Capítulo 129: “Pachacútec, La ciudad de los dioses”

La gran ciudad de los incas; magnifica, majestuosa y una obra de la arquitectura incaica, capaz de mover piedras gigantes a velocidad nunca antes vistas, contemplado por alguien tan… como yo. Apenas podía creerlo, las nubes sobrevolaban los alrededores con una vista estupenda de todas las ruinas. Los antiguos andenes donde brotaban todavía alimentos naturales…

• -       ¿Ya sentiste pegada sí? – dijo Paco al verme caer de repente al suelo
• -       Pero que… - apenas pude hablar, igual cayó de cabeza Armando
• -       Esto es la ciudad sagrada ¿Entiendes sagrada que es? La presión te matará si no te levantas, si eres elegido eres entonces demuéstralo
• -       Hijo de…
• -       Ahhh hazle caso… Jerouu…
• -       ¿Cómo que hazle caso? Si ni sé de qué habla
• -       Levantarte si eres el héroe

Con esas palabras, tuve que hacerle caso o moriría, al igual que Armando, a quien le exigí que se levantara para poder salir de esta trampa mortal, no sé si era la presión del aire o el poco oxígeno, pero esta presión que nos empujaba al suelo era demasiado fuerte, tenía que superarla a como dé lugar, levantarme… levantarme… ¡Seguir con mi espíritu! ¡Mi sueño! ¡Mi ideal de vivir! ¡Salvar al mundo!

• -       Basta Paco
• -       ¿Señor?

Un hombre que flotaba sobre una nube apareció frente a nosotros, y con solo levantar su brazo derecho, toda la presión que exigía una fuerte contracción de nosotros se detuvo inmediatamente, Armando y yo pudimos levantarnos otra vez, con dificultad pues el oxígeno todavía no se acentuaba a nuestra manera de vivir, más los mareos por la altura que se encontraba la ciudad, todavía peor.

• -       ¿Por qué tratas de esa forma a nuestros invitados?
• -       Señor… maestro… taita
• -       Olvídalo, ya estoy muy viejo para resondrar a alguien, y menos a un espíritu tan pequeño como tú
• -       Si maestro… - se inclinó
• -       Hahaha enano – se burló Armando
• -       ¡La boca cierra! ¡El único que puede decirme de esa forma es el gran maestro Manco Cápac!
• -       Espera… - traté de recordar por su voz de quien se trataba – no puede ser, ¿Eres el viejo vagabundo apestoso Reynaldo?
• -       ¡¿A quién le dices apestoso?! – era el mismo, se le quitó la brillosidad y apareció el tipo con barba desaliñada, ropa sucia y un poncho marrón muy gastado, conjuntamente con un chullo plomo bien utilizado – soy el maestro Reynaldo para su información, sean bienvenidos a la ciudad de los incas, por aquí entran los que conocen la entrada principal ¿No vieron acaso la entrada de turistas? Es mucho mejor ir por allí
• -       ¡Nadie nos dijo que existía un lugar así! – respondí algo molesto al saber de la otra entrada – de todas formas, ¿Qué hace en este lugar maestro Reynaldo?
• -       No entiendo… - decía Armando
• -       Vaya, que buena dupla, alguien quien no tiene idea de quién es, y al lado un tipo que se hace llamar hijo de sendero luminoso, pero no mata ni a una mosca
• -       ¿Qué dijiste?
• -       No importa, no podemos perder tiempo valioso, sean dos o tres, tienen que venir conmigo y entender que son realmente y que deben de hacer aquí, todos tienen un propósito en esta vida

Nos levantamos completamente, y con nuestras pocas que pudimos rescatar de la huida del campamento terrorista, lo seguimos, bajando algunas rocas gigantes y pequeños montes de tierra, al pasar por los grandes caminos hechos de cuerdas, una obra maestra demasiado larga pudimos notar al costado el otro puente de los turistas, donde al parecer no notaban nuestra presencia.

El gran puente hecho tradicionalmente de cuerdas y materiales de la zona pudo resistir nuestros pesos, claro, sin contar al duende que flotaba todo el camino, finalmente pudimos llegar al otro lado del puente. Mientras el maestro vagabundo Reynaldo nos explicaba que hacíamos aquí.

