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miércoles, 27 de julio de 2016

“Estilo arma blanca” contra “mi lanza espartana” color verde de las hojas del árbol donde solíamos columpiarnos cuando éramos niños, ahora estaba dentro de mi brindándome su luminosidad para acabar con mi ex enamorada, aunque, fuera de bromas, nunca llegamos a ser novios. Frente a frente, mi bello rostro contra su enorme busto resaltante y siempre fijador de miradas estúpidas, esto iba a ser muy sencillo.



Por alguna razón ella tenía ese poder, el poder de obtener los colores de las cosas y transformarlas en armas, cosa que ella estaba trascendiendo o evolucionando ese misterioso poder, lo había convertido en una especie de armadura completa, con su estilo “Arma Blanca”, se cubrió todo el cuerpo del color de su casa, dándole una apariencia de caballero, o, mejor dicho, de caballera, pero ahora eso no importaba. No me interesaba como rayos había obtenido ese poder, pero sí que tenía que derrotarla, le iba a mostrar que tanto había mejorado desde que me fui a Lima.

Las estrellas eran apenas visibles arriba de nosotros, un buen clima fresco, ni tan congelado ni tan caluroso, tibio para mi perfección; apuesto que sería el clima ideal para montar unas olas en la playa Huanchaco, aunque era mejor ir a Huanchaquito, donde las olas si eran monstruosas y tenían grandes retos, cosa rara para encontrarse cerca del océano pacifico. Y sin más preámbulos me dirigí con toda mi fuerza hacia ella.

Intenté dar el primer golpe directo utilizando mi lanza como una espada, pero ella ni siquiera trato de moverse, simplemente cruzó sus brazos y espero mi ataque, ya estaba a punto de atravesarla con suma rapidez, pero algo repentino hizo que cambiase mi idea y evitara dañarla, ¡Mierda! No podía creer lo que estaba haciendo, al intentar atacarla por diferentes direcciones, no podía hacerlo, no nacía en mi interior una razón para atacarla, ¿O era otra cosa? ¿Podría ser un sentimiento? ¡No! Si era eso entonces…

  • -       Pues bien, parece que todavía tienes esos sentimientos, una lástima que yo no sienta lo mismo

Y luego de un intento fallido de atacarla con la lanza, ella rompió de un severo puñetazo la lanza y me golpeó con su pie izquierdo levantado en forma de L hacia arriba, sacándome fuera de juego en cuestión de segundos; caí encima de las gradas de la escalera dentro de su casa, apenas pude levantar la mirada y estar consciente de lo que me había hecho.
Con mi cabeza todavía dando vueltas y un grave dolor de espalda me levanté, solo para ser sujetado del brazo derecho y ser lanzado hacia el jardín nuevamente, gracias a la increíble fuerza de mi ex enamorada, esa armadura blanca sí que le daba fuerzas extraordinarias… pero, ¿Acaso el blanco significaba fuerza? No, siempre imaginé que el blanco era pureza, un signo limpio, libre de cualquier mancha y sanador, pero para ella era la fuerza bruta, entonces ¿Quieres decir que los significados de cada color varían según el usuario que los poseyera?

  • -       Por supuesto cariñito – me dijo sacándose el yelmo blanco y esbozando una sonrisa
  • -       Oye… - me arrodillé debido al fuerte dolor de espalda junto a la paliza de antes - ¿Cómo es que el blanco es fuerza? ¿Qué carajo sucede?
  • -       Soy alguien como tú Carlos – se sacudió el cabello y dejo caer su hermosa larga cabellera marrón larga que todavía conservaba – yo también puedo sentir lo que sientes, y sé que no quisiste hacerme daño alguno porque no lo viste como bien, nunca te di motivos para atacarme, más bien, yo fui la primera en comenzar a golpearte
  • -       ¿De qué hablas? Yo cree mi lanza marrón primero y por eso…
  • -       Nunca me atacaste de verdad, cada intención de atacarme lo evitabas, carajo, esa velocidad si no me lo esperaba, te creo que has entrenado en secreto cariñito
  • -       No me digas cariñito, responde a mi pregunta
  • -       Primero lo primero, vamos adentro y te me lavas bien la parte superior, no quiero que ensucies mi casa ¿Entendiste?
  • -       Si…
  • -       ¿Qué dijiste cariñito?
  • -       Si Gabriela, lo hare con todo mi ser
  • -       ¡Bien dicho carajo! Por cierto… gané esta batalla

Ella desvaneció su armadura blanca en unos segundos, mientras seguía sin palabras debido a su gran control sobre su poder, sin embargo, un guante blanco todavía persistía en su mano derecha, al parecer no lo controlaba totalmente, y eso me aliviaba (risas).

