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lunes, 25 de julio de 2016

El místico volcán Misti, un lugar sagrado y respetado por todos los seres de este humilde mundo; tan imponente, poderoso y ostentoso que era casi incapaz de seguir adelante simplemente por el hecho de ver tan monstruosidad. Un ejemplo perfecto, inmensamente vasto de lo que podría significar para el inca ascender al volcán y sobrevivir para regresar con la sabiduría necesaria e impartirla con su gente.



A ese lugar es donde teníamos que dirigirnos, donde no comprendía del todo este don que tengo y compartía con Gianina; la ceremonia de la convergencia de la luna llena todavía implicaba tener un gran miedo desolador por todo mi cuerpo, como si mil agujas pequeñas produjesen lentamente picazones y no pararan hasta decir muerte. Llegamos en una vieja camioneta 4x4, muy dañada y sucia para sus respectivos años, parecía destrozada por dentro, pero era lo mejor para llegar a este lugar sin levantar sospechas.

Me explicó que esta camioneta era “limpia” con signos de grandeza, recién comprada y de tan solo dos años de uso, pero debido a los constantes ataques de las huestes de la legión, sufrió daños que no podían arreglarse sin comprar alguna parte original de la camioneta, cosa que le era imposible para una artista de la calle, menos para su actual novio quien tenía el mismo oficio, apenas podían pagar la gasolina, pero al decirme todo esto, surgió en mí la sensación de que se estuviese despidiendo de todo…

Llegamos a la falda del volcán, sin embargo, era todo lo contrario a lo que me imaginaba realmente; podía ver hermosos valles a los alrededores, valles agrícolas y tan llenas de vidas debajo de un volcán, los agricultores seguían cosechando con rostros sin miedo a una posible erupción, cosa que me explicó calurosamente Gianina. El volcán Misti hacía mucho tiempo que no entraba en erupción, no provocaba desastres al igual que tragedias, la última gran erupción fue en el gobierno de su antecesor espiritual, el mismísimo Túpac Yupanqui.

“Grandes tormentas de fuego azotaron mi hermoso pueblo recién fundado en la villa agrícola, lluvia de fuego vivo aterrorizaba a mis paisanos tratándolos como simples marionetas, la gente corría y lloraba, temía y se lamentaba, ¿Qué habían hecho para enfurecer a los dioses? Más bien, ¿Qué había hecho como inca para enojarlos? No dudes por mucho tiempo, y junto a mi poder místico y heredado por mis antepasados, me dispuse a terminar ese conflicto, encerrando al fuego eterno de nuevo a su calabozo de tierra. Estas serán mis últimas palabras de batalla, que nuestro gran Sol nos proteja para siempre.”

Esas palabras fueron contadas generación tras generación por un quipu personal del inca, para contar la leyenda siempre que se podía y explicar el origen de tan gran hazaña, con su extraordinaria similitud a la verdad, tan veraz y mágico que era imposible de creer, ahora era mi deber probar su fuerza, su don, el controlar los vientos para probar su verdadera descendencia incaica.

Al subir peldaño por peldaño de tierra rígida y dura, apenas respirable al estar a mitad de camino, no pude continuar, las tormentas de grava y tierra que se alzaban por la lava solidificada impedían mi caminar o ver hacia donde quería ir, Gianina trató de levantarme, pero sus palabras junto a sus golpes en mi cabecita no lograban mucho, pero eso no era todo, nos habrían estado siguiendo.

Los mismos helicópteros que antes nos trataron de matar, aparecieron esparciendo la arena mezclada con tierra a nuestros ojos,  descendieron varios hombres vestidos fuertemente para la acción, eran del escuadrón especial SWAT Perú, pero con el nuevo logotipo de la legión impresas en sus chalecos metálicos con varios galones en sus hombros, gritando con sus voces serias y tenebrosas, nos ordenaron dejar de caminar y arrojarnos al suelo, para ser inmediatamente escoltadas al INPE, y luego regresadas a Argentina.

