“Estilo
arma blanca” contra “mi lanza espartana” color verde de las hojas del árbol
donde solíamos columpiarnos cuando éramos niños, ahora estaba dentro de mi
brindándome su luminosidad para acabar con mi ex enamorada, aunque, fuera de
bromas, nunca llegamos a ser novios. Frente a frente, mi bello rostro contra su
enorme busto resaltante y siempre fijador de miradas estúpidas, esto iba a ser muy
sencillo.
Por
alguna razón ella tenía ese poder, el poder de obtener los colores de las cosas
y transformarlas en armas, cosa que ella estaba trascendiendo o evolucionando
ese misterioso poder, lo había convertido en una especie de armadura completa,
con su estilo “Arma Blanca”, se cubrió todo el cuerpo del color de su casa,
dándole una apariencia de caballero, o, mejor dicho, de caballera, pero ahora
eso no importaba. No me interesaba como rayos había obtenido ese poder, pero sí
que tenía que derrotarla, le iba a mostrar que tanto había mejorado desde que
me fui a Lima.
Las
estrellas eran apenas visibles arriba de nosotros, un buen clima fresco, ni tan
congelado ni tan caluroso, tibio para mi perfección; apuesto que sería el clima
ideal para montar unas olas en la playa Huanchaco, aunque era mejor ir a
Huanchaquito, donde las olas si eran monstruosas y tenían grandes retos, cosa
rara para encontrarse cerca del océano pacifico. Y sin más preámbulos me dirigí
con toda mi fuerza hacia ella.
Intenté
dar el primer golpe directo utilizando mi lanza como una espada, pero ella ni
siquiera trato de moverse, simplemente cruzó sus brazos y espero mi ataque, ya
estaba a punto de atravesarla con suma rapidez, pero algo repentino hizo que
cambiase mi idea y evitara dañarla, ¡Mierda! No podía creer lo que estaba
haciendo, al intentar atacarla por diferentes direcciones, no podía hacerlo, no
nacía en mi interior una razón para atacarla, ¿O era otra cosa? ¿Podría ser un
sentimiento? ¡No! Si era eso entonces…
- - Pues bien, parece que todavía tienes esos sentimientos, una lástima que yo no sienta lo mismo
Y
luego de un intento fallido de atacarla con la lanza, ella rompió de un severo
puñetazo la lanza y me golpeó con su pie izquierdo levantado en forma de L
hacia arriba, sacándome fuera de juego en cuestión de segundos; caí encima de
las gradas de la escalera dentro de su casa, apenas pude levantar la mirada y
estar consciente de lo que me había hecho.
Con mi
cabeza todavía dando vueltas y un grave dolor de espalda me levanté, solo para
ser sujetado del brazo derecho y ser lanzado hacia el jardín nuevamente,
gracias a la increíble fuerza de mi ex enamorada, esa armadura blanca sí que le
daba fuerzas extraordinarias… pero, ¿Acaso el blanco significaba fuerza? No,
siempre imaginé que el blanco era pureza, un signo limpio, libre de cualquier
mancha y sanador, pero para ella era la fuerza bruta, entonces ¿Quieres decir
que los significados de cada color varían según el usuario que los poseyera?
- - Por supuesto cariñito – me dijo sacándose el yelmo blanco y esbozando una sonrisa
- - Oye… - me arrodillé debido al fuerte dolor de espalda junto a la paliza de antes - ¿Cómo es que el blanco es fuerza? ¿Qué carajo sucede?
- - Soy alguien como tú Carlos – se sacudió el cabello y dejo caer su hermosa larga cabellera marrón larga que todavía conservaba – yo también puedo sentir lo que sientes, y sé que no quisiste hacerme daño alguno porque no lo viste como bien, nunca te di motivos para atacarme, más bien, yo fui la primera en comenzar a golpearte
- - ¿De qué hablas? Yo cree mi lanza marrón primero y por eso…
- - Nunca me atacaste de verdad, cada intención de atacarme lo evitabas, carajo, esa velocidad si no me lo esperaba, te creo que has entrenado en secreto cariñito
- - No me digas cariñito, responde a mi pregunta
- - Primero lo primero, vamos adentro y te me lavas bien la parte superior, no quiero que ensucies mi casa ¿Entendiste?
- - Si…
- - ¿Qué dijiste cariñito?
