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martes, 26 de julio de 2016

Las guerras seguirán mientras el color de la piel siga siendo más importante que el de los ojos.
Bob Marley



¡Finalmente! Que viaje tan aburrido y sin emociones, para colmo largo y tonto, si quería enviarme a Trujillo solo bastaba en enviarme en avión, pero como Ariano y ese viejo vagabundo son tan míseros y tacaños, acabe yendo en bus y ya es prácticamente lunes, claro, es domingo casi de madrugada, de todas formas, es como si fuese lunes, con todo y odio hacia esos días.

Está lloviendo bien fuerte que apenas el ómnibus puede circular por la autopista, el chofer enciende los faroles y toca bien fuerte el claxon advirtiendo a otros choferes de no meterse en su ruta o que lo obliguen a acelerar, aunque con este tráfico a la capital trujillana es normal que se impaciente o empezara a correr sin pensar en sus pasajeros, típico peruano que detesto, realmente detesto eso.

Lamentablemente al pasar pude observar al lado de la ventana un terrible accidente de tráfico que ha ocasionado este congestionamiento, una persona ensangrentada, el tipo de camisa roja daba explicaciones acaloradas a los policías mientras intentaba esposarlo y llevárselo a la comisaría. Uno de los policías presentes en el accidente pude ver que era parte de los “Fénix”; policías motorizados, volteó a ver el ómnibus donde viajaba y con una fría mirada anotó el número de mi asiento, contando las ventanas que daban a los exteriores, como si me conociese, o lo que fuese peor, si quisiera seguirme o algo, lo más seguro era que tal vez pertenecía a la legión y trataba de conseguir datos; ahora si se ponía interesante la historia.

Al llegar a la capital la lluvia continuaba su progresión de inundar la ciudad de la marinera, al bajar solo usaba un short estilo hawaiano y zapatillas de color blanco, cosa que combinaba muy mal con el ambiente de este lugar, pensando que haría un calor infernal que lastimosamente no sucedió. La terminal era grande con muchas personas yendo de un lugar a otro, cargando bolsas de cosas y más cosas. Yo no sabía a donde ir o que hacer, hasta que un certero golpe en mis partes íntimas con un buen puntapié de fútbol me sacó de mi concentración indudable…

  • -       ¿Dónde quedo esa concentración indudable huevón? ¡Bienvenido a mi tierra Carlitos!
  • -       ¡Ah! – grité de dolor y caí al piso mientras las personas observaban el bochornoso hecho con miradas de dolor e intriga, ¡vaya que dolía demasiado! - ¿Quién…?
  • -       ¿No me recuerdas? Ni que hubiese pasado tantos años huevón, soy yo ¡Gabriela María Riveras Loyola! ¡Tú querida ex novia!
  • -       ¿Pero qué…? ¡¿Qué manera de saludarme es esa!? – le grité antes de ser derrumbado por guardias de seguridad
  • -       ¿No te sorprenda que este en este lugar? Déjenlo ya señores, es un buen amigo a quien hace tiempo no veía, no le haría daño ni a una mosca
  • -       Ah ya déjate de vainas negra… ¿Cómo que tu tierra? ¡Yo también soy trujillano! Y… también es un dolor de bolas el verte de nuevo
  • -       Tan tierno como siempre – me sonrío mostrando su sonrisa metálica, ahora usaba brackets

Mi ex enamorada, ¡que quede claro! Nunca fue novia oficial, pero si ex enamorada de colegio que ahora se encontraba frente a mi riéndose por su sorpresivo saludo hacia mis señores magistrados. La típica cola de caballo, su tez oscura y esos ojos amarillos tan coloridos que retrataban los cuadros de arte que pintaba por demostrar mi amor hace ya varios años, y la misma estatura de siempre con el peculiar atributo aparte de sus ojos que atraían la vista de seres estúpidos o mañosos enfermos, sus senos grandes tan apetecibles… digo, tan esbeltos y bien sujetos, claro, ha pasado el tiempo y ahora si estaban enormes.

No pensaba encontrara tan rápido, ni que me estuviese esperando tan repentinamente, pero ahora estaba bien y era mejor, ya tenía una casa donde alojarme, claro, si sus padres no se acordaban de como habíamos terminado, espero que no se acordasen de nada por mi bien.

  • -       ¿Y bien? – volteó rumbo a la salida - Trae tus cosas y vámonos a mi casa, hace un frio de mierda
  • -       Gracias por invitarme a tu casa, pero tus padres… ¿no se molestarán si llego de la nada? ¿Siguen pensando en eso de hace tiempo?
  • -       Ya no vivimos juntos, mis padres se separaron hace un buen tiempo, justo después de que te fuiste, pero…ya vamos a mi casa carajo que me congelo
  • -       Está bien negrita, llévame entonces cargado… aún me duelen mis surfistas
  • -       ¡No jodas! ¡Levántate y camina carajo!

