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domingo, 23 de noviembre de 2014

“Mejor luchar, que peor rendirse”


Sábado, finalmente es sábado, después de una semana de amistades nuevas y rarezas por doquier, al fin puedo descansar, o eso espero lograr en este hermoso día invernal.

Al ponerme las sandalias para ir al baño, escucho la voz de mi abuelo diciendo que iba a ir a la iglesia, es típico, son las 7 de la mañana, muy tradicional viniendo de él. Me di un buen baño de agua fría y me cambie para salir al mediodía, para cumplir la promesa que le hice a esa chica en la noche, encontrarme con Sylvana, aunque no quiero salir de mi casa y mejor relajarme escuchando música echado en mi cama, tengo que verla, ese poder raro apuesto que nadie más lo ha visto, y si lo vi ayer con su máximo poder, es por algo, quizás esté relacionado a ese “cambio de un futuro mejor” que explico el vagabundo, bueno, sea como fuese el caso, la iré a ver al mediodía al parque de la muralla, al lado de mi feria favorita, “la feria de libros de Amazonas”

Un sábado sin mucha alegría en las calles, mucha gente y en especial mujeres con niños van al mercado a comprar los alimentos para la semana, restaurantes abriendo sus rejas y lavando los platos, ambulantes con recuerdos navideños a punto de venderlos y los cargadores que van de un lado a otro llevando cosas pesadas junto a autos que pasan como si nada en tantas transitadas calles de la capital, esa es la avenida Abancay de ahora, tan querida y tan llena de gente… que aburrido es.

Le dije a Sylvana que nos encontraríamos en el parque de la muralla, para conversar sobre nuestras vidas, su “extraño” poder, y de paso contarle sobre mi grupo recién conformado de ayuda social, aun no entiendo todo lo que he visto, y lo que ahora me deparara el futuro para horas más tarde, si no lo entendiera del todo, pensaría que es un juego macabro entre un dios muy vacilante y un destino que le gusta joder a todo ser. Y el mensaje nocturno de Kaytlin, que solo fue para preguntarme si había algún examen final la otra semana, pensaba que sería otra cosa, pero como siempre es la misma historia, solo fue una ayuda ¡que la ayude su flaco!

- Hola Jerouu, gracias por venir y no quedarte dormido – me saludo Sylvana con unos labios bien rojos y un pantalón jean negro algo ajustado

- Ah… de nada – intente simular mi asombro por una chica tan bonita como ella, pero también muy… escultural

- Bueno, creo que tienes muchas preguntas que te haces, sobre lo que viste anoche ¿no es así? – me dijo al sentarnos en una banca con el sol misteriosamente brilloso quemando nuestras humildes cabezas descubiertas

-       ¡Es obvio! ¿Cómo es que hiciste eso? ¿Solo lo haces al tocar tu guitarra? O eres una especie de mutante como los de los comics o algo así ¿será eso?

-  Mmm – pensó por unos momentos mirando al árbol enfrente de nosotros – yo te contare todo eso, si me haces una promesa que debes de cumplir, ¿ok?

- Por supuesto, no se lo diré a nadie, si a eso te refieres

Y para que quedara muy obvio e imposible de romper esa promesa, me miró fijamente a los ojos, como si tratara de comerme o algo parecido, su mirada fría e incalculable me dio mucho miedo, pero la convenció de contarme su secreto al retarle con mis ojos serios y sin significado alguno más que discrepancia y silencio absoluto.

-  Pues veras, soy hija única, mi nombre es Sylvana Alejandra Mayra, tengo 23 años y vivo en La Victoria…
- Bien… y ¿los poderes?

- ¡No interrumpas caracho!, y al diablo, te lo diré… mi sueño, ¡es matar a los miserables que violaron a mi madre! – dijo con molestia y desagrado

Su expresión de frialdad y miedo, cambio a seriedad y desagrado inimaginable, junto a un poco de tristeza, al decirlo, note algo de miedo en sus palabras, luego, me contó lo que sería el origen de ser así y tal vez, el porqué de su rapada en la parte derecha de su cabeza

- ¿violaron a tu madre? – dije con voz baja y sin ánimos de saber su pasado, realmente no deseo saberlo

-Sí, la hicieron sufrir como nunca, esas mierdas abusaron de ella en todos sus sentidos, y yo, tuve que ver a mi madre llorar de rabia y pena, eso ocurrió hace doce años, pero lo recuerdo, como si fuese ayer – hablo increíblemente sin soltar una lagrima, solo pude sentir en ese espacio pequeño de asiento, un aura de ira y maldad

-  ¿Qué realmente paso?