Era el momento definitivo, la supuesta transición de poderes estaba siendo interrumpida por aquellos que una vez juraron defender a su nación y sus ciudadanos, estábamos atrapadas, ya no podíamos…
  • -       Hehehe, me supuse que vendrían, por eso dejé algunas mini bombas en los alrededores para impedir que nos siguieran boludos, adiós

Las mini bombas explotaron en el momento justo que los soldados se preparaban para arrestarnos, fueron aturdidos mientras otros trataban de ocultarse de las mini explosiones que destrozaban el terreno uniforme; nosotras huíamos por el sendero que llevaba a la cima del volcán, al agujero de lava ardiente.

Los helicópteros también retrocedieron por la enorme cantidad de humo que fácilmente podría observarse desde la ciudad arequipeña, en cambio, nosotras aprovechamos eso para huir de nuestros captores que cruelmente querían matarnos a toda costa.

Seguimos escalando el volcán, logrando llegar lugar de toda la lava, donde cualquier movimiento telúrico repercutiría sobre nosotras y el pueblo entero de Arequipa; un lugar sumamente peligroso. No entendía del todo el porqué de estar aquí, hasta que me tomó de la mano y me obligó a observarla por unos cuantos segundos, segundos los cuales me dirigió unas terribles palabras.
  • -       Alexina, no te he contado toda la verdad
  • -       ¿A qué te refieres?
  • -       Te dije que la única forma de que obtuvieras todo el poder del viento y de tu antecesor era que traspasase mis poderes hacia ti, pero me falto detallar alguito
  • -       Vamos, no es tan grave, que importa… ya estamos aquí, tenemos que apresurarnos antes que los legionarios nos encuentren
  • -       Por eso, esto depende de ti ahora, te quiero mi mejor amiga, fue un placer conocerte
  • -       ¿Qué estás diciendo? – me soltó las manos y corrió hacia el gran agujero con prisa, nunca la había visto tan feliz al hacerlo, pero, desapareció tras saltar a ese gran vacío, mi corazón se aceleró
  • -       ¡Gianina! – intenté gritar y correr desesperadamente a detenerla, pero ya era muy tarde, al observar la infinita oscuridad del agujero un grito detonó la lava dormida del antiguo volcán, “Killa junt'asqa - Wayra”, sus últimas palabras fueron en quechua para pasar a una gran luz de cenizas y muerte. Los helicópteros aterrizaron y empezaron a disparar.

Los legionarios dispararon con toda furia y sin dejar nada al aire, curiosamente, esa palabra era la que en este momento pensaba, el volcán estallo en llamas, gemidos de dolor y de miedo se figuraban en los legionarios, que a toda costa de su capitán seguían disparando; mis lágrimas no podían parar por la pérdida de mi mejor amiga; sin embargo, las cosas cambiaron de un modo a otro, parte de la lava expulsada del volcán cayó encima mío, todo se acabó… o eso esperaba, ¡la lava no quemaba!

Se sentía como un manantial, no ardía ni estallaba de dolor, todo era… extraño al no sentir nada de dolor, ¡no me dolía para nada! Una extraña figura con forma humana apareció ante mis sorprendidos ojos, y con una expresión de alegría se manifestó el espíritu de Gianina, era la forma   que tomó esa luz con su extravagante sonrisa, “Ahora mis poderes son tuyos Alexina, Yupanqui te desea lo mejor”.

La luz con forma humana que al parecer era mi mejor amiga me cubrió por completo sin dejar que la lava me derritiese y que prometía destruir todo el pueblo de Arequipa. Sentí una gran calma al estar cubierta de esa luz, un gran amor por otros seres, y una enorme cantidad de felicidad que secaba mis lágrimas para transformarlas en rayos de esperanza.
Una falda que tapó parte de mis piernas hasta llegar a mis muslos con diversos colores y líneas entre su estampado apareció en lugar del jean color azul que tenía puesto, hecho de colores tan diversos propios de un arcoíris o una explosión de botes de pinturas en un cuarto blanco, junto a unos lazos o especies de látigos grandes de colores que parecían cuerdas que sujetaban la falda e impedían mi desnudez completa.

En la parte superior surgió una blusa de manga larga color azul y negro con bordados preciosos en el pecho y en mis puños, que exaltaban esa parte de manera casual; una chaqueta de colores rojo y blanca que me tapaba parte de la espalda hasta formarse como un pañuelo largo y muy caluroso, junto al pequeño sombrero color marrón que formaba al parecer parte de la vestimenta, y por supuesto unos calzados sencillo de color negro y descubiertos en algunas partes donde podía sentir la ligereza del viento.

