Y fue entonces como se esperaban los días para llegar al 31
de diciembre, el día exacto donde la legión alcanzaría su poder total y
declararían la guerra contra Chile, para detener eso tenía que especializarme
en hacer esa cosa del Ium, que supuestamente seria lo bastante fuerte para
detener a la legión de un solo golpe.
El señor viejo y apestoso Reynaldo me llevó a la sala
principal, donde una extraña cosa de piedra gigante estaba posicionada en la
mitad del campo, me explicó que esa cosa era un antiguo reloj solar, que
detallaba con exactitud la hora en tiempos incaicos, si lograba aprender los
secretos del quipu legendario antes que la sombra tocara la estatua del sol que
se encontraba en la punta del reloj, podría estar capacitado para aprender el
legendario Ium.
Debido a que la famosa técnica estaba en desuso hace
siglos, las siguientes generaciones de los incas no supieron entrenarlas
correctamente, así que aprenderla desde sus raíces seria todo un reto, pero no
para alguien tan genial como yo. Soy un capaz para todo… bueno para la mayoría
de las cosas, ahora que me gustaba esa cosa del Ium que me explicó Reynaldo,
estaba más entusiasmado que antes, ¡Mucho más!
Pregunté acerca del paradero del terrorista amigo que había
hecho hace algunos días, me respondió que se encontraba de igual forma,
entrenando con el pequeño Paco para encontrar su propia respuesta en la vida.
Que no debía preocuparme por eso, sino concentrarme en realizar esta sagrada
técnica para el bien, y que los principios con los cuales la utilizaría debían
de ser acordes a la sabiduría inca.
Trate de entenderle bien, pero apenas prestaba atención,
concentrándome mejor en que haría Kaytlin sin mi presencia, o si estaría
besándose en este momento con su enamorado o pensar en muchas otras cosas que
literalmente ya no debían importarme, lo bueno era que ya no era necesario
imaginarme esas cosas, pues su propia imagen estaba borrándose de mi mente;
realmente era muy difícil captar la atención seria con que explicaba el viejo
vagabundo, hasta que desprevenidamente tomó mi bastón de madera y me dio un
serio golpe en la cabeza, casi dejándome desmayado.
- - ¡¿Qué rayos te sucede viejo?! – dije furioso luego del golpe
- - Este bastón… ¿Te lo entregué yo no?
- - ¿Eh? Por supuesto, eso recuerdo, o fue mi abuelo, la verdad que no recuerdo nada, ese golpe me dolió ¡Muchísimo!
- - Es extraño, el bastón que utilizabas se supone que no debía de pesar tanto a como estaba la vez pasada que te entrené en Lima
- - Pero si no pesa nada – dije sin saber que realmente quería decir
- - Mira esto – sujetó fuertemente y golpeó el piso con tal inmensidad que destrozó parte del piso – nunca un bastón de madera viejo habría causado eso… parece que ya está listo
- - ¿Listo para qué? ¡¿Cómo hizo eso vagabundo?!
- - Que soy Reynaldo niño estúpido, pues, al parecer tu bastón ya ha recobrado su fuerza propia, y está preparada para ejercer todo su poder verdadero con su dueño, una vez más
- - Y su poder original es… ¿Destruir la tierra o qué? ¿A qué se refiere con que recobró su fuerza?
- - En realidad, no, la fuerza proviene de su maestro, en este caso serias tú su respectivo maestro, por lo tanto, adquiere una fuerza increíble, capaz de generar energía por sí misma. Cuando lo utilizaste en el cerro, activaste el poder inicial, el viento. ¿Sabes de eso no?
- - ¡Oh sí! Los cuatro elementos, me gusta leer sobre esas cosas místicas…
- - Pues resulta que no son cuatro, sino una cantidad de infinitos elementos que solo un ser astral puede conocer, el humano apenas conoce diez, y que no descubre todavía. Ese es otro tema, ahora lo importante es que tu bastón sagrado ha despertado y quiere ser utilizado como tal, y para ponerlo a prueba, con lo que leíste acerca del quipu, quizás ya eres capaz de entender lo que puede hacer
- - Creo que sí… pero dudaba que fuese posible, entonces lo que tengo que aprender ahora es… “Los lazos del Apu”, pero ese nombre es muy largo, mejor lo llamaré a mi nueva técnica, “¡Pachacs!
