muerte en este lugar
  • -       Eso no importa… antes de venir a este lugar me tiré a una prostituta para calmar mis ansias, y ahora me siento algo débil, es probable que me haya contagiado alguna enfermedad, no tenía condón en el bolsillo, otra vez la ironía, también tengo que cumplir mi misión
  • -       Quién lo diría, parecías tan educado antes, bueno, las personas suelen tener muchas mascaras irónicas en esta vida.
  • -       Dime… ¿Jerouu se dirige a Lima?
  • -       Asi es, y si me dices que lo están esperando tanques y aviones de guerra, pues ya eso depende de ellos
  • -       Pensé que te preocupabas por ellos, los Soulos
  • -       En realidad, ni tanto, ninguno de ellos es un niño, ellos tomaron sus respectivas decisiones en todo su entrenamiento. Desde siempre tuvieron la opción de irse o no hacer nada en referente a esto, pero escogieron seguir adelante
  • -       Las circunstancias… obligó a todos aquellos a escoger lo que… era mejor
  • -       No te confundas Coronel Rodríguez, las circunstancias fueron tan normales como cualquier situación de la vida, si eso les paso fue porque estaban involucrados inconscientemente desde el principio, fueron sus deseos de cambiar al mundo lo que motivó a otros a detenerlos, pues en el fondo, sus enemigos, no son más que personas temerosas de sus propios sueños, y a ver a estos jóvenes… sintieron pánico porque vieron en ellos, lo que nunca harían ellos debido al temor
  • -       La ironía de la vida… - dejo de hablar
  • -       Parece que se durmió, ahora todo está en tus manos Jerouu, con tus amigos yendo a la ciudad y quienes la están defiendo ahora… ¡Nada los detendrá! ¿Verdad viejo Reynaldo?
  • -       Sin embargo, no puedo quedarme en este lugar mientras grandes fiestas suceden en mi ciudad natal, lamento interrumpirte Ariano… pero debo cumplir mi misión –
  • -       ¿Qué dices? ¡NO!

Luna, ahora luchaba frente a sus amigos, y no precisamente para probar sus habilidades, pues siempre las tuvo, solo que ahora, han despertado para poner un obstáculo final antes de llegar a la capital, en pleno desierto entre Ica y Lima, una dura batalla se aproximaba… Luna contra los Soulos, ¿Un acto de traición? Sus ojos… son legionarios.

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