- - Si Gabriela, lo hare con todo mi ser
- - ¡Bien dicho carajo! Por cierto… gané esta batalla
Ella
desvaneció su armadura blanca en unos segundos, mientras seguía sin palabras
debido a su gran control sobre su poder, sin embargo, un guante blanco todavía
persistía en su mano derecha, al parecer no lo controlaba totalmente, y eso me
aliviaba (risas).
Entramos
a su casa y fui directo a su baño a lavarme, me quité las trenzas del cabello
estilo dreads, me remojé un poco el rostro sin sacarme la idea de que mi ex
enamorada controlaba el mismo poder que yo recién descubría de a pocos. Seguía
remojando mi rostro con agua pura del caño sucio mientras recordaba mis
batallas. En cierto punto de vista, yo jamás había atacado primero, en la pelea
contra Milagros, ella me atacó sin dudar, por esa razón, yo respondí como
debía, ¿Pero era correcto lo que había hecho?
Quizás
tenía razón, nunca fui de las personas que se molestan a la primera y dan
puñetes a diestra y siniestra, tampoco me gustan las batallas ni las guerras,
soy pacifista, es como dicta el gran Bob, un ser de alma calma y liviano. Pero
al no atacarla a mi ex enamorada, era por otra causa… una causa
sentimentalista, maldición.
Regresé
a la sala y me senté en uno de los sillones, me explicó sobre el origen de su
poder, como nació ese don dentro de ella cuando decidí partir a la hermosa
ciudad de Lima por un futuro mejor, en ese entonces yo tenía catorce años, con
sueños y esperanzas, era uno de los mejores artistas del salón de mi viejo
colegio. Mis obras de arte dejaban impresionados a mis maestros, y en especial
a ella, Gabriela fue la primera chica de quien hice un autorretrato
autografiado, fue mi mejor lienzo.
Lastimosamente,
sabía que en mi pueblo natal de Barrios Altos en Trujillo no podría conseguir o
estudiar arte en un gran museo, como lo era en la capital. Sus museos, sus
institutos especializados eran los lugares donde debía de ir, sus galerías de
artes y aprender de los mejores artistas, ese era mi destino. Por eso tomé la
decisión de dejar mi ciudad para partir a la capital, pero en ese momento
surgió el problema; no tenía padres que pagasen mi viaje, así que, en esa parte
normal, sin embargo, tenía una enamorada a quien realmente amaba, era la peor
decisión de mi vida ¡Catorce años caracho!
Cuando
le planteé mi manera de ver el mundo y conseguir mi sueño, ella intentó de mil
formas de hacerme quedar, incluso decirme que estaba embarazada de mí, cosa que
cuando le pedí una prueba de embarazo, me dijo que no tenía suficiente dinero
para comprar una. Totalmente falso, sus padres eran comerciantes de mucho
éxito.
Para
ese entonces no sabía lo que realmente era el amor, ella tampoco, tiempo
después me confesó que realmente no entendía lo que sentía en realidad por mí,
pero en esa época, decidimos despedirnos de una manera poco casual; nada de
sexo o lujuria, sino, una cena para ambos que acabo en un tierno beso bajo las
estrellas tapadas en un parque cerca de su casa. Y fue como me embarqué en mi
grandiosa aventura, que acabó con un aprisionamiento en un hogar de niños
abandonados y alejado de mis sueños de ser un artista famoso.
Ahora
al regresar a mi provincia originaria como un vago errante que dibujaba en el
parque Kennedy para subsistir era penoso, mucho peor sabiendo que ella ahora
usaba sus poderes para beneficio propio, y que su cuerpo se transformó
totalmente en una figura preciosa, destacable y de mucha “personalidad”.
Cuando
me contó sobre la unión de nuestros poderes, ella habló seriamente, sin usar
ninguna palabra de grueso calibre, era realmente serio, al momento de obtener
mi potencial total debía de conocer el lugar donde mi antepasado descubrió el
suyo, la mítica “isla de los Moches”
ubicado a unas millas lejos de la costa trujillana; una legendaria isla donde
se dice que los antiguos moches hacían sus rituales y preparaban a sus
guerreros para la transformación divina, algo relacionado a la luna si bien no
entendí perfectamente el quechua que utilizaba Gabriela.
La
isla de los antiguos moches, custodiado por una antigua criatura prehistórica
que residía en la morada legendaria de los moches, fiel guardián de las
leyendas y los ritos de sus amos, para obtener ese potencial que me faltaba
para hacerle frente a los legionarios, tendría que derrotar a esa fiera
criatura que era enorme y demasiado monstruoso para describirlo, según narraba
Gabriela.
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