El
místico volcán Misti, un lugar sagrado y respetado por todos los seres de este
humilde mundo; tan imponente, poderoso y ostentoso que era casi incapaz de
seguir adelante simplemente por el hecho de ver tan monstruosidad. Un ejemplo
perfecto, inmensamente vasto de lo que podría significar para el inca ascender
al volcán y sobrevivir para regresar con la sabiduría necesaria e impartirla
con su gente.
A ese
lugar es donde teníamos que dirigirnos, donde no comprendía del todo este don
que tengo y compartía con Gianina; la ceremonia de la convergencia de la luna
llena todavía implicaba tener un gran miedo desolador por todo mi cuerpo, como
si mil agujas pequeñas produjesen lentamente picazones y no pararan hasta decir
muerte. Llegamos en una vieja camioneta 4x4, muy dañada y sucia para sus
respectivos años, parecía destrozada por dentro, pero era lo mejor para llegar
a este lugar sin levantar sospechas.
Me
explicó que esta camioneta era “limpia” con signos de grandeza, recién comprada
y de tan solo dos años de uso, pero debido a los constantes ataques de las huestes
de la legión, sufrió daños que no podían arreglarse sin comprar alguna parte
original de la camioneta, cosa que le era imposible para una artista de la
calle, menos para su actual novio quien tenía el mismo oficio, apenas podían
pagar la gasolina, pero al decirme todo esto, surgió en mí la sensación de que
se estuviese despidiendo de todo…
Llegamos
a la falda del volcán, sin embargo, era todo lo contrario a lo que me imaginaba
realmente; podía ver hermosos valles a los alrededores, valles agrícolas y tan
llenas de vidas debajo de un volcán, los agricultores seguían cosechando con
rostros sin miedo a una posible erupción, cosa que me explicó calurosamente
Gianina. El volcán Misti hacía mucho tiempo que no entraba en erupción, no
provocaba desastres al igual que tragedias, la última gran erupción fue en el
gobierno de su antecesor espiritual, el mismísimo Túpac Yupanqui.
“Grandes tormentas de fuego azotaron mi hermoso pueblo
recién fundado en la villa agrícola, lluvia de fuego vivo aterrorizaba a mis
paisanos tratándolos como simples marionetas, la gente corría y lloraba, temía
y se lamentaba, ¿Qué habían hecho para enfurecer a los dioses? Más bien, ¿Qué
había hecho como inca para enojarlos? No dudes por mucho tiempo, y junto a mi
poder místico y heredado por mis antepasados, me dispuse a terminar ese
conflicto, encerrando al fuego eterno de nuevo a su calabozo de tierra. Estas
serán mis últimas palabras de batalla, que nuestro gran Sol nos proteja para
siempre.”
Esas
palabras fueron contadas generación tras generación por un quipu personal del
inca, para contar la leyenda siempre que se podía y explicar el origen de tan
gran hazaña, con su extraordinaria similitud a la verdad, tan veraz y mágico
que era imposible de creer, ahora era mi deber probar su fuerza, su don, el
controlar los vientos para probar su verdadera descendencia incaica.
Al
subir peldaño por peldaño de tierra rígida y dura, apenas respirable al estar a
mitad de camino, no pude continuar, las tormentas de grava y tierra que se
alzaban por la lava solidificada impedían mi caminar o ver hacia donde quería
ir, Gianina trató de levantarme, pero sus palabras junto a sus golpes en mi
cabecita no lograban mucho, pero eso no era todo, nos habrían estado siguiendo.
Los
mismos helicópteros que antes nos trataron de matar, aparecieron esparciendo la
arena mezclada con tierra a nuestros ojos, descendieron varios hombres vestidos
fuertemente para la acción, eran del escuadrón especial SWAT Perú, pero con el
nuevo logotipo de la legión impresas en sus chalecos metálicos con varios
galones en sus hombros, gritando con sus voces serias y tenebrosas, nos
ordenaron dejar de caminar y arrojarnos al suelo, para ser inmediatamente
escoltadas al INPE, y luego regresadas a Argentina.
