A mí querida alma de la naturaleza, Grace Norabuena, bendiciones y feliz cumpleaños, te quiero.
No todos
podemos ser iguales ni diferentes, existen distintos métodos para encontrar
propios caminos, reencontrarse con uno mismo e ir por el sendero de una vida
mejor, todo eso es maravilloso, ¡sin palabras! Pero… mi estado no es el mismo a
cuando estaba ayer sentada esperando el ómnibus, sinceramente, desearía irme de
aquí, pasear, recorrer el mundo entero y adoptar muchos animales ¡sí! Muchos animalitos
de la naturaleza. Sin embargo, no puedo hacerlo ahora… hoy es mi cumpleaños.
En realidad,
no tengo palabras para describir, siempre me gustó el hecho de querer a los
animales más que a los humanos, no un tengo que explicar esa extraña razón,
pero todo comenzó el día donde observe al primer ser animal no humano en mi
vida, un gato llamado “Kari”. Un gato común y corriente, de color gris y líneas
blancas. Me miraba desconsoladamente mientras acompañaba a mi querida madre en
el parque Kennedy. Me aleje un poco de ella y me acerque a ese pequeño gatito,
una noche de lluvia y quejas por doquier, solo me importaba verlo de cerca.
Este
gatito gris no tenía dueños, no tenía amos, no tenía quejas ni con quien
compartir su dulce y caída mirada, intente comprender que realmente significaba
esa mirada, pero no comprendía a tan corta edad su significado, aun así, mi
madre al verme tan cerca de esta pequeña criatura, entendió que su vida estaba
ligada a la mía, y me dijo con su dulce voz, “quédatelo Luna, un regalito por
tu quinto cumpleaños”.
Desde
ese día la pequeña “Kari” siempre me acompañaba a todo lugar, donde iba mi ser,
este pequeñito acompañante me seguía detrás, con su mirada todavía decaída, me
mostraba algo que realmente quería, pero no sabía entender, demasiado pequeña
para entender un mundo complejo, un animalito demasiado complicado para seres
muy incomprensibles.
Se convirtió
en mi primer mejor amigo, aunque no entendía lo que buscaba este pequeñito,
ella sabía cuáles eran mis necesidades. Me guiaba en la oscuridad de una
tormentosa noche en Huaraz, me acompaño a mi primer día de clases, esperando
fuera del patio donde muchos seres como yo jugaban, lo veía de lejos, y ella a mí,
una mejor amiga que se preocupaba por el bienestar de su prójimo.
Kari
estuvo donde nadie podía llegar, donde todos habían fracasado al intentar
convertirme en sociedad, o entenderme como un punto y aparte en una estrofa
demasiado perfecta. Pero todo tiene un buen trágico final, ella desapareció. La
busque por todas partes, y nunca la pude encontrar. Fue donde sentí una
despreciable ira y frustración, tan lamentable y desastrosa que, destruí sin
querer la habitación de mi madre, último rincón donde la había visto.
Una especie
de aura me recubrió el cuerpo, un aura muy visible y tocable de color morado
oscuro, mis ojos no paraban de derramar centenares de lagrimales mal
influenciados, todo se volvía oscuridad mientras me auto consolaba por la desaparición
de mi mejor amiga.
Un silencioso
maullado hizo gala en el cuarto destruido, era ella, Kari había vuelto donde su
compañera la necesitaba, su mirada era de desilusión, una excéntrica mirada de destrucción
y… odio, lo pude observar en el torno de sus ojos celestes oscuros, el alma de
un ángel destruido era visible en sus iris.
Lo acaricie,
lo abrace e intente controlarme, el aura desapareció finalmente, y con este, mi
mejor amiga partió hacia la ventana, sin rumbo fijo, volteo a verme por última
vez, intente detenerla, pero era inconcebible, ella no pertenecía a este mundo,
nunca tuvo dueños, y claro, yo no sería parte de esa triste realidad.
En su
acabada mirada, comprendí la triste realidad en la relación de animales y
animales pensantes, nadie debe de ser esclavo de otros seres. Todos merecen una
oportunidad de querer la libertad, abrazarla como abrazaba a Kari, sentirla en
sus venas y disfrutar del mundo de mejores amigos. Eso pude entender de su
partida, ahora que ella se iba sin dirección fija, entendí que… mi cumpleaños,
era lo mejor que tenía, ella apareció hace diez años, y ahora era libre de
seguir su rumbo. Yo tenía quince años.
Ahora
soy perfectamente imperfecta, entendible y extraña, pero eso, no me parece lo
mejor y lo esperado por otros, mientras utilice mi don por el bien de la
libertad de todo ser en este mundo, todo saldrá bien, como diría Jerouu, todo
siempre saldrá bien, porque somos nosotros quienes creamos eso, feliz
cumpleaños Luna, feliz cumpleaños Kari, ¡feliz cumpleaños a mi alma, Luna
Norabuena, excéntricamente estupenda!
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