Podía sentir que todo este traje colorido pesaba demasiado, que apenas podía resistir el mantenerme de pie, sin embargo, la luz desapareció y la lava fue colisionando con otros ríos de fuego hasta desprenderse por las faldas del volcán, no faltaba mucho para que llegara a la ciudad arequipeña. Tenía mi traje nuevo blindado y un poder que nunca antes había sentido, recorría cada parte de mi cuerpo… era tan delicado pero muy aliviador este nuevo poder.

Una vez terminada el proceso de colocación de la extraña vestimenta, observé a mis enemigos seguir disparando sin atinar ni una sola vez, entonces con un rápido movimiento que me sorprendió del todo, pues pensaba que el traje pensaba demasiado que no me dejaría atacar, pude colocarme detrás de ellos, y golpearlos con severidad y dejarlos sin conciencia, mi velocidad aumentó radicalmente, al igual que mis movimientos de ataque, parecía no tener gravedad para retenerme, eso no era todo.

El capitán del escuadrón se quedó sin palabras al ver mi nueva velocidad e intentó disparar con su rifle, lo esquivé sin mucha necesidad de hacer esfuerzo, el traje con tantos colores parecía ser una excusa para que me atacasen, pero no era de esa forma, sino que se movía al compás de mi cuerpo, bailaba junto a mi corazón, podía sentir esa alegría de hacer algo por alguien, por mi mejor amiga. Junté ambas manos para formar una especie de bola de aire que lancé con toda mi fuerza hacia ese capitán, que lo desplazó con severidad hacia el helicóptero que seguía enviando tropas, hasta que cayó.

Utilicé mis nuevos poderes, como el controlar la dirección del viento y lanzarlo con fuerza hacia mis enemigos, volándolos del lugar para dejarlos heridos o inconscientes, con tantos movimientos veloces se me había olvidado la lava que destruiría el pueblo; sin pensarlo dos veces, di un gran salto hacia la nada con una hermosa visión catastrófica del paisaje, para poder hacer algo. Me coloqué encima de una roca y con todo este nuevo poder controlé el viento a mi favor, dirigiendo toda corriente de aire hacia la lava, resistiendo el peso de la lava y el calor que debía de derretirme, y con la fuerza nueva y las palabras de Gianina saqué una enorme fuerza escondida que pudo hacer posible el contrarrestar la lava y regresarla de nuevo al gran volcán.

Lo que quedaba de lava ardiente fue cediendo sin afectar las poblaciones aledañas al volcán, ¡había logrado detener una fuerza de la naturaleza! ¡este poder es genial! Lastimosamente mis enemigos lograron huir dejando algunos hombres muertos en el camino, lugar donde pude enterrarlos antes de anochecer y orar por sus almas, algo que jamás habría imaginado hacer.

Mi mejor amiga murió por darme su poder y los legionarios atacaron sin piedad para matarme y evitar que obtuviera este don nuevo. El traje desapareció como bien apareció de la nada, una voz se esparció dentro de mi cabeza hasta quedarme grabado las palabras con la cual podía acceder a este traje y habilidades nuevas, todo seguía siendo confuso, pero también maravilloso porque ahora si entendía en parte mi propósito y mi meta que me impulsó para llegar a este hermoso país de misterios.


No obstante, me di cuenta de que, si esta era la única forma de obtener este grado de poder para hacer frente a la legión, entonces mis amigos tendrían que pasar por algo similar, ver a alguien cercano a ellos morir y obtener el gran don de su naturaleza, de su antecesor inca, ¿Me pregunto si mi antecesor también detuvo un volcán con sus manos? Quizás era posible, era muy probable que todo fue una ficción dentro de un mundo hermoso, ahora tenía que regresar a la casa de Gianina y guardar todas sus memorias y tratar de recordarla como la actriz de las calles que una vez existió, dentro del plano de la existencia, pues al estar ahora conmigo en mi corazón, se convirtió en un ser eterno, mi mejor amiga que descanse en paz, era momento de continuar la lucha y cumplir mi meta final, regresar a casa.

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