Compártenos en:

miércoles, 10 de septiembre de 2014




“El hombre justo no es aquel hombre que no comete injusticia, sino es aquel que pudiendo ser injusto no quiere serlo.”


Al ver esta tarjeta, no entendí lo que significaba ¿Cómo conoce a Maribel?, ¿Quién es ese tipo bigotudo? Me senté de nuevo en mi asiento a esperar otras cinco largas horas tratando de responder estas preguntas ¿Me están siguiendo? no puedo interrogarme más, debo tomar un café para despejar mis ideas y leer lo que aparece publicado en la primera plana del periódico. “Héroes”.

Mientras leo algunos reportajes, trato de averiguar quiénes son estos niños, quizás sean verdaderamente policías encubiertos y que tratan de tapar una noticia aún más grande. Como tal vez son tipos estúpidos tratando de hacerse famosos. Los minutos pasan, y en un abrir y cerrar de ojos, ya son las 6 a.m. Mi ómnibus parte dentro de cinco minutos, lo abordo y me coloco al costado de la ventana, en eso veo pasar a dos sujetos con gorra y se ven sospechosos de algo, van de manera apresurada a los últimos asientos, y ya sé porque, ambos tienen armas de corto alcance en sus bolsillos, tal parece que este viaje, será divertido.

Llegaré a Lima dentro de 6 horas, pero esos tipos de las armas aún siguen sin moverse, ni para ir al baño. Llegamos al paradero en la ciudad de Trujillo, una hermosa ciudad, cuna de la marinera, y hogar de muchos malandrines que debo eliminar, y me ocupare en otro momento. El ómnibus sigue su recorrido, no he dormido nada en todo el viaje, solo he pensado en que haré cuando llegué a la capital.

El ómnibus interprovincial se detuvo en un paradero desconocido, y subió una señora con una bolsa grande de mercado, las personas dormían, aunque el sol ya se puso en el medio del cielo. Los tipos del fondo se levantaron y sacaron sus pistolas, el momento de su atraco llegó, lastimosamente, no esperaban que el “Asesino del norte” también estuviese en su robo.

Apuntaron a los pobres pasajeros, tan asustados y temerosos de morir en ese instante, por mí, que los mataran a todos, sin importar a los niños. Uno de los maleantes se acercaba amenazando con el arma, mientras el otro guardaba todo en la bolsa de la señora que recién subió al ómnibus, era parte de ese grupo. Cuando me apuntaron directo a mi cabeza, le dije que disparara. El ladrón se sorprendió de mi respuesta, y yo insistí en que jalara del gatillo, el ladrón otra vez insulto a mi madre y acerco más la punta del arma a mi cabeza.

Un niño grito por el miedo, el malhechor volteó por unos segundos su cabeza a donde gritaba el niño, y eso me dio oportunidad de apartar su arma, y golpearlo directo a su cachete izquierdo, un puñetazo tan fuerte que se golpeó contra la ventana, el otro tratando de sacar su pistola al ver a su compañero caído, agarre una de mi pistolas y disparé directo a su mentón, la bala lo atravesó y la sangre se dispersó entre los pasajeros asustados, y ahora de seguro, traumados.

La señora bajo del ómnibus, yo la perseguí y les grité a los pasajeros que se quedaran, el chófer me vio con cara con pánico, le dije que no se moviera hasta que acabara con ella. Pero, por sorpresa, aparecieron fuera del ómnibus otros cuatro ladrones, dos de hechos con fusiles, intentaron matarme disparando contra el ómnibus, fallaron, y disparé contra ambos sin resultar herido, abandoné mis pistolas por un momento, para dar un puñetazo a uno, y al otro una patada en el estómago, con dos menos, solo quedaba la señora que trataba de huir, le lancé uno de los fusiles directo a sus piernas, causando su caída en el piso y quejas de dolor.

Me acerqué a ella, saqué un cuchillo pequeño oculto en la media de mi zapatilla izquierda, agarré con fuerza su cabello hacia atrás, y me dispuse a cortarle el cuello, pero, al voltear al ómnibus, el niño que grito la salvo por unos segundos, me miró con un rostro sin emoción, pálido, triste ¿Por qué? Es que, sentía lastima por quienes agredieron a sus padres, con esta escena, no pude matar a la señora, solo la golpeé para dejarla inconsciente, la única sobreviviente de su grupo, los otros, deben estar quemándose.

Alguien arrojó mi pequeña maleta fuera del ómnibus, y partió de inmediato, huyendo de la escena del crimen, y dejándome a mi suerte en pleno cerro; mierda, me dije interiormente.
Vi al lado de la carretera el mar, con neblina acariciando los peñascos, un mar tan gélido y rígido. Tome mis cosas y me fui lo más pronto posible, antes de que pasara otro ómnibus, y peor, la patrulla de la policía. Pensé que mi viaje demoraría aún más, y llegaría como un vago, pero, levante la cabeza a un letrero que me daba la bienvenida, y como el principio de algo, ahora empezaba. Ese letrero, es mi meta en lo que queda del año.

“Bienvenido a Lima”


Una cálida bienvenida, nada mejor que la sangre de los pecadores en las manos del sacerdote al ingresar al hogar. Un nuevo hogar. 

0 comentarios:

Publicar un comentario

Soulos y Legionarios

Soulos

Los Soulos Son quienes descienden de los antiguos incas, usan sus poderes especiales que han logrado despertar para apoyar a los demá...

Siguenos

Formulario de contacto

Datos personales

Jorge Luis Carranza Gosalvez. Con la tecnología de Blogger.

Comercial Cielo de Almas

Los Capítulos de la Semana