Al llegar a su casa no se encontraba nadie, solo los viejos cuadros de pinturas colgados en las paredes, y un televisor no muy grande en mitad de la sala, aunque podía sentir una atmósfera cargado de tristeza y odio en todo el ambiente, probablemente por el divorcio de sus padres con todo ese peso de superarlo a cualquier costo, realmente Gabriela debía de estar triste, pero la forma de saludarme demostraba que no era cierto del todo, quizás realmente estaba feliz y con mi sorpresiva llegada junto a sus excelentes dones que Dios le brindó en mitad de su cuerpo…

  • -       Bien, ahora comamos algo que me muero de hambre – se dirigió a la cocina quitándose la casaca impermeable
  • -       Por supuesto, viajar por mucho tiempo sin comer y estar sentado por nueve horas sí que hace doler el culo – me senté en el sofá como si fuese un familiar cercano
  • -       Si huevón, bien que has dormido todo el viaje tranquilito para que ahora vengas a quejarte, cojudo, sin embargo, todo es gracias a ese tacaño de Ariano, ese toda una joyita que patalea en ambos bandos – rió una carcajada que fácil se oiría en toda la cuadra -  tiene plata como mierda y solo les dio 10 soles para sobrevivir
  • -       Eso es cierto, espera… ¿Conoces al tacaño de Ariano? – me sorprendí al saber que ella conociese a este personaje y peor aún, que supiese cuanto me habían dado para este viaje 
  • -       ¿Sera porque el tipo es recontra famoso a nivel mundial?
  • -       Pero… ¿Cómo sabes sobre el dinero y que me envió el exactamente?
  • -       ¿Nunca te conté? Pues veras, yo también tengo ese poder de controlar los colores, solo que yo uso mis manos para pintar mi barrio – lo dijo luego de tomar algo de té caliente
  • -       ¿Qué? – no salía de mi asombro - ¿Tú también puedes hacer eso? ¿Desde cuándo? ¡Porque nunca me dijiste!
  • -       A ver espera, te explico con calma, pero antes debo pedirte un favor, como también tienes este poder, debo ponerte a prueba, aunque hayas sido mi flaco y una ex no debería de ayudar para nada en una ocasión como esta… haré un trato especial contigo, quiero que pelees conmigo ahora en el gran patio que tengo al fondo de mi casa, ¿La recuerdas verdad?
  • -       Por supuesto, allí nos besábamos a escondidas de tus padres…pero… si sabes que tengo este poder, ¿Quieres luchar? ¡Estás loca negra! La verdad es que no peleo con chicas, y peor cuando se trata de mi ex de colegio
  • -       ¡Hahaha huevón! – esa palabrita ya se volvía constante en mis oídos - ¿Te da miedo enfrentarme?  Ya que no quiero rebajarme a pedir cosas o menos instigarte a cada rato, te lo pondré fácil. Si logras derrumbarme, hacerme caer en un tiempo de diez minutos… dejaré que veas mis senos como un buen regalo por visitarme al igual que te explicaré todo lo que quieras en referencia a Ariano y mi poder raro
  • -       ¡¿What tha fuck!? – ¿era en serio esa propuesta indecente con doble jugada? – no es necesario, ya los vi hace tiempo, aparte… eh… no creo que sea correcto, digo, pucha, es raro hacer eso, y peor como un premio de consolación
  • -       No lo veas como un premio, ¿Cómo que los has visto antes enfermo de mierda? Sino como un incentivo, además, mis pechos han crecido mucho y están más bonitos que antes, he hecho ejercicio y pues, si ganas podrás verlos… tal vez hasta tocarlos
  • -       Hahaha no para nada – me sonrojé al extremo – no es necesario negra, pero ya que tanto insistes, no me puedo negar ante una solicitud de batalla, ya antes peleé con una chica llamada Milagros, y obviamente le gané
  • -       ¿Y decias que no peleabas con chicas? Lo que hace un hombre por ver el cuerpo hermoso de una chica. Por favor, no te molestes por lo que te voy a hacer en este momento… mira atrás cariñito

Al voltear totalmente sonrojado por su recompensa, un puño gigante color morado con rayas oscuras golpeaba mi rostro con suma facilidad, enviándome directo al patio trasero e impactando en el cerco de madera; fue un ataque demasiado sorpresivo e inesperado, ¿De dónde había salido eso? ¿Era cierto sobre su poder de controlar los colores?

  • -       ¿Te dolió? Pues lo siento, así me defiendo de los malditos choros que hay por estos lugares. Trujillo ha empeorado desde que desapareciste… se supone que, si venciste a una chica con poderes raros como nosotros, eso no debió de afectarte demasiado Carlitos
  • -       Mierda – apenas podía levantarme – fue muy certero Gabriela, pero no creas que con eso voy a rendirme, si de verdad quieres ganarme tendrás que poner de tu parte, y otra cosa… ¡No solo veré tus senos, sino que también los tocaré! – al decir esto en voz alta, esperaba que ningún vecino a los alrededores escuchara, realmente sonaba muy enfermizo
  • -       Hahaha ¡Huevón! A ver si lo intentas… A esto le llamo “Estilo Arma blanca”
  • -       ¿Estilo qué?
  • -       Yo le pongo nombres a mis ataques o posturas de defensa, y en este sentido, voy a rematarte con un millar de cuchillos creados a base del color blanco de todas estas maderas, ¡Prepárate Carlitos!
  • -       Muy bien negra, es momento de hacerte probar el color de mi vida, soy un Soulo, por eso te ganaré… ¡“Escudo y lanza espartana”! yo también le pongo nombres a mis cosas de colores ¡Vamos!




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