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miércoles, 19 de agosto de 2015

La paz es la condenación a la guerra



  • -          ¡General Laura! – exclamó emocionada Milagros al ver a su superior
  • -          Vamos Mila, levántate y vamos a cumplir la misión, dame la mano
  • -          Si, gracias general Laura, con ustedes podremos…

Y cuando la sujetaba de la mano para ayudarla a levantarse, la golpeó con un severo, demasiado critico puñetazo en su blanda mejilla izquierda, casi arrojándola a la pista con desprecio, los autos se detenían mientras otros policías llegaban al lugar para verificar el porqué del tráfico vehicular en la Costa Verde. Los jóvenes policías al bajar de sus patrullas, vieron a su general encima del puente, de inmediato la saludaron y armaron un perímetro alrededor, mientras se desviaban los autos en la dirección opuesta.

Un joven policía de tránsito uniformado con un chaleco negro y un raro estampado en el casco subió por las escaleras del puente para hablar con su superior, al verme me resto importancia y siguió su paso, cuando se encontró con ella se arrodillo y le beso la mano, como en si fuesen de la realeza o alguna tontería de esas.
  • -          Mi general Águila Negra, ya creamos el perímetro y estamos a la orden de capturar a estos dos sujetos a la fuerza
  • -          Bien, entonces me retirare, coge a la debilucha de Milagros y llévatela, arrastrándola - dijo con desprecio - que ese sea su castigo por no cumplir la misión que se le encargo
  • -          Si mi general – respondió temeroso el joven policía
  • -          ¡Espere! – grito Milagros apenas sosteniéndose de la barandilla del puente – lamento mi error general, ¡no volverá a pasar!
  • -          Cierra tu boca niña, cuando decidiste contarle tu debilidad al enemigo, obviamente, te condenaste a la muerte. Tus poderes ya están agotados y son inútiles en un momento como este, mis hombres se encargaran de ellos, tú vendrás conmigo al cuartel general a escribir tu puta justificación, ¡e irte a recibir tu castigo! – la miro con una frialdad jamás antes vista, esos ojos claros marrones, parecían látigos de fuego lastimando a la pequeña Milagros, látigos sedientos de castigo y poder, ¿Quién era ella? - Y ustedes dos, pronto conocerán el castigo por intentar desobedecer el próximo orden de paz en el Perú – otra mirada infernal y despiadada hacia nosotros
  • -          ¡Por supuesto general Águila Negra! – hablo sarcásticamente Sylvana – primero tendrás que matarnos antes de capturarnos ¡perra rojiza estúpida! – se dirigió a toda velocidad con los pequeños rayos que destellaban con intensidad y poder alrededor de ella, especialmente de sus guantes negros
  • -          ¡Pero si no he dicho nada! – me aparte del puente todo lo posible, si ese golpe era fuerte, ¡entonces volaría todo el puente!

Al intentar golpearla con su guitarra, la general lo esquivo con una voltereta a la izquierda, y sujetándole el cabello, la lanzo con una fuerza sobrehumana al otro extremo del puente. Sylvana apenas pudo caer de pie y aferrándose con ambas manos al césped, ese levantamiento causo pequeños cortes en ambos brazos.
  • -          ¿eso es todo, perra? ¡pues ahora comienza lo peor! – dijo entusiasmada Sylvana

Otra vez se lanzó con todo el ímpetu que la caracteriza y la rabia de una rockera enfurecida; cuando comenzó a tocar su guitarra, para generar esos extraños vórtices de aire comprimido, otro fenómeno igual al de Sylvana apareció frente a nosotros, cada ataque, esa general la esquivaba con una precisión demasiada exacta, que pareciese que desapareciera por unos segundos y volviese a aparecer en menos segundos al lado donde estaba originalmente.

Al ver este extraño truco de magia y misterio envuelto de terror, Laura siguió esquivando las notas explosivas de Sylvana con total facilidad, como si ya conociera cada paso de ella, caminaba y se tele transportaba por cada paso que daba. Aun no podía creer lo que mis ojos presenciaban, desconocía si eso era posible y si fuese una realidad del cual ya quiero despertar, Laura cruzó con mucha paciencia todo el puente caminando de lado a lado, dejando un intervalo de aire de unos cuantos centímetros, caminaba como si realmente supiese el resultado de la batalla y no le importaba ser golpeada o no, incluso se atrevió a cerrar los ojos y cruzar las notas eléctricas con total normalidad.
  • -          ¡Mierda! ¿Por qué no te mueres ya? – grito de forma desesperante Sylvana, retrocediendo por cada paso que daba Laura
  • -          ¿No dijiste que nunca se retrocede en una batalla? ¿Dónde quedaron tus ganas de luchar? ¿o acaso tienes miedo? – preguntaba sin vacilar la general mientras sus pasos hacían retroceder a la rockera
  • -          ¡Cierra tu puta boca! Solo espero el momento indicado para quemarte por completo ¡yo jamás me rendiré!
  • -          Que lástima, porque ya te he ganado antes de venir, adiós Sylvana Mayra

Se transportó como por arte de magia, al lado de Sylvana, soltó su dedo para guitarra y en esos segundos que tardo el dedo en caer al suelo, una bala de 9 mml color plata pura atravesó el pecho cerca al pulmón derecho, con dirección a las rocas del acantilado, Sylvana expulsó saliva color rojo carmesí, que no era otra cosa que sangre verdadera, y no satisfecha con ese disparo a la velocidad de la luz, golpeó su cabeza contra el piso, arrojándola con una fuerza descomunal y mortal, Sylvana había caído.

22:00 PM
  • -         
  • -          Algo te preocupa ¿verdad Milady? – pregunto el millonario en su “hogar azul”
  • -          Si Ariano, es como si fuese una sensación de frio y temor… mis huesos están temblando
  • -          ¡qué curioso! ¡tú eres la que revive muertos después de todo! – hablo Ariano con sarcasmo
  • -          No te burles Ariano, pero me siento insegura en esta noche, no hay nubes, no hay estrellas, y no es que siempre las hubiera, pero el clima, el clima está muy oscuro para una ciudad de luces amarillas
  • -          Que palabras, pero tranquila, aquí siempre estarás a salvo y protegida por mí personalmente, ninguno de esos policías corruptos o legionarios podrá hacerte daño
  • -          No me preocupa que me toquen, sino el hecho de que lastimen a los demás
  • -          ¿los demás? – Ariano levanto su mirada al espejo con un fondo tan cambiante como lo es el cielo de Lima – ellos siempre están protegidos sea a donde sea que vayan, ¿o acaso has olvidado al otro maestro que los cuida desde lejos?
  • -          ¿el otro maestro?
  • -          Bah – suspiro con cansancio – te lo he dicho miles de veces Mila, debes prestar atención, cuando hablo del otro maestro, me refiero al único y poderoso hombre que ha sido capaz de derrotarme en dos ocasiones…
  • -          ¡Oh! ¡ese maestro! ¡él es demasiado fuerte y tan desconocido!
  • -          Ya bueno, no es que sea para tanto – sus palabras tuvieron un poco de celos, después de todo, sabe que quien lo derroto, vencería fácilmente a toda la legión si se lo propusiera

En lo alto del mirador del Cristo del Pacifico, ubicado en el extremo de Chorrillos, un hombre de mediana estatura, barbudo, con un bastón largo y ropa muy sucia con un olor de muertos pudriéndose, observaba con un pequeño telescopio de bolsillo a lo lejos, la batalla entre la legión y los Soulos… bien, es momento de volver a casa niños, dijo en su interior antes de lanzarse al mar.



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