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domingo, 16 de agosto de 2015

Comprendemos el porqué, pero no su ¿Por qué?





Esa misma noche

  • -       ¡EL DOMINGO A ENTRENAR CON TODO! – exclamó Carlos dentro de su cuarto en el albergue del INABIF
  • -       ¡Aish! ya cállate y deja dormir – hablo Armando, su compañero de cuarto
  • -       Lo siento Arman, pero estoy feliz
  • -       Lo sé, pero eso no significa que tengas que joder a medio mundo a las diez de la noche
  • -       Está bien, me voy un rato a comprar unas latas, si pasa la seño le dices que…
  • -       Si ya se, que fuiste a ver el mar, que tanto te gusta
  • -       Gracias Arman, ¡nos vemos a la mañana siguiente eh!
  • -       Bueno, buenas noches

Una razón tranquila para celebrar con ganas, gracias a los trabajos que tuve durante la semana con ayuda de Sylvana, puedo comprarme un par de latas. No sé qué clase de entrenamiento nos hará sufrir ese vagabundo, pero todo se hará porque bueno, es lo mejor para mis poderes y yo.

El día que enfrente a Alexina, pensé que robar con mis poderes lo era todo, pero ahora que sé que los tengo por una razón muy importante y puedo mejorarlos al cien por ciento, eso ya no me importa, mi meta ahora es, ayudar a mis hermanos pequeños del INABIF, sea como fuese, los sacare de allí a un mejor lugar para aprender y trabajar, nada de drogas y robar porque eso nos lleva a pecar, eso rimó y me gustó.

Paseaba por la avenida Brasil mientras iba con las latas rumbo a la playa, camine bastante, como veinte cuadras y pues, al fin pude llegar a la pequeña capilla/plaza de Magdalena, al final de la avenida Brasil, sin carros, ni ómnibus haciendo sonar sus escandalosos cláxones a cada rato, un momento conmigo mismo y el mar que tanto deseo dominar.

Mientras observaba el mar con una lata de chela en la mano, me preguntaba porque tenía esos poderes, recordaba la primera vez que los utilice y cómo fue que los colores me rodearon para salvarme de ese incendio. No recuerdo del todo como fue mi infancia, solo que en un momento me encontré en una cama de hospital vendado en ambos brazos, fue a los 8 años si mal no recuerdo.

El mar tranquilo y oscuro, detallado con bordes de luces y una gran cruz iluminando el firmamento en el lado izquierdo de toda la playa, una gran fuente de luz con forma de cruz, que desperdicio de dinero. Arruinando el oscuro y árido paisaje del océano, que una vez, fue iluminando solo por las estrellas que abundan en la gran galaxia del cual, formamos parte.

Sumergido en mis pensamientos del pasado, escuche la voz de una chica, una melodiosa voz y muy suave.
  • -       ¿Es lindo ver el mar no? – pregunto la chica de cabello marrón oscuro y su mochila morada
  • -       Sí, es realmente genial, oye, ¿no te da miedo estar aquí a estas horas de la noche?
  • -       Sí, pero vivo cerca, además me gusta ver el mar a estas horas, es relajado y sin mucha gente
  • -       Exacto – dije con emoción – hay que aprovechar las pocas horas que tenemos para ver a nuestra gran padre mar carnal
  • -       ¿Carnal? Haha ¿Quién habla así?
  • -       Bueno… soy surfista aunque, nunca he surfeado en las olas, pero es como hablar como uno de ellos flaca, mi nombre es Carlos Joel
  • -       ¡Oh! un gusto Carlos Joel, yo soy Milagros
  • -       Milagros… ¿Milagros?
  • -       Hahaha – se comenzó a reír – solo Milagros, ¿y qué haces por la vida?
  • -       Pues… - me sonroje un poco – nada de verdad, estudie diseño gráfico en un instinto cerca a mi casa, pero al *champazo nomas, no soy experto ni nada, pero me gustan mucho los colores
  • -       Hehehe ¿a quién no? Yo estudio comunicaciones en una universidad cerca de Magdalena
  • -       ¿comunicaciones? – pensé en Jerouu y Alexina, ellos también estudian eso – ¡oh que chévere flaca!
  • -       No me digas flaca, tengo nombre propio y ya te lo dije
  • -       Sorry – me disculpe – bueno, no soy de hablar mucho con chicas que conozco en un malecón como en este momento, ¿quieres tomar un poco? – le ofrecí una lata de cerveza
  • -       Oh gracias pero, no soy de tomar
  • -       ¡Vamos! Insisto un poco no hará daño, ¿no confías en mi cierto?
  • -       Bueno, eres la primera persona a quien conozco de esta forma, está bien, pero solo un poco 
  • -       Claro, la chela es mía y no te daré toda

Entonces creo, pudimos entrar en una confianza total, ella bebió un poco y yo las demás latas, hablamos un poco sobre nosotros, para conocernos un poco mejor.
  • -       Oye – algo mareado - ¿quieres ver algo genial?
  • -       Depende… ¿a qué te refieres con algo genial, Carlos Joel?
  • -       Veras, yo tengo ciertos poderes, y no son de este mundo, son como de una película o algo de esa categoría, soy un superhéroe
  • -       Claro… te creo
  • -       ¡De verdad flaquis! Digo Milagros, este es mi poder

Alcé mis brazos al cielo y los moví con inciertos y extraños movimientos al estilo de una danza o algo parecido, y extraje el color rojo de su chompa, todo el color rojo lo extraje en unos segundos y lo convertí en un hacha algo grande. Sin darme cuenta, revele mis poderes a una desconocida que decía que me tiene confianza.

