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domingo, 27 de marzo de 2016

La guerra comenzó en pleno centro histórico de Lima, una batalla incapaz de desaparecer en segundos, sabiendo cómo pudo desatarse semejante salvajismo, nadie se puede imaginar cómo terminara. Los medios de comunicación intentan advertir sobre las nefastas consecuencias, sin siquiera pensar un poco, en que causas están impregnadas su culpa, ellos también, ayudaron a crear todo el fin.



En las instalaciones del canal dos, un importante medio de información, entretenimiento y armonía total para el país, se encontraban reunidos seis jefes poderosos de la mafia, la mafia de las comunicaciones. Los dueños de varios canales de televisión, de radio y periódicos estaban charlando sobre un futuro gobierno donde ellos tendrían un poder tan inmenso que, las pequeñas empresas de internet donde surgían movimientos anti comunicaciones tradicionales, se verían destruidas por montones.

Los seis capos de esta gran organización esperaban con ansias el resultado de su operación, una operación tan destacada e informativa para el mundo entero, que ni ellos mismos esperaban tan magnitud de la batalla, ellos habrían orquestado la batalla de plaza de armas, donde actualmente, los legionarios peleaban a muerte contra los “Soulos terroristas”.

En medio de estas conversaciones, los seis jefes intercambian supuestos cambios en el entretenimiento televisivo que actualmente ofrecían, pero mucho mejor para las familias peruanas, abarcando temas de escándalos, chismes, muertes y sexo, principalmente sexo, como fuente perpetua de diversión. Los seis fumaban mismas chimeneas andantes mientras reían sobre sillones pagados por miles de incautos televidentes que ahora apreciaban el espectáculo más grande de la televisión, una batalla en vivo.

Pero no todo era perdición en ese momento, aparentemente, unas pisadas en el corredor hacia la oficina principal cambiaría todo, absolutamente para bien o para mal, mejor dicho, en ambas direcciones. La puerta se abrió de un portazo, y dejo entrever que, las circunstancias pueden ser las peores, difícilmente de cambiar, pero… cuando se trata de justificar alguna posible negación, es donde los verdaderos cambiantes de la realidad aparecen, y por eso, reapareció Ariano frente a los sequitos de la malévola máquina de diversión a colores.
  • -       Buenas tardes señores, tal parece que ya tenemos el trato cerrado
  • -       Señor Ariano, mucho gusto, y tiene razón. El secuestro, la guerra, la entrada de la legión y toda la sintonía en nuestros principales canales de información, da el resultado de millones y millones de dinero
  • -       Obviamente señor Ariano esto requiere una movilización masiva de nuestros fondos, esperemos que todo resulte a lo planeado – hablo el jefe máximo de las radios peruanas
  • -       No tienen nada que temor señores, como tampoco nada que ocultar, yo soy su amigo financista y dueño de las mejores empresas de publicidad del mundo – respondía Ariano mientras se paseaba al alrededor del salón
  • -       ¿Y por cuanto tiempo tendremos que esperar? ¡Ya me estoy hartando de esperar! Pero claro, con paciencia se manejan muchos millones…
  • -       Tranquilos estimados productores de cocaína visual. Sin embargo… parece que la legión… nos ha traicionado
  • -       ¿Qué?
  • -       Solo observen durante diez segundos las cámaras que aparece en la gran pantalla

Un grupo fuertemente armado de soldados del ejército peruano, volaban en pedazos el frontis principal del estudio de canal dos, el mismo grupo ingreso a la fuerza obligando a todos los trabadores a echarse al suelo con las manos sujetas en la cabeza, sin moverse, mientras los soldados enmascarados marchaban hacia el piso superior, donde se encontraban los jefes.
  • -       ¡¿Qué mierda sucede?!
  • -       ¿Cómo que nos traicionan? ¡teníamos un puto acuerdo!
  • -       ¡Carajo! ¡llamen a toda la seguridad y…!
  • -       No pueden señores, ya los han matado, y fue el mismo sujeto que ven en las noticias, el general Carpio, quiere todo el poder para el mismo – decía Ariano muy serio
  • -       Entonces… ¿vamos a morir?
  • -       ¡no! ¡No puede acabar así carajo!
  • -       ¡Mierda!
  • -       Ya parecen bebes… que estupidez, pero no tengo de otra. Yo en realidad también quería matarlos, pero… por iniciativa extranjera no puedo hacerlo. Ustedes son los únicos que poseen las claves y contraseñas en los grandes bancos, si pueden acceder a ellos y devolverles el dinero a quienes les han robado por años, entonces todo saldrá bien
  • -       ¿De qué mierda hablas? ¿Cómo sabes eso?
  • -       Verán, el general Carpio solo desea una cosa en esta vida, y es el control supremo del país, y no necesitara de corruptos funcionarios como ustedes para ayudarlo, es más, detesta a la corrupción en toda forma. Por eso, les diré esto, yo les prometo que nada les sucederá a ustedes sin es que colaboran conmigo después
  • -       Pero… ¡Que mierda hijo de puta!
  • -       Insúltenme todo lo que quieran, pero bueno, esos soldados no tendrán tanta paciencia como yo, ustedes deciden…

Trataron de escapar de la sala, pero las balas sonaban a cada segundo, cerca de su posición, trataron de ocultarse debajo de la mesa de reuniones, y tratando de rezar, aceptaron la oferta del señor Ariano. Era morir u ofrecer todo su dinero para una causa desconocida, entonces se decidió.