- Esto fue lo que marco mi vida, y me volvió en parte, como soy ahora

Hace doce años, mi madre trabajaba en una fábrica de textiles cerca al estadio Matute en La Victoria, trabajaba todo el día, de ocho de la mañana hasta las siete de la noche, su sueldo no era tan grande, pero bastaba para mantenernos felices, gracias al bastardo de mi padre que se largó al momento que supo que mi madre estaba embarazada ¿Cómo lo supe? la oí hablar por teléfono con mi tía días antes sobre el paradero de mi viejo, contando lo que ese hacia ahora, lo habían asesinado por no pagar *“cupos”

El jueves de desgracia y tormento empezó con una llamada de mi madre, diciéndome que volvería un poco tarde, por el motivo de arreglar una máquina que se malogro en la fábrica de galletas, y al ser ella la única capaz de arreglarla, se quedó; le dije que no, que viniera rápido, que más tarde por este lugar, es muy peligroso. Ella solo respondió que asegurara la puerta y me durmiera a la misma hora de siempre, mi abuela se quedaría conmigo, respondí que está bien, pero que se cuidara mucho.

Eran las ocho de la noche, mi madre no aparecía, las nueve y nada, las diez y ni una sola llamada, entonces cuando decidí llamarla a su celular, ya eran las once de la noche, mi abuela me acostó pero no pude dormí, ¿le habrá pasado algo?, ¿estará bien?, ¿le habrán robado? Desperté decidida a salir a buscarla, sin causar algún ruido en la sala para no despertar a mi abuela, abrí la puerta y fui en su búsqueda, la busque con mi pijama y un cuchillo de cocina, por si pasaba algo estúpido o muy dañino para nosotras.

Baje las escaleras del edificio, la busque por todos los pisos del edificio y ningun rastro de ella, alrededor del parque y entre los juegos abandonados en mitad del parque, pero nada, ni siquiera los fumones de siempre que se juntaban para fumar algo de hierba se encontraban por allí. Al salir a la avenida principal para seguir con mi búsqueda, vi de lejos a otra niña, de mi misma edad pero, con sus hermanas sujetándola de las manos y sus padres riendo con ellos, venían de un paseo familiar probablemente… un paseo que nunca he tenido ni tengo ganas de disfrutarlo, maldita familia. Sin seguir mirando esa tierna y horrible escena de amor, me adentre a los alrededores del estadio.

De lejos escuche un grito y lloriqueo de una mujer, entonces, fui de inmediato y escondida detrás de unas bolsas de basura, pude ver a mi madre de rodillas, llorando y suplicando perdón, mientras uno de los fumones que no se encontraban en el parque, estaba delante de ella, se subía los pantalones, entonces entendí que, mi madre había sido violada por ¡cuatros malditos hijos de putas! Mis lágrimas no pudieron contener mi ira, salí de mi escondite y me lance contra uno de ellos.

Mi madre me vio rápidamente e intento detenerme, pero mi rabia pudo más que su intento de pararme, uno de ellos me vio con el cuchillo apuntando a su pecho y se alejó, me agarro por el cabello, causando tal dolor que me hizo soltar el cuchillo, me golpearon en el estómago tan duro que vomite algo de sangre. Mi madre me abrazo fuertemente y ambas huimos del lugar, ellos venían tras de nosotras, pero, algún vecino alertó a la policía sobre el escándalo que habíamos causado, logrando que los malditos se largaran mientras mi madre corría hacia nuestro departamento, al llegar, mi abuela la abrazo y me acostó sin decir ni una palabra a mi cama.

