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martes, 11 de octubre de 2016

Una bala de color plomo perforó la cabeza del senderista que intentaba advertir a su camarada superior de la llegada de una chica misteriosa que trabajaba para el ejército del nuevo presidente legionario Alexander, este se derrumbó de inmediato derramando sangre en el piso ante mis ojos sorprendidos de ver un muerto.



  • -       Oh no… al diablo me largo de aquí
  • -       ¡Espera! ¡Libérame primero!
  • -       ¿Estás loco? Esa tipa viene a matarte, mejor conmigo no existo para nada…
  • -       Vamos viejo se supone… se supone que venias a matarme, mejor libérame y luego pides un rescate
  • -       ¿Qué mierda hablas?
  • -       A que vivo valgo más, y si logras desatarme podrías entregarme a ese presidente a cambio de que te deje con vida
  • -       Pero… a carajo

Me liberó cortando las sogas que me ataban a la silla, me levanté y tomé mi bastón como una herramienta de batalla, otra onda expansiva de sonido destruyó lo que quedaba de la tienda de campaña, afortunadamente ya había escapado de ella antes de quedar atrapado y libre de morir ante esa chica.

Al verla de lejos huyendo con mi captor que todavía me apuntaba con su rifle, pude ver una figura conocida, una figura que no podía dejar de ver, que no podía creer que realmente ella fuese una enemiga; Milagros… la mejor amiga de Kim y buena amiga de mi facultad ¿Sirviendo para la legión? Me quedé helado y sin ánimos de avanzar, una chica estudiosa, calmada ¿Era una legionaria con poderes como los míos? ¿Qué estaba sucediendo?

  • -       ¡Vámonos ahora! ¡Avanza o aquí mismo te doy un balazo!
  • -       Ah…

Milagros siempre fue amable con todos, nunca dejaba que su furia se mostrase ante otros, tampoco que otros que se amargasen con ella interrumpieran su felicidad, era alegre y muy buena amiga de Kim, siempre paraban de un lado a otro con demasiada armonía, pero al ver este panorama ahora, cambiaba toda percepción que tenía hacia ella.

Apenas pudimos escapar en medio de los árboles que eran derrumbados por los militares y las brigadas especiales que llegaban no paraban de destruir todo lo que encontrasen en su camino, sin pensar en siquiera las poblaciones que vivían en esos lugares y necesitaban de la naturaleza para existir, los animales huían despavoridos al ver hombres y mujeres con armas jamás antes vista, corrían desesperadamente al lado de nosotros huyendo, buscando refugio, y en el pico de la catástrofe, Milagros.

Llegamos a la ribera de una cascada que de seguro al saltar nos mataríamos, pero no tuvimos opción al ver camiones repletos de soldados registrando todo y derrumbados obstáculos gigantes en su camino. Saltamos a la cascada sin importar el miedo terrible que sentíamos en ese momento, cayendo bruscamente al agua, mientras, pude ver que incluso algunos animales, por instinto creo, saltaban también, como si supiesen su destino si se quedaban en lo que quedaba del VRAEM. ¿Qué es realmente sentir miedo? ¿Acaso somos nosotros los inteligentes y ellos los animales? ¿O al revés?

Caímos al gran lago que se formaba gracias a la cascada de agua pura y todavía bebible en todo el territorio enemigo, nos sumergimos tratando de ocultarnos de sus helicópteros militares que buscaban a toda costa nuestros cuerpos, felizmente el tiempo sumergido hizo posible que los helicópteros se alejasen totalmente, pero no tanto para mi nuevo amigo terruco que apenas podía respirar y ya parecía estar morado. Lo saqué del rio y le di primeros auxilios, aunque no sabía cómo hacerlo, así que simplemente lo golpeé en el pecho varias veces con mis puños hasta que vomitara agua, como en las películas, por suerte acerté y pudo respirar normalmente otra vez.

  • -       Carajo ¿Qué clase de primeros auxilios son esos?
  • -       ¡Cállate! Al menos te salvé la vida… ¡Agradece caracho!
  • -       Te agradeceré cuando te entregue a las autoridades
  • -       ¿Estás loco? ¿Crees que ellos te dejaran con el dinero libre? Te matarán al primer instante que te vean, eres su enemigo ¿Recuerdas?
  • -       Oh cierto… ¡Ah! ¡Que vamos a hacer! ¡         Nos matarán! ¡No conozco a nadie por estos lugares! ¡Y ni se dónde estamos!
  • -       ¡Cálmate terruco! ¡No te desesperes! ¡Calm dawn men!pésimo inglés
  • -       En primer lugar, soy Armando Huaraní, y en segundo lugar… ¡Como quieres que me calme si no sabemos que hacer!
  • -       Pues… vaya con que es tu nombre real, tendremos que caminar hasta salir de este bosque… por allá o por aquí, o por algún lugar, no creo que estemos fuera del país todavía, hahaha, genialongo.
  • -       ¡Eres un huevón!
  • -       ¡Tú eres el huevón que me secuestró y huyó de los legionarios!
  • -       ¡Mierda es cierto!otra vez comenzó su espectáculo de lloriqueos, nunca había conocido a un terrorista que temiese tanto y fuera un inútil, creo que me equivocaba al tratarlo como un terrorista de mierda, más bien, parecía ser un tipo gracioso, pero muy inútil
  • -       Bien… Armando, tenemos que seguir de frente y buscar algún pueblo cercano, apuesto que nos ayudarán si sabemos pedir ayuda
  • -       Bueno… tú eres a quien buscan así que te seguiré
  • -       Que ayuda caracho…

Nos levantamos del suelo, nos secamos lo mejor posible y continuamos con nuestro camino por el sendero eterno verde. Un gran bosque tropical que era demasiado espeso como para atravesarlo sin las herramientas necesarias, pero ahora que no teníamos ni comida, ni agua, ni armas o algún tipo de objeto para guiarnos, seguramente moriríamos desaparecidos antes de encontrar el camino… y el amor por Kaytlin quedaría en nada… maldita sea.

Seguimos caminando y caminando, recorriendo arboles gigantes y malezas incontables, monos trepando de un lado a otro y el sonido perpetuo de un rio que no sabíamos si existía, es como si hubiesen pasado varias horas, pero no parecía ocultarse el sol o caer en la noche. Es como si nada existiese en este lugar salvo la continua naturaleza.

  • -       No tienen posibilidades de vivir, mueran de una vez
  • -       ¿Quién dijo eso?preguntó Armando desesperado
  • -       ¡Alto allí! Eh… ¡Estoy armado!dije tembloroso luego de los acontecimientos del día
  • -       ¿Con un bastón de madera? Seguro que realmente eres un niño… que pena, morirás tan joven, entonces me presentaré

Un ser muy pequeño, con un casco de minero, usando un traje rudimentario color rojo y de piel verde y una mirada de miedo mezclado con furia que desesperaba a quien lo mirase, pero muy pequeño de verdad.


  • -       ¡Soy el Muqui de los mil oros! Ahora mueran en paz…

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