No me percaté de que hubiese alguna persona alrededor, solo deseo mostrarle mi poder de controlar los colores de los objetos a mi antojo, y con este nuevo truco de magia, ella se quedó sin palabras prácticamente, maravillada por mi manejo de ese color que lo podía ver, tocar y sentir en forma de hacha. Por alguna razón, siempre que pensaba en un arma, este color y otros, se transformaban en hachas, ¿pero si me gusta el mar? ¿O no?
  • -      ! Oh! ¿Cómo has hecho eso?
  • -       Pues, ni yo lo sé, sé que puedo controlar los colores de objetos a mi alrededor y listo, extraigo sus colores originales y obtengo sus poderes ¿no es súper? – dije aun mareado por la cantidad de latas que bebí
  • -       Sí, ¡es genial! Y dime ¿Por cuánto tiempo puedes mantenerlo de esa forma?
  • -       ¿eh?
  • -       Digo, ¿Cuánto dura esa hacha? Porque tiene un tiempo ¿verdad?
  • -       Ah pues… - lo pensé unos segundos – ni idea, la última vez que lo utilice duro unos diez minutos, creo
  • -       Oh! interesante – dijo sonriendo – entonces creo que no podrás con mi poder Carlos Joel
  • -       ¿tú poder?
  • -       Exacto, yo también tengo cierto poder extraño, pero no me considero súper heroína
  • -       ¿ah no? – en lugar de preguntar otra cosa, por la chela, pregunte estupideces
  • -       Claro que no, prefiero que me llamen legionaria
  • -       ¿legionaria? Hahaha claro una broma! Todo esto ha sido un sueño Milagritos, mierda, realmente estoy mareado
  • -       Yo también algo, pero no es un sueño Carlitos, este es mi verdadero poder

Señalo una roca del acantilado e hizo que la mirara, aunque parezca increíble y difícil de ver, imaginar y pensar, ella trajo con su mirada una roca grande que estaba a punto de caer a la autopista, y con la misma mirada, la alzo de forma horizontal y la lanzo directo al mar, volteando su mirada directo al océano. La roca fue lanza con tal fuerza y precisión, que pareció que solo hubiese tirado una pequeña roquita a la arena.
  • -       ¿Qué acaba de suceder? – no era el efecto del alcohol
  • -       Mi poder, ese es mi poder Carlitos ¿genial no? – dijo sonriendo
  • -       Supongo… - ahora estaba temblando, junto con mi hacha - ¿y ahora que harás?
  • -       Pues, yo soy una legionaria leal, y tu un opositor a mis ideas, y como tal opositor, debe de ser castigado y obligado a servir a una causa mejor, Carlitos
  • -       No entiendo… - claro que entendía, pero no me podía mover ¿esto es miedo? - ¿me dañaras?
  • -       Es posible, si es que no me dices donde se encuentran tus demás amigos
  • -       ¿mis demás amigos? ¿te refieres a los Soulos?
  • -       Si, que nombre tan extraño y feo, donde están los demás, y juro que te dejare en paz y sin ninguna herida grave
  • -       Este… aunque este borracho y apenas pueda mantenerme de pie Milagritos – mire al suelo – no puedo decírtelo
  • -       ¿es por fidelidad a tus amigos y tu causa? Que infantil
  • -       No Milagros, la razón por la cual no delataré a mis amigos y mi grupo, es porque ni yo sé dónde están hahaha – reí con una gran sonrisa – vamos, dejemos todo esto y tomemos otra lata
  • -       Entiendo

Miro fijamente la lata que sostenía en mi mano derecha y la destruyo por completo, aplastándola y enviándola al acantilado con un desprecio total.
  • -       ¿otra lata contigo? No soy borracha como tu… comprenderás
  • -       Dijiste que te gustaba ver el mar y estar en armonía con el gran padre océano
  • -       A veces tiendo a decir cosas sin sentido, por eso somos amigos, ahora ríndete
  • -       Eso es mentir, y si mientes sobre cuidar la naturaleza, donde está el gran mar, entonces me ofendes totalmente, y eso, Milagritos, te costara caro

Y con un salto en horizontal me dirigí hacia ella con mi hacha color rojo para atacar, no permitiré que nadie ofenda a mi padre, menos a mis amigos, lo siento Milagros, pero esta amistad acabo aquí.

*champazo: a la suerte





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