Una
gran explosión hacia hecho pedazos parte del muro del banco, y trizas las
vitrinas que estaban cubiertas de acero reforzado, un grupo de delincuentes
ingresaron al banco sin encontrar resistencia del pobre guardia que custodiaba
la bóveda, tenían un camión blindado y cero posibilidad de salir heridos, eran
criminales profesionales. ¡Una oportunidad perfecta!
- - ¡¿Qué mierda fue eso!? – expresó asustada Pamela
- - ¡Moreugenneundeyo!
- - ¡No hables en coreano ahora! – dijo escondida debajo de la banca
- - Creo que… fue una explosión al frente del centro comercial – nos encontrábamos a dos cuadras del lugar - ¡es nuestra chance Pamela!
- - ¡¿de qué mierda hablas!? ¡escóndete ahora!
- - No tenemos de otra, esos sujetos se metieron en un gran lío al crear eso, y creo que, los gorilas vigilantes de la espada han sido a enfrentarlos, ¡vamos Pam!
- - ¡¿No es en serio?! ¡Kim! ¡no!
- - Tú misma me dijiste que tenías sed de justicia, que estabas harta de vivir entre delincuentes y querías ayudar de una forma u otra, pues este es el comienzo de eso Pam, ¡vamos juntar a robar espada por el bien de todos! – dije emocionada y feliz
- - ¡¿De qué rayos hablas?! – dijo asustada y molesta - ¡nos mataran si nos acercamos! ¡Esto es demasiado peligro! ¡mejor espera….!
- - ¡No puedo esperar! – respondí desesperada – la legión tomara el poder el otro domingo 24 de diciembre, tengo que responder ahora ante su fuerza superiora, soy una guerrera orgullosa de su país, y como tal debo ayudar a todo el mundo ¡a como dé lugar! ¡Vamos Pam!
- - Pero… ¿De verdad eres Kim?
Los
minutos pasaban sin avisar, y los criminales no tardarían en saciar su hambre
de dinero e irse desesperadamente, pero en su robo encontraron una feroz
resistencia con los guardianes de la espada, quienes habían atacado sin avisar
y a quemarropa, matando a uno de los seis criminales que intentaban penetrar la
bóveda, ante su equivocación, ellos respondieron de igual forma, pero
utilizando armamento de guerra para contraatacar, una batalla campal se había
desatado en plena avenida Arenales, los vecinos alarmados llamaron a la policía
y se ocultaban dentro de sus casas.
Mientras
dos chicas sin armas, sin defensas ni una pizca de razón iban por detrás del
centro comercial intentado ingresar por la puerta posterior. El local tenía
tres accesos de entrada, una por la izquierda, otra la principal que daba a la
avenida Arenales, y otra a la derecha, decidimos ir por la avenida Arequipa e
ingresar por la puerta derecha. Escuchábamos a las ambulancias y patrulleros
llegar con suma rapidez al lugar del conflicto, no teníamos casi nada de
tiempo, en cuestión de segundos los criminales serían atrapados, y nosotras
llevadas a la comisaría para responder del porqué de estar en ese lugar.
Pamela
preguntó angustiosa como íbamos a ingresar si la puerta estaba sellada con
barras de metal y vidrio a prueba de balas… no teníamos tiempo de patear o
romperla con piedras, pero en eso, alguien gritó cuidado desde lejos, y una
pequeña piedra circular cayó debajo de nuestras narices, ¡era una maldita
granada!
- - ¡SAL DE AQUÍ KIM! – gritó muerta de miedo Pam
En
segundos esa letal bomba estallaría y nos mataría a ambas, sino fuese por mi
increíble valentía que, en lugar de huir todo lo posible, pateé la granada
hacia la puerta derecha, volándola en pedazos y dejándonos aturdidas por la
explosión, las barras cayeron y los vidrios despedazados ¡el momento del robo habían
llegado! La puerta cedió ante la explosión y nos dejó todo listo para el
ingreso.
La
puerta quedo destrozada y polvorienta, entramos al lugar, en realidad, jale del
brazo a Pam para que ingresará sin precaución, nos cubrimos los ojos y las
bocas para evitar el polvo que deambulaba por el centro. Antes de ir en busca
de la espada, había estudiado a profundo el mapa del centro comercial, y en que
parte exactamente se encontraba la espada, y justo estaba en el cuarto piso ¡en
el último piso carajo!
Subimos
por las escaleras principales hacia el cuarto piso, la explosión que causo esa
maldita granada no solo se había complacido con destrozas la puerta, sino las
vitrinas de todo el primer piso había colapsado totalmente, ¿tan fuertes eran
esas granadas? No nos detuvimos a ver el feo paisaje que habían generado los
criminales, la batalla urbana ahora tenía como tercer competidor a la policía,
habían llegado para intentar matarlos o sacarlos a la fuerza del banco, pero en
su lugar, se encontraron con un lanza granadas que utilizaron los criminales e
hicieron volar parte de la estructura del centro comercial.