No pude resistir el hecho de ver llorar a mi madre, y al salir de la habitación otra vez, fui a la sala donde, mi abuela y mama, lloraban y llamaban al hospital, la sangre que aun emanaba por su vagina seguía fresca, le habían roto algo en ella, no sé qué exactamente, aunque desde ese día me dio una idea de que, los hombres, en general, son todas unas mierdas que no deben existir, comprendí en ese momento, que para sobrevivir en un mundo dominado por ellos, debería de ser fuerte, demasiado fuerte y muy decidida a actuar sin pensar, porque los actos ya se cometieron al crearse ese problema, esa es mi decisión final.

Desde ese día, con once años, comprendí la estupidez y desgracia en que vivimos todos, principalmente las mujeres tan nobles como lo es, o fue, mi madre al cuidarme junto con mi abuela, un mundo totalmente hecho mierda por culpa de miserables perros que no merecieron ser paridos. Por ese acontecimiento, decidí no detenerme en mi justicia de encontrar a esos malnacidos y a cualquiera que maltratara a las mujeres, pero antes, encontré mi fe y mi descarga de adrenalina e ira en el rock, mejor dicho, en el rock metal, donde pude expresar mi odio a través de poemas y canciones de dolor hacia el género dominante, el hombre.

Pude conformar mi propia banda, mi madre me decía que estudiara una carrera, yo le conteste que no lo haría hasta encontrar la respuesta, y hacer justicia por ella y por todas las mujeres en el mundo. Y fue en ese momento, donde algo dentro de mi despertó, al tocar guitarra con un odio inmenso fluyendo por mis manos, pude generar esa ráfaga que viste la noche anterior, me alegre demasiado, al saber, que ese era mi don, mi regalo por la promesa de ayudar a las mujeres, mi medio para establecer un justo mundo para las madres y niñas, un regalo para castigar y masacrar a los hijos de… para variar, putas.

- Vaya - no supe que decir

- Si, vaya, esa es mi historia, y mi sueño desde hace doce años, mi extraño poder influenciado por el odio, pero, ya hablamos mucho sobre mí, pero no sé nada de ti – levanto la mirada e intento sonreír

- Si deseas saber sobre mí, entonces, te pediré un solo favor

- ¿Cuál?

-  ¿Deseas unirte a mi grupo de ayuda social? – dije con una fuerte sonrisa en mi juvenil rostro inocente

- ¿Te refieres a una ONG? No…
  • -  No, ¡para nada!, es otra cosa, tu sueño de verdad es realista, y tu pasado causa indignación y un problema serio, que podemos realizar. Somos tres hasta el momento, contigo seriamos cuatro, podemos ayudarte en ese sueño, pero, con algunos cambios, no desear la muerte, pero si una justicia como se debe sobre ellos y sobre todos esos tipos que solo causan desgracia a las mujeres en todo el mundo, somos los Soulos
- Interesante…, si digo que sí, me contaras de tu pasado y toda tu vida, y el porqué de ese raro nombre como tu ¿verdad?

- Claro, si dices no, igual te lo diré, porque, veo en ti a una amiga en quien puedo confiar, tú me confiaste tu problema, y yo te confiare mi solución

- Si…
- Ese si es… - intente hablar por ella simulando que ya sabía su respuesta

- Significa que me uno, si ese es tu meta, y puedo realmente confiar en ti, entonces me uno a los… Soulos ¿así se dice no?

Una nueva integrante, un nuevo poder, y una esperanza a quien dar y esparcir por el mundo. Una chica que de verdad desea cambiar la realidad de miles de mujeres por todo el globo, pero su manera violenta de querer solucionar las cosas, tendremos que hablar sobre eso, pero ahora todo está saliendo como se debe ¡esto está que quema!

Ese mismo día, tres de la tarde, en el parque el Olivar, San Isidro.

- ¿ella es? – pregunto tun señor sentado en una banca son una camisa hawaiana y un short blanco con sandalias

- Según lo que he investigado y el rastreo que le hice, todo concuerda de que ella es Alexina de los Leones, señor – respondió otro tipo sentado a su lado con un terno muy elegante y una corbata de líneas rojas con un peinado y mirada muy seria

- Bien hecho Faulquo, ahora podremos hablar con tranquilidad, y más cuando no tienes un rifle apuntándole a la cabeza o al estómago, ahora dime ¿averiguaste más detalles sobre la legión?







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