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miércoles, 3 de junio de 2015

La vida es demasiado aburrida para quienes piensan en ella


  • -       Su nombre es Alex Carpio Bermúdez, ¡él será nuestro guía! – dije en total alegría
  • -       Espera ¿de qué hablas? – preguntó desconcertado Alex
  • -       ¡Menos mal te encontré por aquí! él puede llevarnos hasta el edificio, o al menos decirnos como llegar
  • -       ¿Cómo sabemos que podemos confiar en él?, ¡somos una sociedad secreta! Si permitimos que todos sepan a donde iremos, no seremos tan secreta– dijo Alexina
  • -       Es esto o nada, si vamos al Agustino sin ninguna ayuda, nos perderemos, y para cuando lleguemos al edificio, los tombos (policías) ¡ya estarán allí! – hable con firmeza
  • -       Bueno, pues entonces no tenemos de otra ¿Qué sabes de un edificio abandonado de tres pisos? ¿Alexander verdad? – preguntó Milady con impaciencia
  • -       Ah pues, solo sé que hay un edificio grande cerca de la avenida Nicolás Ayllón, creo, pero bueno no estoy seguro ¿de qué trata todo esto?…
  • -       ¡Bueno que! habla ahora o te sacare la mierda! – amenazó Sylvana, siendo escuchada por todo el comedor y por los demás alumnos
  • -       Cálmate Sylvana, relájate, ahora Alex continua porfa – hablo Alexia con paciencia
  • -       Solo eso se, está muy cerca a esa avenida, y alrededor hay algunas casas pero casi abandonadas, casi nadie pasa por esa calle, ahora si tengo que terminar un trabajo arriba, nos vemos Jerouu – y se fue con algo de temor
  • -       ¡Bien!, ya tenemos la info!, ¡let’s go muchachos! – dijo Carlos emocionado
  • -       Listo, nos vemos en la salida, tengo que presentar un trabajito antes – hable con apuro
  • -       ¿por eso almorzaste aquí? ¡Qué estúpido y vago! – dijo Sylvana antes de ir al baño

Cuando intenté buscar a la profesora de Relaciones Públicas para entregarle un trabajo monográfico que dejo como examen final, en las escaleras me topé con Kaytlin, al parecer ella también entregaría su trabajo, que infortunado y hermoso encuentro.
  • -       Oh… hola Kaytlin! – sonreí simuladamente
  • -       Hola Jerouu, ¿Qué haces aquí tan temprano? – preguntó con su hermosa sonrisa y cálida voz
  • -       Ah, pues también debo entregar un trabajo, ¿tú igual no? – pregunté con cierto nerviosismo, bueno, mucho nerviosismo
  • -       Si, también, haha, que vagos que somos, oye, no encuentro a la miss, ¿me acompañas a almorzar?, tendré que esperar hasta las clases de la noche – al decir esto, se me apareció la oportunidad de mi vida, pero, tengo una misión que cumplir y por más que desee estar con ella todo el tiempo posible, no puedo, ¡mierda suerte que tengo!
  • -       No, lo siento… tengo que, ir a otro lado… si – sería para otra oportunidad
  • -       Ah, está bien, entonces almorzare con Kathia, nos vemos al rato, adiós– dijo bellamente feliz
  • -       Está bien… nos vemos al rato! – esas palabras me lastimaron en el fondo de mi interior, pero, la misión era lo primordial

Al despedirme de ella con un beso en la mejilla, pude oler su precioso perfume, tan elegante y agraciado, y su rostro fino y resaltado de maquillaje, toda una carita dibujada por ángeles, ya robada por un cualquiera de otra estúpida universidad, ¡que estupidez y frustrante!

Me encontré con los demás en la salida y con la dirección que nos dijo Alex, tomamos cualquier micro que dijera Ate o que vaya por la panamericana, afortunadamente, en el paradero paso una combi que iba por todo Brasil para llegar a la avenida Grau, y finalmente, al distrito del Agustino, un buen golpe de suerte.

En el trayecto observé una clara distinción de clases entre los diferentes distritos que pasamos, grandes edificios, verdes parques y vecinos paseando con sus perros, entrenando y a la vez escuchando música en inglés o en una lengua europea, ¡tan de moda! Ese era un nivel diferente de vida, pero al ingresar a la avenida Grau, todo cambio y no se trataba de un paso a otro jardín. Un cambio radical, de lo futurista, a lo antiguo, desolado y desprestigiado totalmente, de grandes edificios y centros comerciales con cantidad de gente gringa y pocos vendedores, a mercados, mototaxis al lado de repuestos dudablemente verdaderos y vendedoras de papa rellena o papa con huevo en cada esquina, peleándose por un puesto con los que vendían jugos y entre ellos evitando que decomisaran sus pertenencias, un árido e interesante vistazo a lo que una vez fue “el delirio de Palma”

Una realidad a otra en una misma ciudad, desearía poder tomar fotos o anotar en mi agenda lo que veo, pero preferí escuchar música mientras ideaba el plan de rescatar a Luna, una suave canción de una dama con voz de agonía, curiosamente llamada Poe. No entiendo la indiferencia de las personas, unas a otras, porque en un lugar todo se ve armonioso, mientras al lado, parece que aún no llega el nuevo milenio junto a las calaveras de Colón. ¡Y todo ocurre en la misma ciudad carajo!