Ariano saco de su bolsillo dos espadas pequeñas, y se transformaron en grandes espadas en cuestión de microsegundos, para darle batalla a quien decidiera venir por ellos. Fue tras los policiales de las fuerzas especiales, quienes no dudaron en disparar contra todo objetivo en movimiento, pero sin lograr su objetivo de matar al temido enemigo de las espadas gigantes, atravesando sus defensas y dejándolos vulnerables desde atrás, pensando para sí mismo, que no eran los típicos soldados entrenados para la muerte, sino simples policías con trajes de soldados que tenían familia y una vida por delante, por ende, no mato a ninguno, sino, los dejo inconsciente, salvo a uno, a alguien quien tenía a una rehén entre sus brazos, el místico gurú de las telecomunicaciones, Daniel Alfonso Fulca Magallanes, un aliado, de la legión.
  • -       Finalmente muestras los dientes Fulca, después de todo ambos sabíamos de este momento, el mejor de la publicidad contra el mejor de las comunicaciones – dije con una sonrisa de guerra
  • -       Eso es cierto, pero no te olvides que tenemos la ventaja. Tus amigos Soulos están siendo perseguidos por todo el Perú, y en cuestión de minutos serán capturados y dispuestos a la muerte en un penal extranjero, mientras, nosotros seremos los verdaderos líderes de toda Latinoamérica
  • -       ¿Toda Latinoamérica? ¡Realmente están alucinados! Pero… ¿Por qué compraste esos cañones antiguos?
  • -       No es de tu incumbencia, ahora, mira como asesino a esta chica antes de que…

Una figura veloz, tan fornida y preparada para cualquier eventualidad, atravesó el cuerpo de Daniel Fulca con ligereza y mortalidad, un corte transversal solo capaz de hacerlo por una espada luciente y preparada, Ariano no era un simple humano, era la reencarnación de la luz en persona.
  • -       Lo siento, no tengo tiempo que perder, ahora descansa en paz
  • -       No… todavía ¡no!

Un rayo en forma de espada chocó contra una espada del señor de la publicidad, causando un destrozo brutal en todas las ventanas del edificio, en el canal de las comunicaciones, la rehén salió despavorida del lugar tratando de salvarse, pero en ese choque cayó al piso presa del pánico, estos dos sujetos no eran normales, nunca lo fueron, y ahora están entablando una verdadera lucha de monstruos.
  • -       ¡Tú…! ¡¿Desde cuándo?
  • -       Me ofrecieron una formula química tan capaz de procrear dentro de mí a un ser inmortal, y ahora tengo habilidades por encima del promedio, ¡soy la maquina perfecta para este mundo!
  • -       ¡Mierda!

Una gran explosión demostró su eficacia con ese feo cambio en su ser, creció y sus brazos se volvieron mutantes, tan poderoso y horrible como, un jefe de un videojuego de terror noventero, en esto se habría transformado, escapó, pero no pude seguirlo, tuve que proteger a la rehén antes de que le cayera un pedazo de bloque de cemento encima. Lamentablemente, los jefes de los demás canales… habían sido asesinados en mi batalla… ¿Cómo?

La batalla continuaba en el centro de Lima, una batalla de diferentes dimensiones y perdidas, los terroristas autodenominados Soulos seguían enfrascados en su resistencia dentro de palacio, pero varios de ellos, ya estaban muertos, quedaban muy pocos, esos pocos tenían miedo y sabían la razón, no eran los verdaderos Soulos, solo era un engaño para todos los peruanos, de una conquista a nivel nacional y causar un gran repudio hacia esos héroes que todavía no sabían nada de ellos.

El general ingresó usando su fuerza al recinto presidencial, mirando hacia todos los lados y evitando caer en trampas, divisó a sus tres soldados hacia la parte principal, y él hacia el cuarto donde se encontraba la pareja presidencial. Usando su fuerza descomunal, asesinó de varios golpes a dos terroristas, dejándolos irreconocibles por sus rostros, tan desfigurados que ni sus cráneos ya eran tan humanos.

La matanza de los pocos terroristas contratados por la misma legión en el engaño nacional, se daban por vencidos, pero ni siquiera eso era suficiente, y luego de matarlos, dejaba todo como si se tratase un caso de suicidio colectivo, algo planeado tan perfectamente que era poco probable que desconfiasen de la gran policía que cumplía con su labor exitosa, nada los detenía. Hasta que finalmente llegó el momento, el autodenominado líder de los terroristas, alias “Jerouu” se encontraba frente a frente con el líder de la legión, Alexander. ¿Qué ocurrirá?




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