Era el
momento definitivo, la supuesta transición de poderes estaba siendo interrumpida
por aquellos que una vez juraron defender a su nación y sus ciudadanos,
estábamos atrapadas, ya no podíamos…
- - Hehehe, me supuse que vendrían, por eso dejé algunas mini bombas en los alrededores para impedir que nos siguieran boludos, adiós
Las
mini bombas explotaron en el momento justo que los soldados se preparaban para
arrestarnos, fueron aturdidos mientras otros trataban de ocultarse de las mini
explosiones que destrozaban el terreno uniforme; nosotras huíamos por el
sendero que llevaba a la cima del volcán, al agujero de lava ardiente.
Los
helicópteros también retrocedieron por la enorme cantidad de humo que
fácilmente podría observarse desde la ciudad arequipeña, en cambio, nosotras
aprovechamos eso para huir de nuestros captores que cruelmente querían matarnos
a toda costa.
Seguimos
escalando el volcán, logrando llegar lugar de toda la lava, donde cualquier
movimiento telúrico repercutiría sobre nosotras y el pueblo entero de Arequipa;
un lugar sumamente peligroso. No entendía del todo el porqué de estar aquí,
hasta que me tomó de la mano y me obligó a observarla por unos cuantos
segundos, segundos los cuales me dirigió unas terribles palabras.
- - Alexina, no te he contado toda la verdad
- - ¿A qué te refieres?
- - Te dije que la única forma de que obtuvieras todo el poder del viento y de tu antecesor era que traspasase mis poderes hacia ti, pero me falto detallar alguito
- - Vamos, no es tan grave, que importa… ya estamos aquí, tenemos que apresurarnos antes que los legionarios nos encuentren
- - Por eso, esto depende de ti ahora, te quiero mi mejor amiga, fue un placer conocerte
- - ¿Qué estás diciendo? – me soltó las manos y corrió hacia el gran agujero con prisa, nunca la había visto tan feliz al hacerlo, pero, desapareció tras saltar a ese gran vacío, mi corazón se aceleró
- - ¡Gianina! – intenté gritar y correr desesperadamente a detenerla, pero ya era muy tarde, al observar la infinita oscuridad del agujero un grito detonó la lava dormida del antiguo volcán, “Killa junt'asqa - Wayra”, sus últimas palabras fueron en quechua para pasar a una gran luz de cenizas y muerte. Los helicópteros aterrizaron y empezaron a disparar.
Los
legionarios dispararon con toda furia y sin dejar nada al aire, curiosamente,
esa palabra era la que en este momento pensaba, el volcán estallo en llamas,
gemidos de dolor y de miedo se figuraban en los legionarios, que a toda costa
de su capitán seguían disparando; mis lágrimas no podían parar por la pérdida
de mi mejor amiga; sin embargo, las cosas cambiaron de un modo a otro, parte de
la lava expulsada del volcán cayó encima mío, todo se acabó… o eso esperaba,
¡la lava no quemaba!
Se
sentía como un manantial, no ardía ni estallaba de dolor, todo era… extraño al
no sentir nada de dolor, ¡no me dolía para nada! Una extraña figura con forma
humana apareció ante mis sorprendidos ojos, y con una expresión de alegría se
manifestó el espíritu de Gianina, era la forma que
tomó esa luz con su extravagante sonrisa, “Ahora
mis poderes son tuyos Alexina, Yupanqui te desea lo mejor”.
La luz
con forma humana que al parecer era mi mejor amiga me cubrió por completo sin
dejar que la lava me derritiese y que prometía destruir todo el pueblo de
Arequipa. Sentí una gran calma al estar cubierta de esa luz, un gran amor por
otros seres, y una enorme cantidad de felicidad que secaba mis lágrimas para
transformarlas en rayos de esperanza.
Una
falda que tapó parte de mis piernas hasta llegar a mis muslos con diversos
colores y líneas entre su estampado apareció en lugar del jean color azul que tenía
puesto, hecho de colores tan diversos propios de un arcoíris o una explosión de
botes de pinturas en un cuarto blanco, junto a unos lazos o especies de látigos
grandes de colores que parecían cuerdas que sujetaban la falda e impedían mi
desnudez completa.
En la
parte superior surgió una blusa de manga larga color azul y negro con bordados
preciosos en el pecho y en mis puños, que exaltaban esa parte de manera casual;
una chaqueta de colores rojo y blanca que me tapaba parte de la espalda hasta
formarse como un pañuelo largo y muy caluroso, junto al pequeño sombrero color
marrón que formaba al parecer parte de la vestimenta, y por supuesto unos
calzados sencillo de color negro y descubiertos en algunas partes donde podía
sentir la ligereza del viento.