Tantas diferencias y desorganizaciones, lo que es Gamarra aquí no lo será en San Isidro variando el nombre a un tipo o tipa europea. En fin, al adentrarnos en el mismo corazón del Agustino, no todo era tristeza, es cierto que algunos pasajes eran realmente tristes por su color y olor de los borrachos y vagabundos calatos que caminaban por doquier, otros lugares como avenidas de renombre e historia, compartían una alegría alborotada por los comerciantes, una felicidad entre papas y choclos, una realidad muy hermosa y pequeña, tal vez era porque también vivo en un lugar parecido, aunque creo que esto es mejor que edificios grandes y blancos.

Llegamos a la avenida Nicolás Ayllón, y bajamos en el colegio Mariscal Avellino Cáceres, al ver el lugar, Alexina nos dijo que tenía un poco de miedo, por el hecho de estar en un lugar desconocido y de mala vista, al igual Sylvana y Luis, nunca han estado tan lejos de sus casas, pero era por un bien mayor. Alexina me tomó del brazo y me dijo que la cuidara ante cualquier cosa que pasara, algo avergonzado acepté, siempre pensando en una amiga a quien proteger, al menos con este signo de confianza se sentiría preparada para cualquier cosa, Milady en cambio, le daba igual, claro, está en su hogar por así decirlo.

Caminamos varias cuadras al norte, viendo pasar ómnibus rojos, combis de diferentes colores, y claro, carretilleros gritando “compro televisores, refrigeradoras” todo por ganarse algo de soles en los bolsillos. Llegamos a un cartel grande que decía que aquí terminaba El Agustino y comenzaba San Luis ¡no podía ser!, pensábamos entre todos que hacer ahora, no veíamos ningún edificio vacío de tres pisos, o algo parecido, entonces Carlos tuvo la idea de preguntar a señoras que venden golosinas, si sabían de un edificio abandonado cerca del lugar, igual Milady dijo que preguntáramos a los ambulantes al frente del colegio, para intentar localizarlo, nos repartimos los ambulantes, pero no nos alejamos mucho de nuestra posición, para esto, ya eran las cinco de la tarde.

Paso una hora, una hora preguntando alrededor del colegio y sus calles aledañas, pero ninguna información era de vital importancia o sencillamente no conocían tal edificio, decidimos encontrarnos al frente del colegio a las seis de la tarde, salvo Sylvana, que vino corriendo con una primicia.
  • -       Listo chicos, ¡ya sé dónde está ese edificio! – grito de jubilo
  • -       ¿Dónde?, ¿a quién le preguntaste? – preguntó Luis
  • -       Ah… eso no importa, entre a un billar y… a olvídenlo – parece que ocultara algo, o mejor dicho, que saco la información a la fuerza, su casaca negra esta algo sucia – se encuentra en la parte más alta de ese cerro, donde ven la última casa, bueno, unos tres metros arriba, esta ese edificio antiguo y desolado
  • -       ¿Qué?, ¿tenemos que subir hasta allá?, ¡está lejos!, no creo que la poli venga tan rápido – hablo Carlos con inquietud
  • -       !No seas marica Carlos! Sino llegamos a ese lugar antes que los tombos, ellos fácil nos culparán y ya no seremos héroes! – dijo Sylvana con furia
  • -       Bien, pero si ellos ni saben de nuestra existencia, ¡entonces vamos! Primero, yo iré con Mila y su poder de revivir muertos, que de seguro habrá cadáveres de perros y ratas alrededor, luego irán todos ustedes como apoyo
  • -       Bien – afirmó Mila
  • -       ¡Espera!, ¿Quién te asigno a ti de nuevo el líder? – me preguntó Sylvana con total altanería
  • -       ¡Si pos! – grito Alexina con regaño – ¡yo debería serlo ahora! Puedo controlar el viento a mi disposición
  • -       ¡Si claro rubia! ¡Pero yo puedo controlar la electricidad! – se enfrentó a Alexina boca a boca, una pelea entre mujeres es una batalla de dioses
  • -       Oh… y que tal si… - intento hablar Carlos
  • -       ¿quieres una pelea machona? – le contradijo Alexina sin miedo
  • -       ¡Ya fue amigos! – intente apaciguarlas – bien, iremos todos en grupo ¿les parece? Nos colocaremos en cada esquina del edificio, investigaremos piso por piso hasta encontrarla
  • -       ¿Qué haremos cuando…llegue la policía? – preguntó Luis con temor
  • -       Utilizaremos esto – hablo Mila sacando la esfera de metal – es un generador de un campo de fuerza invisible, la utilizaremos para camuflarnos y salir sin ser vistos
  • -       ¡Wao!, eso es de listo Mila! – la felicite por su genio – bien, ahora Soulos, vamos a rescatar a Luna

Nos dividimos en dos equipos, los mismos de la misión pasada, y fuimos por diferentes calles, para tantear a vecinos chismosos, y para que los *choros no nos siguiesen. Llegamos a la última casa del edificio, y escalamos el cerro los tres metros que menciono Sylvana, con mucha fuerza y vigor para llegar a la cima. Al llegar, el edificio, su atmósfera, era realmente aterrador, pero eso no era lo peor… en la entrada, vimos a dos hombres vestidos de algo parecido a una armadura negra, cubriendo la entrada al recinto, pero Sylvana, sacando su celular con una aplicación de binoculares, los observó detenidamente y nos confirmó lo peor, no eran tipos cualquiera o choros corrientes dispuestos a matar por unos soles, esas armaduras y esas armas negras, son de la policía, exactamente un escuadrón de las águilas negras.

* Choros: Apelativo que se le da en Perú a los delincuentes



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