El
impacto de la bomba destruyó parte del segundo piso, todo este robo se estaba
convirtiendo en una zona de guerra, ¡una zona de guerra muy jodida! Pam no
podía estar más blanca que antes, su rostro estaba muy parido y sus ojos
temblorosos, incluso llorosos, este robo era demasiado para ella, pero tenía
que seguir adelante, solo con su ayuda podría recuperar mi espada… ¿mi espada?
¡¿Qué estaba pensando!?
- - ¡Kim vámonos ahora! ¡olvida esa espada y larguémonos de aquí! ¡vamos a morir!
- - ¡No temas Pamela! ¡Ya llegamos al cuarto piso! Solo cúbrete la cabeza al subir y no mires hacia atrás
- - Pero…
- - Créeme, ¡yo también tengo miedo! ¡pero este sentimiento…!
No
podía asegurar el éxito de esta misión tan peligrosa que estaba pasando, una
zona de guerra no es para niños, mucho menos para dos chicas inexpertas en el
uso de armas. Por fin habíamos llegado al cuarto piso, y pude ver la legendaria
antepasada de las katanas, “Tachi”, una espada curva muy larga, y de
dimensiones extraordinarias, envuelta en un manto especial y su mango original
llamaba la atención, nos acercamos sin saber de los detectores de rastreo
infrarrojos a los alrededor, por fortuna, con esa última explosión estos
detectores se apagaron y nos dejaron con la brecha abierta.
Mi
mente no pensaba en otra cosa que contemplar esa legendaria espada, y el fuerte
sentimiento hacia ella aumentaba de manera considerable, me estaba llamando a
utilizarla, mis manos temblaban con su presencia, ambas nos acercamos a la
espada y pude verla de cerca. Una espada de renombre y sin dueño a quien
obedecer hasta el final, una espada hecha de acero forjado y un mango suave y
liviano para su uso letal y fino. Tan larga como el tamaño de un ser humano
promedio, y pesada como cinco de ellos. No supe que decir al verla, pero Pam
sí.
- - ¡Ya sácala Kim! ¡No tenemos tiempo!
- - El guerrero número uno…
- - ¡¿Qué hablas!? ¡Ya Kim no pierdas tiempo!
- - Solo cada mil años aparece un guerrero como él, el legendario dragón carmesí del imperio naciente…
- - ¡¿Qué?!
- - Eh… no nada – dije cuando deje de ver la espada – sí, vámonos ahora Pamela – abrí la caja de vidrio que recubría la espada, la tome y la puse en mi espalda, menos mal tenía una correa para atarla con cuidado, eran tan grande que ya rozaba el piso, no era una espada de juguetes o animes, era una espada real y enorme, lo que necesitaba – debemos ir por la azotea, si bajamos nos atrapan
- - Entonces no perdamos tiempo Kim, ¡Vamos!
Encontramos
una pequeña escalera que conducía hacia la azotea del centro comercial, en
cuanto subimos, los fuegos artificiales destruían toda imagen de los criminales
y los policías batiéndose a duelo con una muerte insegura rondando la noche.
Nos acercamos a los bordes del edificio, pero no teníamos alguna manera de
pasar saltando a otros edificios, para mala suerte, ninguna pensó en que saltar
era una idea terrible ¡todo el maldito centro comercial se encontraba sin
edificios contiguos! ¡Eran dos cuadras en una sola!
- - ¿Y ahora que Kim? ¡¿Qué mierda vamos a hacer!? No quiero ir a la cárcel
- - ¡Yo tampoco! Pero… no tenemos de otra, tendremos que saltar hacia ese techo del lado opuesto
- - ¿Te refieres a esa vieja casa abandonada? ¿Cómo vamos a hacer eso?
- - Con confianza, es lo que hubiese dicho Jerouu, tenemos que confiar en todo bien para que salga todo bien, no tenemos de otra, la caída será fuerte… ¡tengo miedo! ¡pero al carajo!
- - ¡Está bien! ¡Vamos!
- - DETENGANSE AHORA Y ARRIBA LAS MANOS
Un
helicóptero color verde y plomo se colocó encima de nuestra posición y dos
efectivos del orden apuntaban hacia nosotros, era un helicóptero de la policía
que señalaba con su reflector de luz hacia ambas sin ningún remordimiento y
esperando la orden de disparo, Pam se puso todavía más pálida y no sabía qué
hacer, yo también estaba temblando, sufría de nervios en ese momento y miraba
hacia la luz esperando una respuesta.
Y
esa respuesta llegó, o llego de la peor forma, corrí hacia uno de los
ventiladores externos del edificio, el policía gritó nuevamente que me
detuviera pero omití esa orden, salte encima del ventilador, saque la espada de
su estuche y la alce para tratar de atacar al helicóptero, una escena inédita,
sacada de vueltas y explosionando cabezas ¡una espada antigua, vieja y oxidada
contra un helicóptero pesado y armado! ¡Una batalla estúpida! ¡Una decisión
estúpida! ¡Kami santo!
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