- - ¿Qué mierda es eso? – dijo Reynaldo indignado
- - Es mi nueva técnica señor Reynaldo, y ahora es momento de aplicarla
Cuando estuve encerrado en esa biblioteca, pude leer
algunos libros extraños de artes marciales, sobre como aprender técnicas
especiales y unirse con la naturaleza, combinado con mi mágico don todavía no
descubierto, apliqué las mimas técnicas que ese libro, pero con mi bastón;
resultando crear una especie de ráfaga pequeña de energía. Agitando el bastón
de un lado a otro muy rápidamente, pude hacerlo posible, pude crear una onda de
energía que destruiría las piedras, y con los saberes del viejo quipu al
momento de salir de la biblioteca, mi poder aumentó totalmente.
Ya en la superficie, para mostrarle mi nueva faceta, tuve
que mejorar mi velocidad, llegando a superar obstáculos de piedra que me
lanzaba el viejo vagabundo con suma rapidez, aprendí a utilizar mis ojos como
los de un puma, a moverme como un tal y aprender a saltar grandes espacios vacíos
como un cóndor sobrevolando a su presa, en esos momentos de entrenamiento con
el viejo era maravilloso ¡Jamás me había sentido de tal forma!
Cuando finalmente el viejo me lanzó una piedra gigante incapaz
de esquivarla totalmente, utilicé mi bastón con mi poder “Pachacs” para
partirla en dos con una onda de energía muy vistosa y de destellos eléctricos
zigzagueando por la onda, como si ese ataque estuviese vivo, aunque luego de
usarlo algunas veces, terminaba muy cansado, el usarlo muchas veces me cansaba
rápido, por eso decidí que el máximo de esos ataques que podría hacer, serian
de diez para luego continuar media hora después. Claro primero comería un buen
chaufa para recargar energías.
Aunque finalmente había llegado el momento de la verdad… el
momento de aplicar la técnica secreta que derrotaría a Alexander y su grupo de
legionarios, una técnica que ha sido utilizada por milenios y que ahora sería
el primero en reanimarla de su descanso para derrotar a quienes quieren hacer
daño.
- - Primero tienes que encontrar tu punto inicial
- - ¿Punto inicial?
- - Usar la naturaleza de tu lado, quiero decir que el Ium debe concentrarse en un punto esencial de tu cuerpo, para ser lanzado de una forma nunca imaginada, obsérvame
El viejo se sacaba su traje ceremonial, alzo ambos brazos
al cielo, y pequeñas bolitas de energía se juntaban en el espacio, formando una
especie de esfera gigante que era absorbida por sus puños, luego bajo los
brazos y junto sus puños de forma horizontal, para luego gritar el nombre que
quedaría en mi mente para utilizarla después con mis manos… “DIABLIUM”.
Una onda de energía concentrada salió disparada tan
rápidamente que destruyó parte del muro inca que daba lugar al siguiente
corredor, una explosión tan sorprendente que me dejo helado y sin palabras por
su fuerza. El polvo era notorio y muy tóxico, pues la antigüedad de sus ruinas
era un peligro para quien no fuese un historiador, afortunadamente, el viejo
dispersó el humo con una sola mano, probando nuevamente quien era de verdad, el
viejo diablo de los andes.
- - Eso niño, es mi Ium… - se cayó al piso, lo sostuve para que no se lastimase más
- - Vaya viejo… realmente eso fue… ¡Increíble! ¡De la putamadre!
- - No uses palabras sucias aquí niño, pero si, fue de la putamadre, hace tiempo que no hacia uno de…
- - ¿Un Ium verdad? Pues parece que ya se te acabo la lucidez mi viejo amigo – una voz extraña se esparcía por todo el campo
- - ¿Qué diablos?
Un tipo alto, de bigote refinado y blanco como la leche,
usando un traje característico de la legión, aparecía detrás de nosotros,
usando su capa color rojo y un gorro especial de la policía, se presentó con
formalidad ante nosotros.
- - Soy el Teniente General de la policía nacional del Perú, José Rodríguez Gallo, y vengo para acabar con los rebeldes del Cuzco
- - Oh no… ¡Mierda! ¡No dejaré que te acerques al viejo Reynaldo!
- - No vengo por él, vengo por ti Jerouu, y acabar con el llamado Ium, lamento informar esto señores, pero, ese es mi trabajo como un legionario
0 comentarios:
Publicar un comentario