Podía
sentir que todo este traje colorido pesaba demasiado, que apenas podía resistir
el mantenerme de pie, sin embargo, la luz desapareció y la lava fue
colisionando con otros ríos de fuego hasta desprenderse por las faldas del
volcán, no faltaba mucho para que llegara a la ciudad arequipeña. Tenía mi
traje nuevo blindado y un poder que nunca antes había sentido, recorría cada
parte de mi cuerpo… era tan delicado pero muy aliviador este nuevo poder.
Una
vez terminada el proceso de colocación de la extraña vestimenta, observé a mis
enemigos seguir disparando sin atinar ni una sola vez, entonces con un rápido
movimiento que me sorprendió del todo, pues pensaba que el traje pensaba
demasiado que no me dejaría atacar, pude colocarme detrás de ellos, y
golpearlos con severidad y dejarlos sin conciencia, mi velocidad aumentó
radicalmente, al igual que mis movimientos de ataque, parecía no tener gravedad
para retenerme, eso no era todo.
El
capitán del escuadrón se quedó sin palabras al ver mi nueva velocidad e intentó
disparar con su rifle, lo esquivé sin mucha necesidad de hacer esfuerzo, el
traje con tantos colores parecía ser una excusa para que me atacasen, pero no
era de esa forma, sino que se movía al compás de mi cuerpo, bailaba junto a mi
corazón, podía sentir esa alegría de hacer algo por alguien, por mi mejor
amiga. Junté ambas manos para formar una especie de bola de aire que lancé con
toda mi fuerza hacia ese capitán, que lo desplazó con severidad hacia el
helicóptero que seguía enviando tropas, hasta que cayó.
Utilicé
mis nuevos poderes, como el controlar la dirección del viento y lanzarlo con
fuerza hacia mis enemigos, volándolos del lugar para dejarlos heridos o inconscientes,
con tantos movimientos veloces se me había olvidado la lava que destruiría el
pueblo; sin pensarlo dos veces, di un gran salto hacia la nada con una hermosa
visión catastrófica del paisaje, para poder hacer algo. Me coloqué encima de
una roca y con todo este nuevo poder controlé el viento a mi favor, dirigiendo
toda corriente de aire hacia la lava, resistiendo el peso de la lava y el calor
que debía de derretirme, y con la fuerza nueva y las palabras de Gianina saqué
una enorme fuerza escondida que pudo hacer posible el contrarrestar la lava y
regresarla de nuevo al gran volcán.
Lo que
quedaba de lava ardiente fue cediendo sin afectar las poblaciones aledañas al
volcán, ¡había logrado detener una fuerza de la naturaleza! ¡este poder es
genial! Lastimosamente mis enemigos lograron huir dejando algunos hombres
muertos en el camino, lugar donde pude enterrarlos antes de anochecer y orar
por sus almas, algo que jamás habría imaginado hacer.
Mi
mejor amiga murió por darme su poder y los legionarios atacaron sin piedad para
matarme y evitar que obtuviera este don nuevo. El traje desapareció como bien
apareció de la nada, una voz se esparció dentro de mi cabeza hasta quedarme
grabado las palabras con la cual podía acceder a este traje y habilidades
nuevas, todo seguía siendo confuso, pero también maravilloso porque ahora si
entendía en parte mi propósito y mi meta que me impulsó para llegar a este hermoso
país de misterios.
No
obstante, me di cuenta de que, si esta era la única forma de obtener este grado
de poder para hacer frente a la legión, entonces mis amigos tendrían que pasar
por algo similar, ver a alguien cercano a ellos morir y obtener el gran don de
su naturaleza, de su antecesor inca, ¿Me pregunto si mi antecesor también
detuvo un volcán con sus manos? Quizás era posible, era muy probable que todo
fue una ficción dentro de un mundo hermoso, ahora tenía que regresar a la casa
de Gianina y guardar todas sus memorias y tratar de recordarla como la actriz
de las calles que una vez existió, dentro del plano de la existencia, pues al
estar ahora conmigo en mi corazón, se convirtió en un ser eterno, mi mejor
amiga que descanse en paz, era momento de continuar la lucha y cumplir mi meta
final, regresar a casa.
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