El maestro vagabundo nos explicó la razón de llegar a un lugar tan apartado de la sociedad y que la propia gente no nos viese, pues existía una barrera impuesta por los incas en la antigüedad para evitar que extraños usurpasen este lugar, pero que, a través de los años, y su total descuido hizo que la barrera se debilitará y por ende, fuese descubierto por investigadores e historiadores décadas atrás. Cuando eso ocurrió, el maestro vagabundo decidió crear usando su fuerza vital una nueva capa invisible para cubrir la ciudad sagrada, pero solo cubrió una parte, que, para él, era la más importante.

Los turistas visitaban otras partes de la ciudad, la parte “no reconocida” mientras, nosotros iríamos a la parte todavía oculta de la ciudad, un gran salón que era iluminada por el eterno sol y las estrellas nocturnas, el lugar era tan grande que no tenía un techo ni nada parecido, solo un gran campo de piedras y monumentos antiguos donde se dice… que nació el Ium.

El Ium, fuente vital de toda vida en el planeta, usada como conexión entre seres espirituales, para luego ser usada como un arma o una defensa, y finalmente desaparecer por propia cuenta. Esa técnica que me dijo que me enseñaría si lograba vencer los miedos del ser humano.

• -       ¿Qué miedos?
• -       Todo humano teme a una cosa, nadie es perfecto, los antiguos incas crearon un sistema único de vencer ese miedo, o al menos tenerlo bajo control y no dejar que ese miedo te controlase todo el tiempo. Para hacerlo, mostraban en una vieja manifestación de piedra tu temor basada en alguien personal, si superabas ese miedo, lograbas ascender, entonces podrías obtener el poder y la capacidad requerida para aprender el Ium
• -       ¡Yo también quiero aprender maestro apestoso! – dijo Armando feliz
• -       No es para todos, pero puedes intentar, sería interesante ver que tu extirpe de sendero sea comprobada, si alguna vez fue real su causa o solo una mentira basada en miedo. Todo nace del miedo
• -       Pero no entiendo bien, ¿Tengo que vencer a alguien? ¿Saltar cosas como lo hice en Lima? Para todo estoy fresh maestro
• -       Pues si ese es el caso, el puente acaba en este lugar, pasando ese portal de piedra se encuentra la sala del Ium, si logras superar ese miedo con la cual todo ser vivo nace… te entrenaré, mejor dicho, entrenaré a ambos, Paco prepara las figuras de piedra
• -       ¡Maestro sí!

Al ingresar por el portón de piedra, pudimos observar un gran campo de piedra que era iluminado por el brillo del sol, varias figuras antropomórficas que decoraban el gran patio en los muros, desde cosas como aves o fusiones de panteras con humanos, realmente escalofriante y difícil de creer que estaba en un lugar como este. Finalmente, el muqui Paco apareció arrastrando una pesada piedra con figura humanoide.

• -       Entonces… ¿La destruyo y me enseñas?
• -       Adelante jovencito, destrúyelo
• -       Hahaha demasiado fácil, ¿Pa esto vine? Entonces… ¿Pero? ¿qué?

La figura humanoide de piedra parecía estar moviéndose, ¡Un brazo salió del interior de la piedra! Seguidamente se rompió otra parte de la piedra donde pudimos observar la aparición de una pierna con una zapatilla de lona, ese brazo usaba una uña pintada color rojo, al parecer saldría una mujer ¿Eso era mi temor más grande? ¿Una piedra deforme? Pero no, siguió desarmándose, hasta que finalmente apareció la figura humana.

• -       No… no… ¿Qué… es esto?
• -       El miedo de todo ser vivo se basa en lo que no puede alcanzar u dominar, de eso se trata el tener pánico a las cosas, por eso seguimos vivos. Si logras dominar ese miedo intenso que tienes dentro, podrás dominar el Ium, ahora, a ver… destrúyelo
• -       No… ¡¿Qué diablos hace Kaytlin aquí?!