Entramos a su casa y fui directo a su baño a lavarme, me quité las trenzas del cabello estilo dreads, me remojé un poco el rostro sin sacarme la idea de que mi ex enamorada controlaba el mismo poder que yo recién descubría de a pocos. Seguía remojando mi rostro con agua pura del caño sucio mientras recordaba mis batallas. En cierto punto de vista, yo jamás había atacado primero, en la pelea contra Milagros, ella me atacó sin dudar, por esa razón, yo respondí como debía, ¿Pero era correcto lo que había hecho?

Quizás tenía razón, nunca fui de las personas que se molestan a la primera y dan puñetes a diestra y siniestra, tampoco me gustan las batallas ni las guerras, soy pacifista, es como dicta el gran Bob, un ser de alma calma y liviano. Pero al no atacarla a mi ex enamorada, era por otra causa… una causa sentimentalista, maldición.

Regresé a la sala y me senté en uno de los sillones, me explicó sobre el origen de su poder, como nació ese don dentro de ella cuando decidí partir a la hermosa ciudad de Lima por un futuro mejor, en ese entonces yo tenía catorce años, con sueños y esperanzas, era uno de los mejores artistas del salón de mi viejo colegio. Mis obras de arte dejaban impresionados a mis maestros, y en especial a ella, Gabriela fue la primera chica de quien hice un autorretrato autografiado, fue mi mejor lienzo.

Lastimosamente, sabía que en mi pueblo natal de Barrios Altos en Trujillo no podría conseguir o estudiar arte en un gran museo, como lo era en la capital. Sus museos, sus institutos especializados eran los lugares donde debía de ir, sus galerías de artes y aprender de los mejores artistas, ese era mi destino. Por eso tomé la decisión de dejar mi ciudad para partir a la capital, pero en ese momento surgió el problema; no tenía padres que pagasen mi viaje, así que, en esa parte normal, sin embargo, tenía una enamorada a quien realmente amaba, era la peor decisión de mi vida ¡Catorce años caracho!

Cuando le planteé mi manera de ver el mundo y conseguir mi sueño, ella intentó de mil formas de hacerme quedar, incluso decirme que estaba embarazada de mí, cosa que cuando le pedí una prueba de embarazo, me dijo que no tenía suficiente dinero para comprar una. Totalmente falso, sus padres eran comerciantes de mucho éxito.

Para ese entonces no sabía lo que realmente era el amor, ella tampoco, tiempo después me confesó que realmente no entendía lo que sentía en realidad por mí, pero en esa época, decidimos despedirnos de una manera poco casual; nada de sexo o lujuria, sino, una cena para ambos que acabo en un tierno beso bajo las estrellas tapadas en un parque cerca de su casa. Y fue como me embarqué en mi grandiosa aventura, que acabó con un aprisionamiento en un hogar de niños abandonados y alejado de mis sueños de ser un artista famoso.

Ahora al regresar a mi provincia originaria como un vago errante que dibujaba en el parque Kennedy para subsistir era penoso, mucho peor sabiendo que ella ahora usaba sus poderes para beneficio propio, y que su cuerpo se transformó totalmente en una figura preciosa, destacable y de mucha “personalidad”.

Cuando me contó sobre la unión de nuestros poderes, ella habló seriamente, sin usar ninguna palabra de grueso calibre, era realmente serio, al momento de obtener mi potencial total debía de conocer el lugar donde mi antepasado descubrió el suyo, la mítica “isla de los Moches” ubicado a unas millas lejos de la costa trujillana; una legendaria isla donde se dice que los antiguos moches hacían sus rituales y preparaban a sus guerreros para la transformación divina, algo relacionado a la luna si bien no entendí perfectamente el quechua que utilizaba Gabriela.

La isla de los antiguos moches, custodiado por una antigua criatura prehistórica que residía en la morada legendaria de los moches, fiel guardián de las leyendas y los ritos de sus amos, para obtener ese potencial que me faltaba para hacerle frente a los legionarios, tendría que derrotar a esa fiera criatura que era enorme y demasiado monstruoso para describirlo, según narraba Gabriela.





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